Opinión | El pulso de España

Gemma Robles

Gemma Robles

Directora de Red de Contenidos de Prensa Ibérica

Illa y el adelanto de las generales

Sectores del Gobierno y el PP comparten la idea de que el precio de que el PSC gobierne Catalunya es acortar la legislatura

El president Pere Aragonès y el líder del PSC, Salvador Illa.

El president Pere Aragonès y el líder del PSC, Salvador Illa. / EP

En la medida en que Catalunya se acerca a tener en agosto un gobierno autonómico presidido por el socialista Salvador Illa, España se aleja más de la posibilidad de conservar el suyo durante la legislatura completa. Junts tiene pocos apoyos detrás para que Carles Puigdemont se salga con la suya y pueda volver a ser president, pero cuenta con el suficiente poder (escaños) para sembrar el caos cuando y cuanto quiera en el Congreso y, de rebote, en la vida política catalana. El otoño será convulso y con espinas para los del puño y la rosa, aunque oficialmente acaparen más poder que en primavera. Cosas de la aritmética parlamentaria…

El primer aviso ha llegado hace unos días con la decisión de los posconvergentes de tumbar el techo de gasto imprescindible para aprobar presupuestos. Han hecho ruido en medio de la negociación de PSC y ERC para la investidura de Illa. Ha sido un aquí estoy yo de Puigdemont y un y ya veremos si estás tú en Moncloa a medio plazo para legislar en el país y para poder cumplir lo que sea que se pacte en Catalunya.

El siguiente paso es supeditar teóricamente sus imprescindibles votos en Madrid –teóricamente, porque el plan podría ser ir tejiendo un vietnam político a cámara lenta- a tener “las llaves de la caja”, esto es, un concierto vasco pero a la catalana. Esto es lo mismo que están pidiendo los republicanos a los socialistas para darles la presidencia de Catalunya, pero Junts pretende que si se consigue esto o algo similar los catalanes crean que el mérito (y no el desgaste que conlleva ser responsables) es suyo y no de ERC. Y buscan aparentar lo que en realidad no es forzando en estas horas titulares apocalípticos, especialmente en Madrid.

Pero más allá de tácticas para garantizarse cuotas de pantalla y no desdibujarse ante negociaciones ajenas, Junts sabe que puede hacer saltar por los aires la legislatura española y manchar la catalana como efecto colateral. ¿Lo hará pronto? Altos cargos gubernamentales creen que a Puigdemont le interesa más una cocción “a fuego lento” porque tiene pendiente ser amnistiado, aunque empieza a digerirse en privado que será complicadísimo cumplir con el calendario y no tener que adelantar en un momento dado las elecciones generales.

El popular Feijóo, de hecho, ya ha instado a los suyos que estén preparados para lo que pueda pasar, por si los posconvergentes aprietan antes de lo previsto el botón nuclear y dejar caer al Gobierno cerrándole el grifo para aprobar un número mínimo de leyes en las Cortes. Tanto en distintos niveles del Ejecutivo como en el PP se da por hecho que la presidencia de Illa puede tener un coste para Sánchez mayor que otros problemas que le acechan, ya sea la investigación judicial a su esposa o la enorme inestabilidad de su principal socio de investidura: Sumar. 

Hay que estar preparados para los calambrazos que están por venir. Porque como les decía al principio de este artículo, en la medida en que Catalunya se acerca a tener en agosto un gobierno autonómico presidido por el socialista Salvador Illa, España…