Los Mossos no aceptaron el ofrecimiento de ayuda de Policía y la Guardia Civil para detener a Puigdemont

La policía catalana estableció un dispositivo propio "habitual pero ampliado" en previsión de un debate de investidura en el Parlament con protestas

Interior responde al Supremo que no se detectó a Puigdemont en la frontera y que una vez en España el operativo era de Mossos

Agentes de los Mossos d' Esquadra y varias personas en las inmediaciones del Parlament de Cataluña, en el parque de la Ciutadella, en el Parlament, a 8 de agosto de 2024, en Barcelona, Catalunya (España)

Agentes de los Mossos d' Esquadra y varias personas en las inmediaciones del Parlament de Cataluña, en el parque de la Ciutadella, en el Parlament, a 8 de agosto de 2024, en Barcelona, Catalunya (España) / Kike Rincón - Europa Press

Germán González

Germán González

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Fue un dispositivo diseñado por los Mossos d'Esquadra sin contar con otras fuerzas policiales. Únicamente se informó a la Guardia Urbana por los cortes de tráfico, pero el centro de control se hizo desde la comisaría de la policía catalana de la calle Bolivia de Barcelona. Allí se hizo un seguimiento el jueves pasado de las protestas por la investidura de Salvador Illa que se debatía en el Parlament y que coincidió con el acto de recibimiento a Carles Puigdemont previsto en Arc de Triomf. 

Además, los agentes tenían orden de detener al expresidente catalán, por lo que se reforzó el dispositivo con agentes de paisano de la Comisaría General de Información que no debían perderlo de vista. Sin embargo, Puigdemont se acabó escapando tras no aparecer por la entrada al Parlament por el parque de la Ciutadella en la que los Mossos pensaban que lo detendrían. Cuando se dieron cuenta de que se había fugado de nuevo fue cuando se estableció el dispositivo Jaula en toda Catalunya que tampoco funcionó.

El dispositivo preparado, con más de 600 agentes de diversas unidades y el refuerzo de Seguridad Ciudadana, es "habitual, pero ampliado", según han explicado fuentes policiales a este medio. Se diseñó teniendo en cuenta otros realizados coincidiendo con plenos de investidura en el Parlament con la salvedad de que se esperaban protestas y la posible presencia de Puigdemont.

Por eso los Mossos rechazaron el ofrecimiento del Ministerio del Interior de tener ayuda de agentes de Policía Nacional y Guardia Civil para montar el dispositivo. La policía catalana preveía unas 2.000 o 3.000 personas en Arc de Triomf y acudieron más de 4.500, según consta en los informes entregados al Juzgado de Instrucción número 20 de Barcelona que investiga a tres agentes por ayudar al expresidente. Los mandos de la policía catalana también confiaban en que Puigdemont acudiera al Parlament y no escaparía amparado por voluntarios de la ANC como así ocurrió al bajar de dar su discurso.

Lo cierto es que la policía catalana tuvo un "exceso de celo", como indican fuentes sindicales, en su dispositivo, ya que no era la primera vez que controlaban la seguridad del Parlament. Únicamente hubo "intercambio de información e inteligencia" entre Mossos, Guardia Civil y Policía Nacional respecto a la posible llegada de Puigdemont, que no fue detectado al entrar en territorio nacional. Así consta en el informe entregado ante el Tribunal Supremo por los responsables del Ministerio del Interior a instancias del juez Pablo Llarena.

En concreto, en días previos al 8 de agosto, la Policía Nacional y la Guardia Civil mantuvieron activados los controles en fronteras, puertos y aeropuertos en Catalunya así como en el área de influencia metropolitana de Barcelona. Pese a esto, interior dejó en manos de Mossos, como "como policía integral en Catalunya en materia de seguridad ciudadana, policía judicial y de investigación criminal y policía administrativa", los dispositivos de seguridad del pleno de investidura del Parlament así como la posible detención de Puigdemont "en los alrededores, a la entrada o dentro de la sede parlamentaria".

Activar los servicios de inteligencia

Tras conocerse la fuga del expresidente, el Ministerio del Interior instó al jefe superior de Policía Nacional y al general jefe de Zona de la Guardia Civil para activar "los recursos operativos y de inteligencia extraordinarios de ambos cuerpos" para su arresto. Además, se reforzó hasta el sábado 10 de agosto la vigilancia de puertos y aeropuertos catalanes junto con la colocación de agentes en carreteras cerca de Francia, pese a que las "vías de alta capacidad quedaron bajo la responsabilidad de los Mossos".

En este sentido, la escapada de Puigdemont precipitó una operación Jaula en las principales autopistas y carreteras catalanas. Este dispositivo fue muy censurado desde diversos sectores, incluso desde los propios sindicatos de Mossos, ya que la consideraban desproporcionada al provocar numerosas retenciones y molestias a los conductores. Se llegó a revisar hasta maleteros por si el expresidente estaba escondido. Fuentes policiales han destacado que los Mossos hicieron este dispositivo sin contar con la Guardia Urbana de Barcelona que tiene las competencias en movilidad de la ciudad.

Es habitual que los Mossos realicen dispositivos ante cualquier acontecimiento que afecte a la seguridad, acudan personalidades y en el que se espere una alta afluencia de público. Habitualmente los centros de mando están cargos de la policía catalana para comprobar el desarrollo del operativo y únicamente hay presencia de otros cuerpos, como Policía Nacional o Guardia Civil, cuando se debe garantizar la integridad de miembros de la Casa Real, del Gobierno o mandatarios de otros países, como son las cumbres celebradas en Barcelona. Otro caso son los eventos en los que hay competencias de varias administraciones, como la Copa América.

Ante graves disturbios o situaciones de emergencia la policía catalana sí ha contado con la ayuda de otros cuerpos policiales. En los disturbios por la sentencia del 'procés' en octubre de 2019 la Policía Nacional tenía orden de custodiar los edificios del Estado en Barcelona, pero en algunos casos salió a ayudar a la unidad de antidisturbios de los Mossos ante la violencia de los manifestantes o el intento de ocupación del aeropuerto. Eran casos en los que la situación se había desbordado y cualquier previsión saltó por los aires.

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