Opinión |
Feminismo
Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

Profesora de la UOC y periodista.

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¿Hay más crímenes machistas por un efecto llamada?

 Hay que poner la lupa en una sociedad que ataca hasta a las asesinadas y que limpia la imagen de agresores

violencia machista

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A veces no se respeta a las asesinadas de violencia machista ni después de muertas. La última, Rita, en Alicante. En la misa que se daba al agresor, el sacerdote hizo mención a que él llevaba con ella una vida de "sufrimiento". Insinuó, con otras palabras, que la noticia dada en los medios no era correcta y que pobrecito él. El mismo hombre que golpeó y pegó un tiro a Rita. El mismo al que compañeras de Rita señalaban, en comentarios, había provocado un cambio en ella, más infeliz que cuando llegó.

Cada verano se repite un pico de violencia machista. Es previsible, pero nunca se hace un reforzamiento de los protocolos de detección o de los centros de salud. Profesionales explican que ese crecimiento se debe a una cuestión tan sencilla como la llegada de las vacaciones. A más tiempo juntos, mayor riesgo. Esa es la verdad.

A esa situación de partida se añaden las disputas, en caso de parejas separadas o en proceso, por los días que los hijos o hijas deban pasar con uno u otro progenitor. Hay decenas de situaciones que pueden desatar en estas temporadas el pico máximo de violencia. Por eso no es solo el verano, también Semana Santa o Navidad. Y aun así sabemos que los machistas no necesitan ni diferencias de criterios sobre un tema o una discusión para saltar. Cualquier tontería, como el tono al decir un "buenos días", el cómo ha movido un objeto o una simple pose, es excusa para muchos de ellos. 

Aun teniendo esto claro, siempre queda la sospecha de si estos asesinatos concentrados en unos días se deben a un efecto llamada. Todo por intentar encontrar una causa o razón. E incluso se plantea si no sería mejor no dar tanta difusión a tanto crimen. Uno de los estudios científicos más recientes, que presentó el propio Ministerio de Igualdad con datos de los últimos quince años, comprobó que no había una relación entre los asesinatos que se pudiera achacar a un efecto imitación. Otros estudios anteriores se manifestaban de igual forma. Por ejemplo, el publicado en 'Plos One', indicaba que estadísticamente “no hay evidencia que apoye la necesidad de censurar la cobertura mediática sobre feminicidios”. Otras investigaciones realizadas en años anteriores llegaban a la misma conclusión.

Si nos ceñimos al día en el que hubo seis crímenes machistas era imposible un efecto llamada, pues los crímenes se cometieron a las 23:00, a las 6 de la mañana y a las 8:00. En algún caso, incluso cuando la noticia no era aún pública. En el fin de semana de la Eurocopa tampoco hubo en algunos casos mucho margen. Y, a decir verdad, con una prensa dedicada a Trump, Alcaraz y la Eurocopa poca opción había de que se enteraran de esos crímenes, pues casi apenas estaban en la agenda mediática. 

Quizás surge esta duda para intentar explicar los crímenes machistas porque nos negamos a que la realidad pueda ser tan sencilla. Pero la respuesta está desde hace tiempo y es probable que, como no nos agrada, busquemos otras preguntas como excusa. La única respuesta es el machismo. Que este no es excepcional, ni uno o dos casos aislados, sino que está arraigado en la sociedad y en la educación. Que seguimos en un sistema donde cada día 500 mujeres denuncian y otras tantas están en un entorno imposible que se lo impide. Que son muy pocas a las que sitúan en nivel de riesgo alto y otras quedan desprotegidas. Que aunque parezcan pocos, los agresores son demasiados y el machismo está vivo en cada rincón de muchas casas y en múltiples formas.

Quizás más allá de ver el efecto llamada de agresores hay que poner la lupa en una sociedad que ataca hasta a las asesinadas y que limpia la imagen de agresores. Porque si te llevas mal con tu pareja, hay una cosa que se llama divorcio. Y tomar medidas legales, si es preciso. Pero eso no se produce en quienes consideran que las mujeres son de su propiedad y tienen que obedecer como esposas. Lo que está claro da que ninguna diferencia de pareja se arregla golpeando y pegando un tiro.

Quizás avanzaremos más si reconocemos que no hay “llamada”, sino que el machismo es así, y que forma parte de lo cotidiano. Que nos matan en 'pack' o en lotes porque hay machismo a kilos. Y algunos lo limpian, justifican y respaldan, haciendo una llamada a que nada cambie.

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