Psicología

Las emociones son el centro de nuestra consciencia: así están presentes en tu día a día

Nuestra consciencia está influida por nuestra historia de vida

Una mujer medita en el bosque

Una mujer medita en el bosque / 123RF

Ángel Rull

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Las emociones son fenómenos complejos que desempeñan un papel crucial en nuestra vida diaria. Se manifiestan a través de respuestas fisiológicas, comportamientos expresivos y experiencias subjetivas. Las emociones nos ayudan a responder a los estímulos del entorno, permitiéndonos adaptarnos y sobrevivir. Desde la alegría y el amor hasta la tristeza y el miedo, las emociones influyen en cómo percibimos y reaccionamos ante el mundo.

Las emociones no solo afectan nuestro estado de ánimo, sino que también influyen en nuestras decisiones y comportamientos. Por ejemplo, el miedo puede llevarnos a evitar situaciones peligrosas, mientras que la alegría puede motivarnos a buscar experiencias agradables. Así, las emociones juegan un papel esencial en la regulación de nuestras interacciones sociales y en la construcción de nuestras relaciones personales. Sin emociones, nuestras respuestas a los eventos serían planas y carentes de la riqueza que caracteriza la experiencia humana.

Además, las emociones tienen un componente físico que puede ser observado a través de cambios en el ritmo cardíaco, la respiración y la tensión muscular. Estas respuestas fisiológicas son el resultado de la activación de nuestro sistema nervioso autónomo, que prepara al cuerpo para enfrentar diferentes situaciones. De esta manera, las emociones nos preparan para actuar de manera efectiva en el entorno. La activación de la amígdala, por ejemplo, juega un papel crucial en la detección y respuesta a estímulos peligrosos, mientras que la liberación de neurotransmisores como la dopamina está asociada con la sensación de placer y recompensa.

Por último, es importante destacar que las emociones también tienen un componente cognitivo. Nuestras interpretaciones y creencias sobre una situación pueden influir significativamente en cómo nos sentimos. Por ejemplo, dos personas pueden experimentar la misma situación de manera completamente diferente dependiendo de sus expectativas y experiencias previas. Así, las emociones no solo reflejan respuestas automáticas, sino que también están profundamente interconectadas con nuestros pensamientos y percepciones. La psicología cognitiva ha demostrado cómo nuestros patrones de pensamiento pueden amplificar o mitigar nuestras respuestas emocionales, subrayando la importancia de un enfoque holístico para entender las emociones.

¿Qué es la consciencia?

La consciencia es un fenómeno complejo y multifacético que se refiere a la capacidad de los seres humanos para experimentar y percibir el mundo de manera subjetiva. La consciencia incluye una variedad de procesos mentales, como la percepción, el pensamiento, la memoria y la autoevaluación. Es la capacidad de, y de reflexionar sobre nuestros propios pensamientos y sentimientos.

La consciencia nos permite integrar información de diversas fuentes y formar una representación coherente del mundo. Nos da la capacidad de planificar, tomar decisiones y adaptarnos a nuevas circunstancias. Además, la consciencia nos permite experimentar nuestra existencia de manera reflexiva, dándonos un sentido de identidad y continuidad a lo largo del tiempo. La capacidad de estar conscientes de nosotros mismos y de nuestras experiencias es lo que nos diferencia de otras formas de vida y nos permite navegar en un mundo complejo y en constante cambio.

Desde una perspectiva neurocientífica, la consciencia está vinculada a la actividad de diversas áreas del cerebro, especialmente la corteza prefrontal y las redes de procesamiento de información sensorial. Estas áreas trabajan en conjunto para generar la experiencia subjetiva que denominamos consciencia. Investigaciones en neurociencia han mostrado cómo la integración de señales neuronales de diferentes partes del cerebro contribuye a la formación de una experiencia consciente unificada. Por ejemplo, los estudios de imágenes cerebrales han revelado que la corteza prefrontal juega un papel clave en la toma de decisiones y la regulación emocional.

Además, la consciencia no es un estado binario de "todo o nada", sino que puede variar en grado y calidad. Existen diferentes niveles de consciencia, desde la plena consciencia hasta estados alterados, como el sueño o los estados meditativos. Estos estados muestran cómo nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos puede cambiar drásticamente dependiendo de la actividad cerebral y del contexto. La comprensión de estos estados alterados de consciencia no solo nos proporciona información sobre el funcionamiento normal del cerebro, sino que también abre posibilidades para explorar nuevas formas de mejorar el bienestar y la salud mental.

