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Deporte y ciudad
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La Copa de Barcelona

La competición de vela que empieza hoy ha servido de incentivo para renovar el litoral de la ciudad una vez más

El espíritu del voluntariado de los Juegos Olímpicos del 92 revive con la Copa América

El espíritu del voluntariado de los Juegos Olímpicos del 92 revive con la Copa América / ZOWY VOETEN

Hace solo un par de años que la combinación de iniciativa privada y compromiso de las diversas administraciones consiguió que la Copa América de vela 2024 recalase en Barcelona. El balance de lo hecho desde entonces no puede ser más que positivo. Además de conseguir mantener este espíritu de colaboración en un contexto que no era el más propicio, los preparativos para la cita se han desarrollado conforme a lo previsto, con puntualidad, movilizando al mayor número de voluntarios para colaborar en la cita en el recorrido de esta histórica competición y congregando patrocinios e inversiones privadas y públicas para un proyecto que va más allá de lo que sucederá durante los 39 días de regatas y los dos meses de actividades asociadas a ellas.

En lugar de proyectos sobredimensionados e inversiones difíciles de rentabilizar, Barcelona, que contaba ya con un frente marítimo y unas instalaciones de vela deportiva remodelados íntegramente para los Juegos Olímpicos de 1992, ha optado por hacer una inversión de futuro que la ciudad rentabilizará. Ha convertido la Copa América en el catalizador de una renovada apuesta por la economía azul. Y32 años después, ha hecho una revisión a fondo de aquella transformación urbana, ha revitalizado espacios que habían caído en decadencia o desuso, ha añadido nuevas ofertas económicas, deportivas y de ocio y restauración y ha acelerado reformas de las instalaciones portuarias cuya modernización había quedado pendiente desde entonces. La lista del legado que heredará la ciudad es larga: los tinglados del Moll Oriental, las nuevas terminales de pasajeros y cruceros, el Moll de Pescadors, el nuevo balcón gastronómico del Port Olímpic, el nuevo Rompeolas y su mirador, el Beach Club en la Barceloneta o el Time Out Market en el Maremagnum, el encaje de la Rambla con el puerto, la candidatura a un centro internacional de desarrollo e innovación de la economía azul de la Unesco, el impulso para popularizar la vela como deportes escolar...     

Pero hoy los primeros veleros zarparán para disputar la regata previa y empezará la competición. El espectáculo deportivo está asegurado, y la atención de los millones de aficionados que en cada Copa América siguen en todo el mundo sus imágenes también. No tiene precio que en todas sus pantallas aparezca durante sus meses una visión de Barcelona que nada tiene que ver con la de hostilidad hacia el turismo que ha circulado en los medios internacionales en las últimas semanas. 

Pero la ciudad no es, o no debería ser si todo funciona como está previsto, solo un escenario para un espectáculo televisado. Se han puesto los medios para que los turistas y los residentes, y no solo los aficionados a la náutica, puedan participar en vivo, a través de las fan zones que ofrecerán los recursos necesarios para entender en directo las complejidades de las regatas y se convertirán en espacios de ocio 10 horas al día. En los próximos días se pondrá a prueba también el operativo de tráfico y transporte público, con un dispositivo de park & ride en la Fira y el área del Fòrum que debería servir de prueba piloto para otras muchas circunstancias.

Barcelona tendrá muchos motivos para girar de nuevo su vista hacia el mar, en los próximos meses y en el futuro.