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Debate público
Pilar Rahola

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Periodista y escritora

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Otoño político, otoño caliente

Puigdemont y Sánchez: estos serán los protagonistas y estas serán las incertidumbres

Las incógnitas del congreso de Junts: el papel de Puigdemont, la OPA a ERC y la relación con Sánchez

Junqueras presentará su candidatura para liderar ERC el 21 de septiembre

Carles Puigdemont, el passat dia 8 a Barcelona. | CESAR MANSO / AFP

Carles Puigdemont, el passat dia 8 a Barcelona. | CESAR MANSO / AFP

A punto de empezar aquello que llamamos el curso político, algunos indicadores permiten intuir cuáles serán los grandes 'hits' de la temporada. En Catalunya no hay duda de que, más allá de los primeros meses del Govern Illa, serán los dos congresos previstos, el de Junts en octubre, y el de ERC en noviembre, los grandes protagonistas del otoño, no en vano marcarán a fuego la hoja de ruta de ambos partidos. El de Junts se prevé más plácido que el de ERC -si no salen escollos imprevistos-, y, previsiblemente, se aclarará el papel que quiere jugar Carles Puigdemont en los próximos meses. En este punto, hay dos preguntas clave. La primera, saber si Puigdemont volverá a ser el presidente del partido, más allá de la autoridad que ha mantenido sin serlo. Y la segunda, si tendrá un rol activo como jefe de la oposición o, como podría ser, delegará esta función a Albert Batet y él se dedicará a reactivar y liderar el movimiento independentista por todo el territorio, ajeno a la vida parlamentaria y codo con codo con las entidades civiles. Presidente del partido y líder del movimiento, una doble condición que, de concretarse, tiene una profunda significación política. Al final, el retorno definitivo del president en el exilio cambiará el paradigma en Catalunya. En todo caso, no se esperan muchas turbulencias en un congreso donde nadie discute su papel de liderazgo. Puigdemont aparte, también se espera que sea el congreso donde se afinarán los perfiles ideológicos, a menudo demasiado desdibujados.

En el congreso de ERC, en cambio, las turbulencias pueden llegar a categoría de huracán si la guerra abierta entre el 'junquerismo' y el 'antijunquerismo', ruidosa desde hace meses, pero abiertamente declarada desde julio, no baja de decibelios. Sea como sea, los republicanos afrontan un congreso de enorme importancia, que no solo tendrá que elegir un nuevo liderazgo, sino que también deberá decidir de qué manera reflota un barco que naufraga desde hace tres elecciones. Por el camino, tendrá que ratificar o desmentir el rumbo de los últimos tiempos marcado por la dirección, abiertamente favorable a las alianzas con las izquierdas españolas y decididamente alejada de las unidades independentistas. Será, pues, el congreso donde se responda a la gran pregunta: cuestión nacional o cuestión ideológica; independencia o federalismo; más cerca de los Comuns o de Junts... En todos los casos, imposible la equidistancia. A pesar de que, a meses vista, parece previsible que gane la estrategia actual y ERC se mantenga en posiciones alejadas del independentismo -ni el sector Junqueras ni el sector Rovira difieren de esta posición-, no se puede descartar un debate encendido y un giro de guion. Los malos resultados que el abrazo del oso socialista le han provocado a ERC pueden pesar en la balanza.

Si en Catalunya el panorama estará movido, la vuelta al 'cole' político en España será un terremoto, con la justicia provocando todos los choques tectónicos. Por un lado, habrá la pugna entre el Constitucional y el Supremo a raíz de la ley de amnistía que, por mucho que se aplace, debe tener resolución en los próximos meses. Sin duda, la batalla Conde Pumpido-Marchena moverá todo el tablero y las fichas determinarán la política en Catalunya. Por otro lado, aumentará el asedio contra Pedro Sánchez en dos frentes, el de su mujer Begoña y el del caso Koldo-Ábalos, con alguna ramificación hacia Illa, según las gargantas profundas de Madrid. Y, como es evidente, toda la oposición, tanto la política como la mediática, aprovechará la ofensiva judicial para hacer explosionar al Gobierno. A estas alturas, es imposible saber si todos estos asuntos judiciales pueden llegar hasta el punto de una imputación a Sánchez -que es el objeto de la cacería- o si estos globos hinchados durante meses acabarán estallando. En todo caso, está claro que PP, Vox, los jueces, Aznar y el resto de sospechosos habituales no dejarán la presa fácilmente. Si, al final, todo esto llegara al punto de una imputación, el debate del suplicatorio de Sánchez en el Congreso sería un festival. ¿Qué haría Junts? ¿Qué haría el PNV? ¿Qué...? Acabe como acabe, nada hace prever un otoño tranquilo. Toda la ofensiva contra Sánchez se concentrará en los próximos meses, y solo pueden pasar dos cosas: que salga vivo, y se refuerce; o que no lo consiga.

Puigdemont y Sánchez: estos serán los protagonistas y estas serán las incertidumbres.