¿Por qué las emociones son el centro de la consciencia?

Según el neurocientífico Mark Solms, las emociones son fundamentales para la consciencia. Solms argumenta que la consciencia no es simplemente un producto de la actividad cerebral cognitiva, sino que está profundamente arraigada en las emociones. Según sus investigaciones, las emociones juegan un papel central en la organización y el funcionamiento del cerebro, influenciando cómo percibimos y reaccionamos ante el mundo.

Solms sostiene que las emociones son el fundamento sobre el cual se construyen otros aspectos de la consciencia. Las emociones proporcionan la base motivacional y evaluativa para nuestras experiencias conscientes. Por ejemplo, el dolor y el placer son experiencias emocionales que nos informan sobre el estado de nuestro cuerpo y nos motivan a tomar acciones para mantener el bienestar y evitar el daño. Sin estas señales emocionales, careceríamos de una guía interna que nos orientara en nuestras acciones y decisiones diarias.

Además, las emociones están vinculadas a la memoria y el aprendizaje, ya que las experiencias emocionales suelen ser más memorables y pueden influir en nuestro comportamiento futuro. La amígdala, una estructura cerebral clave en el procesamiento emocional, juega un papel crucial en la formación de recuerdos emocionales. Así, las emociones no solo nos ayudan a navegar el presente, sino que también moldean nuestra percepción del pasado y nuestras expectativas del futuro. Esta conexión entre emociones y memoria resalta cómo las experiencias emocionales significativas pueden tener un impacto duradero en nuestra vida.

Las investigaciones de Solms han mostrado que la consciencia emocional emerge a partir de estructuras cerebrales profundas, como el tronco encefálico, que están involucradas en la regulación de funciones vitales. Esto sugiere que las emociones son fundamentales para la experiencia consciente, proporcionando el contexto necesario para interpretar y responder a los estímulos de manera adaptativa. Esta perspectiva pone a prueba la visión tradicional de la consciencia como un fenómeno puramente cognitivo y destaca la importancia de considerar las emociones como un componente central en nuestra comprensión de la mente humana.

Así están presentes las emociones en nuestro día a día

Las emociones están constantemente presentes en nuestra vida diaria, influyendo en nuestras acciones, decisiones y relaciones. Desde el momento en que despertamos hasta que nos dormimos, nuestras emociones guían nuestra percepción y comportamiento.

Por la mañana, el sonido del despertador puede provocar una variedad de emociones, desde la irritación por tener que dejar la comodidad de la cama hasta la excitación por las actividades del día. Al interactuar con otras personas, nuestras emociones juegan un papel crucial en la comunicación y la empatía. La alegría de reencontrarnos con un amigo o la frustración en una discusión son ejemplos claros de cómo las emociones moldean nuestras interacciones sociales. Estas interacciones emocionales son esenciales para formar y mantener relaciones saludables y significativas.

En el ámbito laboral, las emociones influyen en nuestra productividad y en la manera en que manejamos el estrés. Sentimientos de logro y satisfacción pueden aumentar nuestra motivación, mientras que la ansiedad y la frustración pueden dificultar nuestra concentración y desempeño. Reconocer y gestionar nuestras emociones en el trabajo es esencial para mantener un equilibrio entre el bienestar personal y la eficiencia profesional. La inteligencia emocional, que incluye la capacidad de reconocer, comprender y regular nuestras propias emociones y las de los demás, se ha convertido en una habilidad fundamental en el entorno laboral moderno.

Durante nuestro tiempo libre, las emociones también están presentes. Al disfrutar de un hobby, ver una película o leer un libro, las emociones enriquecen nuestras experiencias y nos permiten conectarnos de manera más profunda con lo que estamos haciendo. Las emociones positivas, como la alegría y el asombro, pueden aumentar nuestra satisfacción y bienestar general. Incluso en momentos de descanso, las emociones siguen desempeñando un papel importante. Reflexionar sobre el día antes de dormir puede traer una sensación de logro o de preocupación, dependiendo de las experiencias vividas. Estas emociones pueden afectar la calidad de nuestro sueño y nuestro estado de ánimo al día siguiente.

Como vemos, las emociones están en el centro de nuestra consciencia y son una parte integral de nuestra vida diaria. Nos ayudan a adaptarnos, a tomar decisiones y a conectarnos con los demás. Entender y gestionar nuestras emociones nos permite vivir de manera más plena y consciente, mejorando nuestra calidad de vida y nuestras relaciones con quienes nos rodean.

* Ángel Rull, psicólogo.