Operativo conjunto

La Guardia Civil y la Policía Nacional buscaron a Puigdemont cerca del Parlament la tarde de su fuga

Un informe del Ministerio del Interior especifica que los servicios de inteligencia hicieron "comprobaciones" para arrestar al expresident tras su reaparición en Barcelona

Los Mossos no aceptaron el ofrecimiento de ayuda de Policía y la Guardia Civil para detener a Puigdemont

Puigdemont aparece en Barcelona después de siete años

Puigdemont aparece en Barcelona después de siete años

Germán González

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El pasado 8 de agosto, después de su aparición antes de empezar el debate de investidura de Salvador Illa en el Parlament, el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, consiguió despistar a los cuerpos y fuerzas de seguridad hasta tal punto que cada uno desarrolló su propia estrategia para detenerlo. Tras la fuga, sobre las 09.15 horas, corría el rumor, alimentado por representantes de Junts en la Cámara catalana, de que Puigdemont podría volver por la tarde a participar en la votación.

Esta información encendió todas las alarmas en la Guardia Civil y la Policía Nacional que decidieron desplegar un dispositivo conjunto cerca del Parlament por si conseguían localizar y detener al expresidente. Así consta en un nuevo informe remitido por el Ministerio del Interior al Tribunal Supremo a instancias del juez Pablo Llarena. Es complementario al entregado primero sobre las actuaciones de estos cuerpos policiales relacionadas con la escapada del expresidente. El tribunal todavía espera el de los Mossos d'Esquadra.

El informe señala que la tarde del 8 de agosto, "ante la hipótesis de que el expresident intentar acceder al Parlament para participar en la parte restante del acto de investidura y votación al candidato, Policía Nacional y Guardia Civil establecieron un dispositivo conjunto, suficiente, en el entorno del Parlament, con resultado negativo, ya que no se localizó al prófugo".

El dispositivo

Fuentes policiales explican a EL PERIÓDICO que el dispositivo contó con numerosos agentes de paisano de los dos cuerpos, pese a que también había alguna patrulla logotipada, lo que no suele ser habitual en el centro de Barcelona, con agentes de uniforme. Se trató de una acción operativa, como otras que se realizan en la ciudad, y que no se suelen comunicar a Mossos d'Esquadra, que son los encargados de la seguridad pública en Catalunya, según las mismas fuentes. 

Los agentes de Policía Nacional y Guardia Civil estuvieron recorriendo las calles de Ciutat Vella y se centraron en los accesos al Parlament, así como estuvieron mirando otras posibles entradas a la Cámara catalana por el parque de la Ciutadella. El resultado fue negativo, ya que se sospecha que en esos momentos Puigdemont estaba camino de Waterloo (Bélgica) y que las "hipótesis" que se habían planteado horas antes eran para maniobras de distracción para garantizar la fuga.

El informe también detalla que los servicios de Información e Inteligencia de Interior hicieron el mismo jueves "innumerables comprobaciones de diferentes informaciones que se manejaban" respecto al paradero de Puigdemont, tampoco sin éxito. 

Además, añaden que los agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil, tras conocerse la fuga, activaron en las provincias de Lleida y Girona unos 15 controles en "vías que conducen o están próximas a la frontera con Francia". Mientras los Mossos se encargaron de autopistas y autovías, Policía y Guardia Civil se dedicaron a carreteras que conectan con territorio francés, algunas secundarias, pero que, al igual que la policía autonómica, no encontraron a Puigdemont quien reapareció a las pocas horas asegurando que ya se encontraba en Bélgica.

Un refuerzo de la vigilancia

En su primer informe entregado en el Supremo, Interior recordaba que tras la fuga el ministerio impartió instrucciones al jefe superior de Policía y al general jefe de Zona de la Guardia Civil, a través del delegado del Gobierno de Catalunya, para que, por un lado, “se activasen los recursos operativos y de inteligencia extraordinarios de ambos cuerpos” para localizar y proceder a la detención del expresident.

De esta forma, se estableció un refuerzo de la vigilancia de puertos y aeropuertos catalanes y se dispusieron dispositivos operativos en ciertas vías públicas, en especial aquellas que conducen o están próximas a la frontera con Francia. Estos dispositivos actuaron hasta las 24 horas del sábado 10 de agosto.

El Ministerio del Interior recordó al juez Llarena que ofreció a Mossos cualquier apoyo operativo por parte de Policía Nacional y de Guardia Civil que precisase, “sin que fuesen requeridos tales apoyos más allá de los habituales prestados a través de la mesa de coordinación operativa y de intercambio de información e inteligencia”. 

Por eso, antes del 8 de agosto, y el mismo día, Policía Nacional y Guardia Civil mantuvieron activados los controles en fronteras, puertos y aeropuertos y en el conjunto de Catalunya, sobre todo en la ciudad y área de influencia metropolitana de Barcelona, pero dejaron el dispositivo policial para detener a Puigdemont en manos de los Mossos.

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