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Enfermedades más comunes de verano en niños

El golpe de calor, las quemaduras, las picaduras de mosquitos, las cistitis, los hogos y las otitis son algunos de los problemas de salud más típicos de esta época entre la población infantil. Te contamos cómo prevenir estos sucesos y qué hacer en cada caso.

Estamos en pleno verano. Atrás quedaron los meses más fríos del año. También, las escuelas infantiles, los coles y los espacios cerrados, auténtico paraíso de bacterias, virus y microorganismos varios. Parece que, controlado este foco de contagio, por fin nos hemos librado de mocos, toses, estornudos, dolores de cabeza y otros síntomas relacionados con las infecciones respiratorias más típicas. Pero si bien la gripe, catarros, bronquiolitis, faringitis o neumonía ponen en jaque el sistema inmunitario de los más pequeños durante el curso escolar, ahora, en temporada estival, son otras las patologías y afecciones que nos obligan a no bajar la guardia y a tomar precauciones para cuidar la salud de bebés, niños y niñas.

Las “patologías del verano”

En esta época del año pasamos más tiempo al aire libre, expuestos al sol y a altas temperaturas. Esto hace que las quemaduras y los golpes de calor despunten entre los principales riesgos veraniegos, sobre todo para la población infantil, especialmente sensible y vulnerable.

En el caso del golpe de calor, que se produce cuando hay un sobrecalentamiento del cuerpo, hay que tener en cuenta que la temperatura corporal de los niños y niñas sube más rápido que en los adultos porque tienen menor reserva de agua y sudoración, así como un aparato respiratorio menos desarrollado. Puede tener lugar cuando el menor está mucho tiempo expuesto directamente al sol, pero también en días nublados, si hace una actividad física intensa sin la hidratación adecuada o si se queda solo dentro de un coche. “Siempre es una urgencia médica, pudiendo incluso tener consecuencias fatales”, subraya el Dr. Sergio Pinillos, responsable asistencial de Pediatría del Hospital Quirónsalud Badalona.

La exposición al sol, en concreto a los rayos UV, también está tras las dolorosas y peligrosas quemaduras solares. Todos tenemos riesgo de sufrirlas, pero como destaca la Dra. Lisset Sarda, jefa del Servicio de Dermatología de Quirónsalud Alicante, “los niños son uno de los grupos de población en los que debe extremarse la precaución. La delicada piel de bebes, niños y niñas, es más fina e inmadura y absorbe estos rayos más rápida e intensamente. Cuidar su piel es muy importante porque, más allá los efectos dañinos inmediatos, está demostrado que la piel de los niños guarda durante mucho tiempo la memoria pudiendo afectar de manera decisiva a su salud en la edad adulta. La disminución de la exposición solar en los niños puede disminuir potencialmente la incidencia del cáncer cutáneo”, advierte la especialista.

Pasar más tiempo en el exterior con ropa ligera, unido a la aparición de mosquitos, abejas y avispas, hace que durante estos meses también aumente el número de consultas en centros de salud y urgencias pediátricas por lesiones en la piel provocadas por picaduras de insectos. En general, estas picaduras no suelen ser un problema de salud grave, pero sí muy molesto para los niños y preocupante para los padres. Por suerte, hay diferentes estrategias para evitarlas como “el uso de ropa adecuada, preferentemente de color claro y que tape tanto piernas como brazos. Hay que tener en cuenta que los colores llamativos y oscuros atraen a los mosquitos. Tener plantas aromáticas cerca como la albahaca, el romero, la lavanda o la citronella. Usar mosquiteras, insecticida con permetrina, ultrasonidos. Y, por último, también nos puede ayudar una alimentación rica en ajo y vitamina B1 como la avena, los huevos, las patatas, el arroz y las carnes de cerdo y vacuno”, resume la pediatra Mónica Camaño González, del Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez de Pontevedra.

Sol, calor y humedad

Verano también suele ser sinónimo de baños, ya sea en en el mar, la piscina, ríos o lagos… incluso son muchos los niños que acaban empapados y bien fresquitos tras una “batalla” con pistolas o globos de agua. Sin duda son planes divertidos y más que apetecibles, pero cuidado con estar mucho tiempo con prendas mojadas porque la humedad facilita la proliferación de bacterias, como la como la Escherichia coli, responsable más frecuente de la cistitis.

Como apunta el Dr. Luis Alberto Sierra Guerra, especialista del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Marbella, “la cistitis es una inflamación de la vejiga urinaria secundaria y, en la infancia, la mayoría son agudas y causadas por infecciones bacterianas. Existe un mayor riesgo de que se de en épocas de calor debido al aumento de humedad en el área urogenital generado por el cambio de temperatura y sudoración o a las actividades de baño; estos cambios pueden alterar la composición de la flora vaginal y del periné, con lo cual aumenta la susceptibilidad de generar un aumento de las bacterias locales. También se ha asociado la deshidratación como un factor causal”.

Los ambientes húmedos y cálidos también son caldo de cultivo de los hongos de la piel, por lo que se puede considerar una patología de verano. La principal afección por hongos es, en términos generales, el llamado “Pie de atleta”, que suele contagiarse en las duchas de las piscinas públicas y afecta al espacio entre los dedos. Aunque, centrándonos en bebés y niños, “las infecciones fúngicas más comunes en verano suelen ser la tiña (dermatofitosis), la candidiasis y la pitiriasis versicolor (los conocidos como ‘hongos de la playa’)”, destaca el Dr. Sergio Negré, coordinador del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia. “Para prevenir la aparición de hongos en los pies durante el verano, es importante mantener los pies limpios y secos, usar calzado transpirable y cambiar los calcetines con frecuencia. También se recomienda evitar caminar descalzo en lugares públicos”, aconseja.

Y no podíamos acabar este repaso sin mencionar las otitis “veraniegas”, esas que asientan en el conducto auditivo externo, producen enrojecimiento y dolor e interrumpen el disfrute de muchos niños y niñas. Su origen está “en la exposición frecuente al agua de piscinas, playas, etc. que pueden dejar los oídos húmedos. También, en el acto de rascarse los oídos, o limpiarlos con objetos como bastoncillos, que pueden dañar la piel del conducto auditivo. Igualmente, por efecto del contacto con agua no tratada que puede contener hongos y bacterias”, explica el Dr. Jorge Alfaro, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Zaragoza.

La prevención de la otitis en verano se centra en “mantener los oídos secos, evitar la introducción de objetos en los oídos y asegurar que las piscinas y aguas naturales estén limpias”, destaca el doctor.

Para conocer más sobre estos problemas de salud asociados al verano y poder cuidar mejor a los pequeños de la casa, hemos hablado con distintos especialistas de los hospitales Quirónsalud. Además de responder a nuestras preguntas, entre todos nos han ayudado a preparar el botiquín perfecto para estas fechas.