NUEVA ESTRATEGIA

Abascal afina su plan de choque contra el PP y si llevará los gobiernos al límite tras el verano

Vox pondrá en práctica la nueva estrategia con el arranque del nuevo curso y debe decidir hasta dónde fuerza sus posiciones desde fuera de los gobiernos y si deja caer presupuestos

El líder de Vox, Santiago Abascal, asiste al pleno del Congreso de los Diputados.

El líder de Vox, Santiago Abascal, asiste al pleno del Congreso de los Diputados. / Borja Sánchez-Trillo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los veranos son convulsos para Vox. En julio de 2022 Macarena Olona se marchó del partido después de que el PP obtuviera una mayoría absoluta en Andalucía y se esfumara la posibilidad de ser la vicepresidenta de Juanma Moreno. Un año después, en el mes de agosto, Iván Espinosa de los Monteros dejaba la política y la portavocía en el Congreso de los Diputados. Un golpe del que algunos parlamentarios no se han recuperado. Y hace apenas unas semanas, también en este mes de julio, Santiago Abascal decidió tomar la decisión más arriesgada hasta la fecha para su formación: salir de los cinco gobiernos autonómicos compartidos con el PP.

A partir de septiembre llegará la hora de la verdad. Vox afina la hoja de ruta que pondrá en práctica con el arranque del nuevo curso: hasta dónde forzarán sus posiciones como socios externos en cada territorio y si están dispuestos a dejar caer Presupuestos e iniciativas legislativas.

En el entorno de Abascal aseguran que su objetivo no es imposibilitar la acción de los gobiernos y dejarlos paralizados, pero algunos dirigentes consideran que deben marcar el paso al partido de Feijóo y “complicarle la vida”, o no tendrá ningún efecto la ruptura.

El principal motivo de la decisión, como publicó este diario, es un plan a largo plazo aprovechando, además, el impulso de sus alianzas internacionales y de una tendencia política que recorre medio mundo y que, en su análisis interno, “también llegará a España”

A Vox no le estaba dando ningún rédito político la permanencia en los ejecutivos autonómicos y la dirección nacional considera que estaban “atados de pies y manos” por su presencia institucional. Por eso mismo la primera reflexión de Abascal tras salir de los gobiernos fue asegurar que ahora sí, su partido podría defender de nuevo “planteamientos totales” para recuperar “el discurso auténtico”.

La posición de partida en Vox pasa por “negociar ley a ley” y “matiz a matiz” a partir de ahora. Los presidentes autonómicos del PP creen que en realidad tendrán poco margen de maniobra porque dejar de apoyar las iniciativas de los gobiernos implicaría unirse a la izquierda en las votaciones. El partido ultra, sin embargo, parece tener claro que irán subiendo el nivel de crítica con sus ex socios en cada oportunidad.

Estos días el exvicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, cargaba duramente contra el PP en su comunidad después de que el Gobierno, ya en solitario con Alfonso Fernández Mañueco a la cabeza, recuperara las subvenciones a sindicatos y patronal. Una de las medidas clave que impulsó la ultraderecha y que ahora, reprochan, “no han tardado ni medio minuto en recuperar. “Sin Vox el PP ya vemos el camino que toma”, repiten.

Esa va a ser la principal idea que Vox defienda desde la oposición como ya hace Abascal en el Congreso, tratando de remarcar las diferencias ideológicas y de programa que tienen con el PP, y evidenciando que mientras los ultra no tengan una fuerza suficiente para forzar a los conservadores, “no cambiarán nunca”.

A pesar de que algunos cuadros relevantes de Vox no comparten el diagnóstico de su cúpula y consideran que no fue un acierto salir de todas las instituciones, el cierre de filas, por ahora, ha sido casi completo. 

El líder de Vox sigue convencido de que las bases y los electores respaldan romper con el PP cuando se trata de un asunto clave como es la inmigración. Fue el hecho de que las autonomías gobernadas por ambos aceptaran el reparto de menores migrantes de Canarias lo que hizo saltar por los aires los pactos. “Si nosotros decimos que es una línea roja y no cumplimos, no nos lo perdonarían”, insisten en la cúpula ultra.

En el núcleo duro de Abascal -las poquísimas personas que realmente influyen en las decisiones que toma el líder- siempre han reconocido que salir de los gobierno tenía “muchos riesgos”. También oportunidades, insisten. Pero asumen que deben gestionar cada movimiento a partir de ahora. La próxima autonomía en celebrar elecciones sería Castilla y León en febrero de 2026. No está en los planes de Mañueco adelantar esa convocatoria. El resto apenas han cumplido ahora un año de legislatura, con la excepción de Andalucía.

En los planes de Vox entra afinar esa estrategia de desgaste hacia el PP, aunque realmente el objetivo de Abascal es llegar a unas elecciones generales muy lejos de Feijóo. A los populares les reprocha pactar con el PSOE “más de lo que quieren que parezca” con el acuerdo judicial como máximo exponente, pero también las instituciones europeas y una hoja de ruta común entre conservadores y socialdemócratas en Bruselas.