Opinión |
Investidura
Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

Periodista. Director del suplemento 'Abril' de Prensa Ibérica.

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Y si Puigdemont no vuelve, tampoco pasa nada

El guion seguirá abierto durante las próximas largas horas. La buena literatura no está supeditada al desenlace

Puigdemont.

Puigdemont. / David Borrat | EFE

Nos debatimos entre las consecuencias rápidas de los acontecimientos políticos. Los hechos demuestran que no hay para tanto. Las preocupaciones 'fast food' de estos días se han resuelto con normalidad. ERC actuó con inteligencia ante su congreso de noviembre y pactó un documento para hacer 'president' a Salvador Illa, y las juventudes de ERC lo han puesto fácil para hacerlo posible. Ahora queda el último paso del Via Crucis: Puigdemont.

El éxito ante la intriga sobre su retorno es evidente. Son apuestas sin saldo a caballo ganador. Ha vuelto a conseguir lo que siempre ha buscado: crear expectación. Objetivo logrado. 

No es necesario extenderse sobre los escenarios de su vuelta: una detención inmediata, o bien postergada, o renunciar a una reaparición en el país para evitar la prisión, aunque fuera corta.

Las consecuencias de la detención son evidentes. Junts ya ha avisado de sus intenciones: suspender el Pleno, y el 'president' del Parlament, Josep Rull, es de su partido. ¿Existiría una ofensa política en el caso de que Puigdemont decidiera no volver? 

Este es el nudo de la cuestión. El líder de Junts se ha ido quedando sin salidas. Lo interesante, en este caso, es que una posible renuncia a un retorno, que seguro tiene sobre la mesa, tampoco erosionaría en exceso a los que siguen siendo sus fieles seguidores. Lo comprendieron el día de la fuga. La misma huida, a lo largo de los años, ha sido entendida como una forma de internacionalizar el conflicto. Siempre ha existido un ramillete de argumentos para explicarlo. Así, la reflexión final podría enmarcarse en que, para ser detenido, mejor no volver. Mejor esperar a que las circunstancias estén más a su favor. El independentismo 'juntaire' parece no se lo tendrá en cuenta.

Volviendo a los escenarios: Puigdemont regresa, es detenido, no hay investidura, pero, siendo agosto, tampoco hay una revuelta a lo Urquinaona; o Puigdemont no vuelve, vota telemáticamente (pactado con el PSC), y espera su momento para un retorno triunfante, con Illa de 'president' y evitando la cárcel.

El guion seguirá abierto durante las próximas largas horas. La buena literatura no está supeditada al desenlace. Y si el argumento no aguanta, se deshace. 

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