Psicología

Vergüenza y culpa en el colectivo LGTBIQ+: ¿por qué aparecen y qué síntomas tienen?

La vergüenza y la culpa son dos emociones asociadas a las heridas emocionales

Un hombre se tapa la cara: la vergüenza y la culpa en el colectivo LGTBIQ+

Un hombre se tapa la cara: la vergüenza y la culpa en el colectivo LGTBIQ+ / 123RF

Ángel Rull

Ángel Rull

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La vergüenza es una emoción compleja que surge cuando una persona se siente expuesta o humillada ante los demás. Está profundamente arraigada en experiencias de trauma y vulnerabilidad y puede originarse en situaciones donde la identidad y la autoexpresión de una persona son ridiculizadas o rechazadas, lo que es particularmente relevante para las personas LGTBIQ+. Las experiencias de discriminación, rechazo familiar y acoso escolar son ejemplos de situaciones que pueden desencadenar este sentimiento de vergüenza.

La vergüenza no solo afecta la autoestima, sino que también puede inhibir la autoexpresión y la autenticidad. Las personas que sienten vergüenza pueden evitar mostrar su verdadera identidad por miedo a ser juzgadas o rechazadas. Esto puede llevar a un ciclo de autoocultación y represión, donde la persona se siente atrapada entre la necesidad de ser auténtica y el miedo a las consecuencias sociales.

La vergüenza se alimenta de la percepción de no cumplir con las expectativas sociales y culturales. Para muchas personas LGTBIQ+, la presión para ajustarse a normas heteronormativas y cisnormativas puede ser abrumadora, llevando a un sentimiento persistente de vergüenza. Este conflicto interno puede manifestarse en comportamientos de conformidad forzada, donde la persona intenta encajar en un molde que no corresponde a su verdadera identidad, lo que agrava el sentimiento de vergüenza.

Además, la vergüenza puede tener efectos duraderos en la salud mental. Estudios han demostrado que las personas que experimentan altos niveles de vergüenza tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad y depresión. Esta relación se debe a que la vergüenza puede llevar a un autodiálogo negativo y una visión distorsionada de uno mismo, lo que afecta negativamente la salud emocional y mental a largo plazo.

¿Y qué es la culpa?

La culpa es una emoción que surge cuando una persona siente que ha transgredido sus propios valores o los de la sociedad. En el contexto del colectivo LGTBIQ+, la culpa puede manifestarse cuando una persona internaliza los prejuicios y las expectativas negativas de la sociedad. La socialización en entornos donde la diversidad sexual y de género es vista como algo negativo o pecaminoso puede generar sentimientos de culpa intensos y persistentes.

La culpa está relacionada con un sentido de responsabilidad mal entendido. Las personas pueden sentir culpa por simplemente ser quienes son, especialmente si han sido socializadas en entornos donde se les ha enseñado que su orientación sexual o identidad de género es inaceptable. Este sentimiento de culpa puede llevar a un ciclo de autorreproche y autocastigo, exacerbando el trauma emocional. Por ejemplo, una persona puede sentir culpa por no poder cumplir con las expectativas familiares tradicionales, lo que puede resultar en un conflicto interno constante.

La culpa también puede influir en el comportamiento de las personas, llevándolas a buscar formas de "redimir" su identidad. Esto puede incluir esfuerzos por cambiar o suprimir su orientación sexual o identidad de género, lo que a menudo resulta en una mayor frustración y desesperanza. Estos intentos de cambio, a menudo fallidos, pueden reforzar la sensación de culpa y llevar a una espiral de autodesprecio y desesperación.

Además, la culpa puede tener un impacto negativo en las relaciones interpersonales. Las personas que sienten culpa pueden tener dificultades para establecer límites saludables y pueden permitir que otros las traten de manera injusta. Este comportamiento autodestructivo puede ser una forma de autocastigo, donde la persona siente que merece ser tratada mal debido a su identidad. La culpa puede también llevar a la evasión de relaciones íntimas por miedo a herir o decepcionar a los demás.

¿Cómo se interrelacionan la culpa y la vergüenza?

La vergüenza y la culpa están estrechamente interrelacionadas, especialmente en el contexto del trauma. Estas emociones pueden reforzarse mutuamente en un ciclo perjudicial. Por ejemplo, una persona puede sentir vergüenza por su identidad LGTBIQ+ debido a la estigmatización social, lo que a su vez puede desencadenar sentimientos de culpa por no poder cumplir con las expectativas heteronormativas. Esta dinámica puede hacer que las personas se sientan atrapadas en un ciclo de autorreproche y desesperanza.

Este ciclo de vergüenza y culpa puede ser debilitante, impidiendo que las personas LGTBIQ+ busquen apoyo y validación. El miedo a ser juzgadas o rechazadas puede llevar a un aislamiento emocional y social, donde la persona evita compartir sus experiencias y sentimientos con los demás. Este aislamiento puede agravar los sentimientos de soledad y desesperanza, dificultando aún más el proceso de sanación.

