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¿Qué hacer para ser feliz? Diez rutinas que lo cambiarán todo

Ser más feliz conlleva acciones conscientes

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persona feliz / 123RF

Ángel Rull

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Qué hacer para ser feliz en el día a día es una preocupación cada vez más frecuente. La felicidad es un estado emocional que se caracteriza por sentimientos de satisfacción, alegría y bienestar. Aunque puede ser un concepto subjetivo, generalmente se entiende como una combinación de bienestar mental, físico y emocional. La felicidad no es una constante y puede fluctuar a lo largo del tiempo, influenciada por nuestras experiencias, relaciones y entorno. Las percepciones y expectativas juegan un papel crucial en cómo cada persona define su felicidad.

Para muchos, la felicidad está vinculada a la consecución de metas y deseos, pero también puede encontrarse en el camino hacia esos objetivos. Las pequeñas cosas cotidianas, como pasar tiempo con seres queridos, disfrutar de un hobby o simplemente tener un momento de tranquilidad, pueden contribuir significativamente a nuestro bienestar emocional. Estas experiencias cotidianas a menudo se subestiman, pero pueden tener un impacto profundo y duradero en nuestra satisfacción general.

Es importante destacar que la felicidad no es sinónimo de ausencia de problemas. Las personas felices no son aquellas que nunca enfrentan dificultades, sino aquellas que pueden encontrar la paz y la satisfacción a pesar de ellas. Esto implica desarrollar resiliencia y habilidades para afrontar los problemas de la vida de manera efectiva. La capacidad de adaptarse y recuperarse de las adversidades es fundamental para mantener una sensación de bienestar continuo.

¿Cambia la felicidad de una persona a otra?

La felicidad es un fenómeno altamente individual y puede variar considerablemente de una persona a otra. Estas variaciones dependen de múltiples factores, incluyendo la genética, la personalidad, las experiencias de vida y el entorno social. La forma en que cada persona percibe y valora diferentes aspectos de la vida puede influir significativamente en su sensación de felicidad.

Algunas personas encuentran alegría en la soledad y la introspección, mientras que otras necesitan la interacción constante con otras personas para sentirse plenas. Esta diversidad en las fuentes de felicidad se debe a las diferencias en las personalidades y en las necesidades emocionales de cada persona. Por ejemplo, los introvertidos pueden sentirse más felices en ambientes tranquilos y con menos estímulos, mientras que los extrovertidos pueden encontrar más satisfacción en actividades sociales y eventos concurridos.

¿Podemos ser realmente felices en el día a día?

La clave está en aprender a gestionar nuestras emociones y expectativas. Las dificultades y los momentos difíciles son parte inevitable de la vida, pero nuestra capacidad para enfrentarlos y superarlos puede determinar en gran medida nuestro nivel de felicidad. Cultivar una mentalidad positiva y aprender a valorar las pequeñas cosas de la vida diaria puede hacernos más resistentes y, en última instancia, más felices. La práctica de la gratitud y la atención plena puede ser particularmente útil en este sentido.

Además, establecer rutinas y hábitos saludables puede mejorar nuestro bienestar diario. La creación de una estructura en nuestras vidas puede proporcionarnos un sentido de control y previsibilidad, lo cual es beneficioso para nuestra salud mental. Incorporar actividades que disfrutamos y que nos relajan puede ser fundamental para mantenernos equilibrados y satisfechos. También es importante darnos permiso para descansar y recargar energías cuando lo necesitemos.

Finalmente, aceptar que la perfección no es un requisito para la felicidad es liberador. La vida está llena de altibajos, y aprender a navegar estos cambios con una actitud positiva puede hacer una gran diferencia. La autocompasión y la aceptación de nuestras limitaciones y errores nos permiten ser más amables con nosotros mismos, lo cual es esencial para mantener una sensación de bienestar continuo. En resumen, ser feliz en el día a día es una meta alcanzable con la práctica y la consciencia adecuadas.

Rutinas para ser feliz

Ser feliz en el día a día es un logro posible de alcanzar, pero requiere esfuerzo y consciencia. No se trata de estar en un estado de euforia constante, sino de encontrar un equilibrio y disfrutar de los momentos de alegría y tranquilidad. Reconocer y apreciar estos momentos puede ayudarnos a mantener una perspectiva positiva incluso cuando enfrentamos dificultades.

