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Una mirada local a un conflicto más amplio

La fractura es evidente. Intuir cómo restañarla y cómo evitar que se extienda pasa por conocerla y reconocerla

Viaje al 'corredor del fuet' | Adaptarse, entenderse o quererse: ¿qué es la integración?

El Corredor del Fuet | Adaptarse, entenderse o quererse: ¿qué es la integración?

El Periódico

La superposición en un solo mapa de la geografía electoral y la geografía económica y humana muchas veces ayuda a comprender de un golpe de vista las bases que subyacen en comportamientos sociales y de voto. Los 'rust belts' (los cinturones del óxido), las regiones industriales en decadencia, suelen ir asociados, por ejemplo, a la deriva del voto obrero de la izquierda tradicional a los populismos de extrema derecha. 

En EL PERIÓDICO, a partir del análisis que iniciamos este domingo y proseguiremos durante las próximas semanas en forma de viaje a lo largo del territorio, prestaremos atención a un síntoma que ha emergido tras las últimas elecciones al Parlament de Catalunya. La correlación entre el voto a una nueva opción electoral xenófoba e independentista, Aliança Catalana, y lo que hemos venido a definir como el 'corredor del fuet'. Una zona, estructurada en torno al eje de comunicación del Eix Transversal, en el que se concentra el sector cárnico, especialmente las granjas, mataderos e industrias transformadoras del porcino, que necesitan de una mano de obra para actividades no especialmente deseadas por la población ya asentada y que sí ha llegado de la vía de la inmigración. Justo en unas localidades que no habían experimentado los fenómenos migratorios previos, y las transformaciones asociadas a ellos, con la misma intensidad que las regiones metropolitanas del país.

Este viaje lo hacemos con el propósito de entender el porqué de los recelos. Porque no se puede ignorar que los resultados de las urnas han hecho aflorar un malestar derivado del rechazo a las consecuencias de este cambio demográfico, que al mismo tiempo es necesario para la actividad de una potente industria que ha multiplicado por siete sus exportaciones en dos décadas. Un conflicto en el que confluyen, al mismo tiempo, las dificultades de integración de esos nuevos vecinos.

Que pongamos la lupa sobre este fenómeno, en este territorio, no significa que en él esté sucediendo algo excepcional. Este viaje-debate permite analizar, como un caso concreto de estudio, algo que está sucediendo en otros muchos lugares. Desde las zonas de agricultura intensiva en el sur de la Península, donde coinciden la necesidad de mano de obra poco cualificada para las grandes extensiones de invernaderos y el auge del voto a Vox, a otras regiones de Europa, cada una con sus particularidades. Por eso motivo, las conclusiones a las que se puedan llegar a partir de esta mirada local puede servir para extrapolarlas, con las debidas cautelas, al resto del territorio. ¿Cuáles son las causas de ese rechazo?¿Es posible sumar esas manos al sector productivo sin considerarlas al mismo tiempo integrantes en pie de igualdad de nuestro tejido social?¿Es el repliegue identitario de comunidades migradas una reacción a ese rechazo, o una causa de este? ¿Sobre qué bases debe construirse la integración, en definitiva: sobre el diálogo desde las diferencias, desde la superación de estas o desde la asimilación de costumbres y formas de vida? De las voces abierta y a menudo vehementemente discrepantes que hemos recogido surge la evidencia de una fractura. Intuir cómo restañarla y cómo evitar que se extienda pasa por conocerla y reconocerla. Y eso vamos a hacer en las próximas semanas.