Opinión |
Nuestro mundo es el mundo
Joan Tapia

Joan Tapia

Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Coexistencia 'pacífica' PSOE-PP?

El pacto europeo fuerza a rebajar la tensión entre los dos grandes partidos y Vox reacciona rompiendo los gobiernos autonómicos con el PP

Feijóo y Sánchez, en un debate televisado.

Feijóo y Sánchez, en un debate televisado.

Es muy distinto, pero desde febrero de 1948, golpe comunista en Praga, hasta después de la muerte de Stalin, el mundo vivió una 'guerra fría' que amenazaba con llevar a la nuclear. Luego, con Kruschev y Kennedy, llegó la “coexistencia pacífica” -más pragmatismo- que permitió superar la crisis de los misiles de Cuba.

En España, desde las elecciones de julio de 2023 y, más aún, desde la investidura de Sánchez, vivimos una guerra civil moral. A diferencia del 36, la UE existe y estamos en ella, la gente vive bien y no hay pistolas en la calle. Pero el enfrentamiento entre los dos bloques es “atómico”. Sánchez fue investido con una mayoría “pluriforme” y Feijóo dijo que era una estafa: el PP había ganado las elecciones y el sanchismo era socio de los que querían romper España. La amnistía fue anatemizada no solo por inconstitucional, sino por inmoral y por romper la igualdad de los españoles. Y hubo grandes manifestaciones con aire de cruzada. 

Sánchez replicó: había un muro entre la España del futuro, la que le apoyaba, y la de la derecha y la extrema derecha unidas y que quería volver al pasado. Ha sido insufrible, casi invivible. 

Pero pasadas las elecciones gallegas, vascas, catalanas y europeas, hay indicios de cierto cambio. ¿Podemos estar entrando en una “coexistencia pacífica”, nada de paz, pero si una reducción de la absurda y estéril descalificación total?

Quizás. Primero fue el pacto del CGPJ tras más de cinco años caducado. El pacto es positivo, porque es una exigencia constitucional clave, pero es un simple intercambio de cromos, como el de espías americanos y rusos en plena guerra fría. Además, ha habido un acuerdo entre el Gobierno y las CCAA (la mayoría del PP) para trasladar a la península 400 menas, menores no acompañados.

El acuerdo era casi obligado porque la situación de los menas en Canarias es un gran escándalo. Y en los territorios más afectados (Canarias y Ceuta) el PP es determinante. Pero es solo un pequeño parche que no resuelve los 6.000 menas apilados en Canarias. Habrá que modificar la ley de extranjería para que la acogida de menas no sea un parche voluntario anual, sino un mecanismo reglado. Y el PSOE y el PP deben negociarlo previamente si tienen luego que votarlo en el Congreso. Las CCAA no podían aprobarlo. Falta acordarlo con el PP de Génova.

Además, tanto la renovación del CGPJ como el miniacuerdo sobre los menas han hecho estallar el pacto autonómico entre el PP y Vox que permitió al PP hacerse con varias CCAA en la primavera de 2023 y le hizo perder a Feijóo las elecciones de julio. Y el divorcio PP-Vox es positivo. El PP deberá tener un discurso más propio (y menos tremendista), y Sánchez no podrá seguir predicando que Feijóo quiere resucitar la Inquisición. Todos viviremos algo más relajados si el lenguaje apocalíptico de los extremos condiciona menos al PP. Y al PSOE.

El tránsito a una coexistencia menos virulenta se produce tras las elecciones europeas. Cuando el PP y el PSOE pactan (con sus socios europeos) que la presidenta de la Comisión será la 'popular' Ursula Von Der Leyden y el del Consejo Europeo el socialista portugués António Costa, no podían seguir con su gran bronca en Bruselas sobre los jueces o la inmigración (el gran problema europeo). Tenían que rebajar pues -¿cuánto?- sus cuchilladas en España.

Europa también ha hecho asumir a Feijóo que Vox es un aliado no solo incómodo, sino peligroso. Feijóo debe llevarse bien con los líderes del centro-derecha europeo, que han vuelto a hacer caso omiso de la extrema derecha y a pactar con los socialistas. Sánchez tiene menos problema porque la extrema izquierda es hoy muy poco relevante en Bruselas. 

Y Vox no se ha quedado en el grupo de extrema derecha de Meloni, al que Ursula no excomulga porque no rompe la baraja e Italia es Italia, sino que, lanzado a la cruzada contra la inmigración, se ha pasado a otro grupo más extremista, el de Orban y Le Pen. No es presentable en Europa y un lastre en España. Y Vox ha facilitado la tarea a Feijóo gritando “traición”, cuando solo se ha pactado algo tan elemental como renovar el CGPJ y trasladar 400 menas a la península. 

Los líderes autonómicos del PP se quedarán sin mayoría, pero Feijóo estará, en el buen sentido, más ligero de equipaje.  

Suscríbete para seguir leyendo