Tormentas veraniegas

Las lluvias no evitan el descenso de los embalses catalanes: "En otoño puede volver la excepcionalidad"

Las reservas de las cuencas internas se sitúan por encima del 33% pero es necesario un otoño lluvioso para evitar que la situación se complique de nuevo

Catalunya planifica infraestructuras para que el 90% del agua no dependa de los pantanos en 2030

El pantano de Susqueda, con un nivel muy bajo de agua.

El pantano de Susqueda, con un nivel muy bajo de agua. / NIA ESCOLÀ / ACN

Guillem Costa

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Si se observa la curva anual de la evolución de los pantanos, hay una tónica que siempre se mantiene: cada verano, la cantidad de agua embalsada se reduce de forma progresiva. Este año, está sucediendo lo mismo, con la salvedad de que las cuencas internas de Catalunya entraron en la época más calurosa tras un periodo de lluvias. Las precipitaciones de abril, mayo y junio permitieron suavizar las restricciones. El sistema de abastecimiento que bebe de los ríos Ter y Llobregat pasó de la fase de emergencia a la de alerta.

"Tuvimos una primavera normal y los embalses respondieron, pero no se llenaron lo suficiente", afirma Enrique Velasco, jefe del departamento de gestión de recursos hídricos de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), en conversación con EL PERIÓDICO. Con la llegada del calor y las campañas de riego de la agricultura, el escenario va cambiando. "Si el descenso continúa y las lluvias de otoño no son significativas, en octubre o noviembre volveríamos al estado de excepcionalidad [el paso previo a la emergencia]", advierte Velasco.

En estos momentos, las cuencas internas están al 33,88% de su capacidad, mientras que los pantanos del Ter y el Llobregat acumulan un 32,0% de su volumen máximo. El embalse de Sau se ha estancado alrededor del 20%, mientras que el de Susqueda se encuentra al 40%.

Es cierto que las últimas tormentas han dejado ciertas cantidades de agua en las comarcas de Girona. Una parte de esta agua acabará en los embalses, pero no será un cambio relevante, puesto que las altas temperaturas provocan una elevada evaporación. "Además, cuando el suelo está seco, una cantidad importante de agua sirve para aliviar a la vegetación y no llega a los ríos", afirma Velasco.

"Las tormentas de verano no suelen aportar grandes volúmenes, aunque sean espectaculares", señala el técnico de la ACA. "Su distribución suele ser irregular y una gran porción se queda en la tierra", añade.

"Cuando el suelo está seco, una parte del agua sirve para aliviar a la vegetación y no llega a los ríos"

— Enrique Velasco, ACA

En el Empordà, Darnius Boadella está mejor que en los peores momentos de la crisis hídrica, pero apenas supera el 20%. En las comarcas del sur de Catalunya, la sequía sigue siendo grave. Las reservas de Foix, Siurana y Riudecanyas son irrisorias. En estos momentos, sin el 'minitrasvase' que traslada agua del Ebro a toda la red de agua de Tarragona, el panorama sería insostenible.

Desalinizadoras a tope

Si el nivel de declive de los pantanos no está siendo más acelerado es porque la apuesta por el agua desalinizada y regenerada continúa. Tanto la desalinizadora de El Prat como la planta de potabilización de agua que trata agua residual saneada y mezclada con el caudal del Llobregat siguen trabajando a pleno rendimiento. "También hay que tener en cuenta que los agricultores siguen sufriendo restricciones y están haciendo un uso del agua muy contenido", apunta Velasco.

Esto explica que la reducción del recurso sea paulatina. Lo decisivo será lo que ocurra a partir de septiembre, cuando se abre una nueva ventana ideal para la llegada de lluvias abundantes: "Si las precipitaciones hacen acto de presencia, llegaremos bien a la primavera. Si no, tendríamos que apretar de nuevo y las medidas antisequía regresarían".

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