Opinión | El pulso de España

Gemma Robles

Gemma Robles

Directora de Red de Contenidos de Prensa Ibérica

Begoña Gómez y el PNV

Aitor Esteban afea al PP que quiera convertir el caso de la mujer del presidente en una Gürtel, pero advierte al jefe socialista del precio del silencio en política

Pedro Sánchez y Begoña Gómez.

Pedro Sánchez y Begoña Gómez. / EP

Efervescencia. La declaración de Begoña Gómez (esposa del presidente Pedro Sánchez) ante el juez que lleva su caso ha desatado la efervescencia política. Casi todos han tenido algo que decir en estas horas, ya fuera para defender al líder de los socialistas y a su mujer o para todo lo contrario. Pimpampún fuego, pimpampún pues ahí te devuelvo el fuego. Muchas de esas declaraciones han salido de argumentarios prefabricados en sedes de partido, sin pies, cabeza y mucho menos trazas de argumentación sosegada en unas tesis que buscan claramente la entraña. Despertar la emoción, a favor o en contra, pero la pura emoción.

La excepción ha sido el PNV. En mitad del espectáculo que rodea a una polémica investigación judicial, en la que unos querrían que todo fuera mucho más rápido y mucho más apabullante para los inquilinos de La Moncloa y, los otros, desearían que el ruido tapase los justificados llamamientos a que haya explicaciones sobre pasos laborales dados por Gómez que, como mínimo, son reprochables y poco estéticos, Aitor Esteban ha dicho unas cositas que a todos convendría escuchar.

Esteban, la voz en el Congreso de los peneuvistas –socios de los socialistas en Euskadi y en Madrid y en otros tiempos soporte imprescindible de los gobiernos populares- ha afeado al PP que pretenda intentar forzar una dimisión presidencial haciendo pasar este asunto por una ‘Gürtel’, al tiempo que ha puesto en duda que comporte mucha chicha judicial. No obstante ha separado con intención el recorrido en los tribunales de la ética exigida a los que están en el poder o conviven con el poder, avisando a Sánchez de que “hay algunas cosas que no toca hacer” cuando se tiene un rol determinado. Le convendría al jefe del Ejecutivo atender al diputado vasco. No solo porque es su socio, que también, sino por su larga experiencia y su colmillo político, que acostumbra a enseñar sin necesidad de sumarse a las efervescencias de moda.

“Aunque sea frustrante muchas veces y te gustaría desarrollar algo -estando donde está alguna persona cercana a ti-, es que no toca, no lo tienes que hacer para que no haya ninguna sospecha, es aquello de 'no sólo ser, sino parecerlo'", enfatizó Esteban en RNE, en alusión a las gestiones y recomendaciones que hizo Begoña Gómez para sí y para terceros siendo la esposa del presidente del Gobierno y habiendo instituciones o concursos públicos de por medio.

Considera que ha habido "una cierta relajación, un cierto descuido" por parte del jefe del Ejecutivo y su mujer que no se ha sabido corregir y que, ante el silencio de los unos, se ha dejado crecer a las teorías y las acusaciones de los otros. No hay explicaciones. No las ha habido y no hay anuncio (por ahora) de que las habrá. Begoña Gómez tiene este viernes la oportunidad de responder interrogantes ante el juez. Sánchez debería hacerlo ante los ciudadanos, sin copar todo el debate con medidas difusas para los medios de comunicación o permitir que ministros como Óscar Puente calienten el paso por un tribunal con declaraciones impropias de su cargo. Pero Moncloa no está fina comunicando y la oposición se pone las botas. Torres altas han caído por fallos comunicativos y falta de transparencia. O han sufrido grietas que les ha costado el futuro. Escuchen a Esteban, que algo sabe de crisis y ha visto caer algún que otro castillo.