Opinión |
Tras la renuncia de Biden
Joan Tapia

Joan Tapia

Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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¿Puede Kamala Harris?

Es sangre nueva para los demócratas y más joven que Trump, pero dirán que no ha subido por sus méritos personales, sino por priorizar la doctrina D.E.I.: diversidad, equidad e inclusión

La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, durante un discurso este lunes en la Casa Blanca.

La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, durante un discurso este lunes en la Casa Blanca. / NATHAN HOWARD / REUTERS

En 1952 el presidente demócrata Harry Truman no optó a la reelección. Y los demócratas perdieron. En 1968 -en plena guerra de Vietnam- el presidente Lyndon B. Johnson renunció en una muy tensa y violenta convención en Chicago. Y Hubert Humphrey, candidato demócrata, perdió ante Nixon. La renuncia de un presidente en ejercicio no es una buena tarjeta de visita porque indica que algo ha ido bastante mal. Y menos ahora, con un Trump crecido tras el atentado y con los republicanos unidos en cruzada para salvar América. 

Pero no había alternativa. Biden ya era juzgado, a sus 81 años, demasiado “viejo” por la mayoría de electores. Y ello pese a que Trump tiene 77. Pero el clamoroso fallo en el debate entre los dos candidatos del 27 de junio fue definitivo. Biden tenía que irse. Lo ha hecho “porque era lo mejor para mi partido y para América”. Cierto.

Pero dejar abierta la candidatura a 106 días de las elecciones es una gran temeridad. Biden era aceptado por los demócratas más centristas, los de siempre, y por los más izquierdistas como la congresista de Nueva York Alejandra Ocasio-Cortez (29 años). El gran peligro es la división interna. Por ideología o por ambiciones personales. Por eso la vicepresidenta, Kamala Harris, es la apuesta preferida, la heredera natural. Además, los americanos no querían ni a Biden ni a Trump. Y Kamala Harris -madre india, padre negro de Jamaica- no se parece a ninguno de los dos. Tiene 59 años y currículum, pues antes fue fiscal general de California y senadora. Ahora 'el viejo' es Trump.

Harris será atacada. Ya dicen que sería la primera presidenta D.E.I., con carrera no por sus méritos sino elegida porque se ha priorizado la Diversidad, la Equidad y la Inclusión. Todo lo que detesta el electorado nacionalista y conservador. Pero también puede movilizar -más que Biden- el voto de las minorías. La mayoría de gobernadores demócratas con aspiraciones están cerrando filas. Y el de Pensilvania, Josh Shapiro, sería un gran candidato a vicepresidente para competir con el republicano J.D. Vance (Ohio), pues ambos estados industriales han sufrido la competencia de productos importados. Y ante Trump, Kamala ya tiene algún sondeo mejor que Biden.

Harris puede ser sangre nueva para los demócratas, pero Trump y Vance la atacarán por “permisiva” con la inmigración. En la convención republicana había carteles: “Deportaciones masivas ya”. También por la alta inflación que ha erosionado el poder de compra de las familias, lo que desluce las buenas cifras de paro (inferior al 4%). Y será tratada de “débil”. Trump presume de que solo él sabe plantar cara a los enemigos de América y a los que, como los europeos, pagan su defensa con cargo al contribuyente americano. Y la cara de Harris encarna la diversidad que Trump -y sus electores- creen que está hundiendo América.

Kamala Harris no lo tendrá fácil, pero Trump tiene una nueva contrincante. Y mucho dependerá de si muestra garra y cambia su imagen de sumisa número dos que no quería molestar al uno.   

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