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Ellos y ellas
Emilio Pérez de Rozas
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Cristina Gutiérrez: "Las pantallas están destruyendo a nuestros niños"

Educadora emocional y directora de 'La Granja', desea que el anteproyecto de ley que el Gobierno central ha empezado a preparar con un grupo de expertos prohíba «totalmente» el uso de pantallas a niños menores de 5 años

Cristina Gutierrez

Cristina Gutierrez / Emilio Perez de Rozas

Josep, de 6 años, se acercó a la nevera y apoyó el dedo índice derecho sobre la puerta y, deslizándolo de izquierda a derecha, como si cambiase de pantalla, pretendió abrir el frigorífico. No se abrió. Sus padres lo descubrieron mucho más tarde y lo contaron como una gracia a sus amistades, cuando se trataba de un drama.

Lucía, de 7 años, le escribió un whatsapp a su madre al regresar del cole y no encontrarla en casa, en el que le decía: «Mamá, a quién quieres más, a mí o al móvil». La sorpresa de la madre de Lucía no fue superior a la que se llevó el padre de Jorge, de 8 años, cuando, al llegar a su adosado, se encontró un cestito colgado del pomo de la puerta y un 'post-it', que decía: «Papá, deja aquí tu móvil, que dentro te espera la reunión más importante del día».

Cristina Gutiérrez (Burg Auf Fehmarn, Alemania, 1967), educadora emocional y directora de ‘La Granja’, tanto en Santa Maria de Palautordera (Barcelona) como en Fuentidueña de Tajo (Madrid), centros donde, anualmente, pasan 40.000 niños y jóvenes, entre 3 y 18 años, para convivir con 50 maestros y profesionales de todo tipo e, incluso, animales, para lograr el mejor libro de estilo de la vida, es la persona más capacitada para poder pronunciar la frase del replicante de ‘Blade Runner’: «He visto cosas que no creerías…atacar naves en llamas más allá de Orión».

Cristina, autora de un montón de libros sobre la educación de los niños, está aquí porque quiere hacer un llamamiento último y definitivo para que, desde ya «o cuando se pueda», se prohíba a los niños menores de cinco años la utilización de todo tipo de dispositivos móviles, ya que, ahora sí, pasados 10 años de su utilización, se ha podido demostrar científicamente que el daño que producen en el cerebro de los niños, «es tremendo, horrible, casi, casi, irrecuperable. No sé si podríamos compararlo con la cocaína, pero los resultados que se conocen son demoledores».

Cristina que, en efecto, ha visto cosas que no creeríamos, ansía y desea que el anteproyecto de ley que el Gobierno central ha empezado a preparar con un grupo de expertos («¡ojalá me llamen!», dice sonriendo) prohíba «totalmente» el uso de pantallas a niños menores de 5 años.

Oigámosla. «Los padres ya no pueden más. Los educadores nos estamos volviendo locos. No hay manera de frenar esto, así que lo único que nos facilitaría las cosas a todos es que el Gobierno prohibiese que los niños tuviesen dispositivos móviles. Mire, yo hace algunos años era partidaria de ‘educar en el buen uso’, que es la alternativa a prohibir. Pero he visto y sé cosas terribles, confirmadas por los investigadores y, ahora, ya soy partidaria, como muchísimos de mis colegas, de que se deben prohibir totalmente».

Todas los estudios que maneja Cristina, todos, hablan de que «solo» el 24% de los padres consultados, y han sido decenas de miles, reconocen que dan ejemplo de comportamiento equilibrado en el uso del móvil ante sus hijos, lo que significa que ¡el 76%!, ¡el 76%!, no lo hacen.

Así es imposible conseguir que los niños cambien el bolígrafo, los apuntes, los libros por cualquiera de sus pantallas. «Las pantallas, con su color, sonido e imagen, alimentan la dopamina, que es la hormona del placer. Cuantas más horas de pantallas, más cosas quiero y, además, es tan fácil conseguirlas que nunca tengo suficiente. Y me aíslo. Y no me relaciono. Y me encierro. Y acabo teniendo miedo a lo desconocido. Es decir, a todo".

Un reciente estudio del Instituto Superior Tecnológico de Tsáchila, Ecuador, que coincide con muchísmas otras investigaciones recientes, asegura ¡y esto sí es tremendo! que «los niños pequeños que han estado más de dos horas al día delante de una pantalla tienen la corteza prefrontal más reducida, mucho menos desarrollada, que los que no han tenido pantalla».

«La corteza prefrontal es nuestro director de orquesta, el lugar donde se sitúan las actividades más evolucionadas del ser humano», explica Cristina con enorme inquietud. «Ahí se sitúa la paciencia, la regulación de las funciones, la capacidad de discernir, de aprender, la concentración, todo lo que tiene que ver con la memoria…paremos esto, por favor. Más libros y menos pantallas. Más convivencia y menos encerrarnos en la habitación. Pero empecemos por nosotros, los adultos».

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