Negociación de investidura

El posible pacto en Barcelona aviva la tensión en ERC sobre la investidura de Salvador Illa

ERC aplaza por exceso de aforo el congreso extraordinario que debe decidir si pacta con Collboni

El dilema de ERC: el desgaste de pactar con el PSC o el riesgo de volver a elecciones

ERC fija las dos condiciones para investir a Salvador Illa: financiación singular y referéndum

Imagen de archivo de Salvador Illa y Pere Aragonès en la manifestación del 1 de mayo.

Imagen de archivo de Salvador Illa y Pere Aragonès en la manifestación del 1 de mayo. / MANU MITRU

Quim Bertomeu

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Celebradas las elecciones europeas y constituido el nuevo Parlament, ya no hay más margen para seguir aplazando el debate. ERC tiene por delante algo más de dos meses en los que tendrá que decidir si asume el coste de pactar con el PSC la investidura de Salvador Illa o si se arriesga a una repetición electoral de consecuencias imprevisibles. El límite es el 25 de agosto. Ante esta disyuntiva, en los últimos días se han significado varias voces en contra de pactar con los socialistas. Pero también hay dirigentes a favor del acuerdo. Crece el debate interno en el partido sobre qué hacer ante la investidura.

El detonante que ha avivado el debate ha sido la decisión de la federación de ERC en Barcelona de someter a consulta de la militancia si el partido debe entrar a formar parte del gobierno municipal de la ciudad que dirige Jaume Collboni (PSC). Es una decisión que, por inoportuna, ha incomodado a la dirección del partido a nivel catalán -que ahora pilota Marta Rovira tras la marcha de Oriol Junqueras-, pero a la que no ha podido oponer mucha resistencia. Aunque tanto Esquerra en Barcelona como Esquerra a nivel catalán desvinculan el eventual pacto con Collboni de un eventual pacto con Illa, es imposible hacerlo.

Pese a que la consulta este jueves no se llegó a celebrar por exceso de aforo -la sala que debía acoger el congreso quedó pequeña-, el movimiento de la federación de ERC en Barcelona ha animado a manifestarse las voces discrepantes a pactar con el PSC de Illa. Los primeros en hacerlo fueron el miércoles las juventudes del partido, Jovent Republicà: "No podemos permitir que el unionismo se apodere del Govern de Catalunya". En la misma línea se manifestó la sección local de ERC en Lleida: "Nos posicionamos en contra de cualquier pacto con el PSC en el Parlament de Catalunya". También la corriente crítica del partido Col·lectiu Primer d'Octubre, minoritaria pero peleona, alzó la voz: "No a Collboni. No al PSC. No a Illa. No al 155". Este viernes el exlíder de ERC en Barcelona Ernest Maragall se ha sumado a las voces en contra del pacto con Collboni: "Ahora y así, no".

Estas cuatro voces, por sí mismas, no podrían decantar la balanza del partido hacia ningún lado. Pero no están solas. Aunque no han sido tan explícitos, otros actores en el partido también se inclinan por rechazar al PSC. Uno de ellos es el propio Palau de la Generalitat. El president Pere Aragonès ya se manifestó en contra la propia noche electoral. Son muchas las cicatrices que han dejado las últimas dos negociaciones de presupuestos con los socialistas. De hecho, algunas voces en el partido interpretan que el exceso de aforo en la consulta de Barcelona se dio por la intensidad del debate sobre si pactar o no con el PSC, que movilizó a más militantes que nunca.

La líder de ERC en Barcelona, Elisenda Alamany, acudiendo al congreso del partido este jueves.

La líder de ERC en Barcelona, Elisenda Alamany, acudiendo al congreso del partido este jueves. / Bernat Vilaró / ACN

Pero también hay voces partidarias del pacto con los socialistas más allá de ERC de Barcelona y eso que esta posición es, a priori, más impopular de defender en público. La más significativa es la del exdiputado de ERC, Joan Tardà. Él fue el primero que considera que su partido "no debe caer en la tentación de retirarse a los cuarteles de invierno". Su apuesta es la de una "colaboración" con el PSC en "el marco de una oposición constructiva o de otras fórmulas". Tardà forma parte de un sentir del partido que siempre ha tenido un gen 'anticonvergente', que ha sido más partidario de pactar en el flanco que progresista que en el de la derecha, aunque sea la catalanista. Aunque no se ha significado en este debate, Gabriel Rufián es otra de las voces autorizadas en esta materia.

Rovira y Junqueras

Desde la dirección del partido tratan de quitarle hierro a la polarización del debate interno. Su principal argumento es que, al fin y al cabo, será la militancia quien decida los pactos. Lo hará en Barcelona y lo hará también con Illa. Además, no han querido polemizar públicamente con la decisión de ERC de Barcelona. Pese a que son varias las voces de la dirección que consideraban que "no era un buen escenario" abrir este debate ahora, han optado por respetar la "autonomía local" de su principal federación.

Hace unos meses, antes de abrir su crisis interna por los malos resultados de las elecciones catalanas, este debate interno difícilmente hubiera alcanzado esta intensidad. Entonces, los dos principales dirigentes del partido, Junqueras y Rovira, tenían su ascendencia intacta en la militancia. Pero la ruptura del tándem también ha hecho disminuir su capacidad de influencia. "Ahora hay un cierto vacío de poder", diagnostica una voz republicana autorizada.

Ninguno de los dos, por ahora, ha manifestado su opinión. Rovira, responsable de las negociaciones con el PSC, sí que ha endurecido el tono contra los socialistas fijando como condiciones para un pacto la financiación singular y el referéndum. Sin embargo, no puede tomar una decisión sin ni tan siquiera haber profundizado en las conversaciones con los socialistas.

Junqueras, teóricamente, tendría las manos más libres para opinar, pero, por ahora, no lo ha hecho. Hay quien pronostica que no llegará a hacerlo nunca. "No se mojará", vaticina un dirigente del partido. En su hoja de servicios hay posiciones dispares. En 2022 se mostró contrario a pactar los presupuestos de la Generalitat con los socialistas, pero hace tan solo unos meses remó a favor de cerrar el pacto con Collboni en Barcelona.

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