¿Qué hacer para ser feliz en mi día a día?

1. Practicar la gratitud

Dedicar unos minutos cada día para reflexionar sobre las cosas por las que estamos agradecidos puede mejorar nuestro estado de ánimo y perspectiva de la vida. Un diario de gratitud puede ser una herramienta útil para este propósito. Escribir regularmente sobre lo que apreciamos nos ayuda a centrarnos en los aspectos positivos de nuestras vidas, lo cual puede contrarrestar la negatividad y el estrés.

2. Mantener una rutina de ejercicio

La actividad física regular no solo mejora nuestra salud física, sino que también libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que pueden reducir el estrés y mejorar nuestro bienestar emocional. Encontrar una actividad física que disfrutemos puede hacer que este hábito sea más sostenible y agradable.

3. Dormir lo suficiente

El sueño es esencial para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y mente. Establecer una rutina de sueño regular puede ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad para enfrentar los retos diarios. La calidad del sueño es tan importante como la cantidad, por lo que es crucial crear un ambiente propicio para el descanso.

4. Meditar o practicar mindfulness

Estas prácticas pueden ayudarnos a estar más presentes y conscientes en el momento, lo que puede reducir la ansiedad y aumentar nuestra capacidad para disfrutar de la vida. La meditación y el mindfulness nos enseñan a observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos, lo cual puede ser muy liberador.

5. Cultivar relaciones significativas

Pasar tiempo con amigos y familiares, y construir relaciones profundas y significativas, puede ser una de las mayores fuentes de felicidad. La conexión humana es vital para nuestro bienestar emocional. Mantener relaciones sólidas nos proporciona apoyo emocional, una sensación de pertenencia y oportunidades para compartir experiencias y recuerdos.

6. Establecer y perseguir metas personales

Tener objetivos y trabajar hacia ellos nos da un sentido de propósito y dirección. No importa cuán grandes o pequeños sean estos objetivos, lo importante es que sean significativos para nosotros. Establecer metas nos motiva y nos da un enfoque claro, lo cual puede ser muy satisfactorio.

7. Ayudar a los demás

Realizar actos de bondad, ya sea a través del voluntariado o simplemente ayudando a alguien cercano, puede incrementar nuestra sensación de felicidad y propósito. Ayudar a los demás nos conecta con nuestras comunidades y nos da la oportunidad de hacer una diferencia positiva en la vida de alguien más.

8. Cuidar la alimentación

Una dieta equilibrada y saludable no solo es buena para nuestro cuerpo, sino también para nuestra mente. Algunos estudios sugieren que ciertos alimentos pueden influir positivamente en nuestro estado de ánimo. Por ejemplo, una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras puede mejorar nuestra salud mental y emocional.

9. Dedicar tiempo a actividades que disfrutamos

Hacer cosas que nos gustan y nos apasionan puede ser una gran fuente de alegría y satisfacción. Los pasatiempos y las actividades recreativas nos permiten desconectar del estrés diario y sumergirnos en algo que nos trae placer y realización personal.

10. Desconectar de la tecnología

Tomarse un descanso de las pantallas y las redes sociales puede ayudarnos a estar más presentes y a disfrutar más de las interacciones reales y el mundo que nos rodea. La sobreexposición a la tecnología puede contribuir al estrés y la ansiedad, y disminuir nuestra capacidad para concentrarnos y relajarnos.

Como vemos, la felicidad no es un destino, sino un viaje. Implica un esfuerzo constante y consciente, pero los beneficios para nuestra salud mental y emocional valen la pena. Implementar estas diez rutinas en nuestra vida diaria puede ser un paso importante hacia una vida más plena y feliz. Cada persona tiene su propio camino hacia la felicidad, y lo importante es encontrar lo que funciona mejor para nosotros mismos. Al cultivar estos hábitos y prácticas, podemos aumentar nuestra resiliencia, mejorar nuestras relaciones y encontrar una mayor satisfacción en nuestra vida cotidiana.

* Ángel Rull, psicólogo.