La interrelación de la vergüenza y la culpa puede complicar el proceso de sanación. La vergüenza puede hacer que una persona se sienta indigna de recibir apoyo, mientras que la culpa puede llevarla a rechazar cualquier forma de ayuda por sentir que no la merece. Este autosabotaje puede impedir que las personas busquen y acepten el apoyo necesario para superar su trauma y desarrollar una autoestima saludable.

Es importante reconocer que la vergüenza y la culpa no solo afectan a la persona, sino que también pueden tener un impacto en la comunidad LGTBIQ+ en su conjunto. La internalización de estas emociones puede perpetuar el estigma y la discriminación dentro de la comunidad, creando un ambiente donde la autoaceptación y el apoyo mutuo son difíciles de alcanzar. Abordar y superar estos sentimientos es crucial para fomentar un sentido de pertenencia y apoyo dentro de la comunidad.

Diez síntomas de vergüenza y culpa en el colectivo LGTBIQ+

La vergüenza y la culpa son emociones profundamente arraigadas que afectan significativamente a las personas del colectivo LGTBIQ+. Estas emociones no solo impactan la salud mental y emocional de las personas, sino que también influyen en la dinámica de la comunidad y la sociedad en general.

Estos son los diez síntomas de vergüenza y culpa en el colectivo LGTBIQ+:

1. Baja autoestima

Las personas que experimentan vergüenza y culpa a menudo tienen una percepción negativa de sí mismas, sintiéndose inferiores o inadecuadas. Esta baja autoestima puede manifestarse en un constante autojuicio y una falta de confianza en sus habilidades y valor personal.

2. Aislamiento social

Para evitar el juicio y la humillación, muchas personas LGTBIQ+ pueden aislarse socialmente, evitando interacciones que podrían exponer su identidad. Este aislamiento puede llevar a una mayor soledad y una desconexión de las redes de apoyo social y comunitario.

3. Ansiedad

La constante preocupación por ser descubiertas o juzgadas puede llevar a niveles altos de ansiedad, afectando la vida cotidiana. La ansiedad puede manifestarse en síntomas físicos como palpitaciones, sudoración excesiva y dificultad para respirar.

4. Depresión

La vergüenza y la culpa persistentes pueden contribuir al desarrollo de síntomas depresivos, incluyendo tristeza profunda y pérdida de interés en actividades. La depresión puede llevar a una sensación de desesperanza y una disminución en la motivación para participar en la vida diaria.

5. Autocrítica extrema

Las personas pueden volverse extremadamente críticas consigo mismas, castigándose mentalmente por no cumplir con las expectativas externas. Esta autocrítica puede llevar a una espiral de autodesprecio y autosabotaje, dificultando el desarrollo de una autoimagen positiva.

6. Evitar situaciones sociales

El miedo a la exposición y al juicio puede llevar a evitar situaciones sociales, afectando las relaciones interpersonales y la vida laboral. Esta evitación puede limitar las oportunidades de establecer conexiones significativas y desarrollar habilidades sociales.

7. Problemas de confianza

La vergüenza y la culpa pueden erosionar la confianza en los demás, dificultando la formación de relaciones saludables. Las personas pueden tener miedo de abrirse y ser vulnerables, lo que puede llevar a relaciones superficiales y una falta de intimidad emocional.

8. Comportamientos autodestructivos

Algunas personas pueden recurrir a comportamientos autodestructivos como una forma de lidiar con el dolor emocional. Estos comportamientos pueden incluir el abuso de sustancias, chemsex problemático, autolesiones y otras conductas que ponen en riesgo la salud física y mental.

9. Dificultades en la autoexpresión

La vergüenza y la culpa pueden inhibir la capacidad de expresar la propia identidad de manera auténtica. Esto puede llevar a una represión de la verdadera identidad y una conformidad con las expectativas externas, lo que puede generar un conflicto interno constante.

10. Sentimientos de inutilidad

La persistencia de estas emociones puede llevar a una sensación de inutilidad, afectando la motivación y la capacidad de perseguir metas personales. Las personas pueden sentirse incapaces de lograr sus objetivos o de hacer una contribución significativa, lo que puede afectar su sentido de propósito y dirección en la vida.

Como vemos, la vergüenza y la culpa son emociones que pueden tener un impacto profundo en las personas LGTBIQ+, enraizadas en experiencias de trauma y reforzadas por la estigmatización social. Comprender estas emociones nos permite reconocer su complejidad y la necesidad de abordarlas con sensibilidad y empatía. Reconocer y validar las experiencias de las personas LGTBIQ+ es un paso crucial hacia la creación de una sociedad más inclusiva y compasiva.

Además, la comprensión y el abordaje de la vergüenza y la culpa desde una perspectiva de trauma son esenciales para desarrollar estrategias efectivas de intervención y apoyo. Las organizaciones y comunidades que trabajan con personas LGTBIQ+ deben estar capacitadas para reconocer estos sentimientos y ofrecer un entorno seguro y acogedor que facilite la recuperación y el fortalecimiento de la autoestima.

* Ángel Rull, psicólogo.