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Investidura
Sergi Sol

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Periodista

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Cuando la guardia pretoriana de Artur Mas enterró un Junts pel Sí bis

 La Lista Única siempre un fue recurso instrumental, interesado, condicionado a los designios e intereses de Convergència

Archivo | Puigdemont, Mas y Homs, en la sede de Convergència, tras declarar por el 9-N.

Archivo | Puigdemont, Mas y Homs, en la sede de Convergència, tras declarar por el 9-N. / JUAN MANUEL PRATS

Francesc Homs se disponía a dar el salto a Madrid tras su paso como hombre fuerte del Govern de Mas entre 2011 y 2015. Era por aquel entonces la sombra de Artur Mas, sumido este en un resultado electoral que le sometía a los designios de los 10 diputados de la CUP de David Fernández tras las elecciones catalanas de 27 de septiembre de 2015. 

Venía el President de cosechar un discutible resultado con su Lista Única, que -tras someter a la ERC de Junqueras- se había quedado, con 62 electos, a seis diputados de la mayoría absoluta. El parto de investidura, con la CUP, se reveló de difícil gestación desde el primer minuto.

Fue ese otoño de 2015 –tras las elecciones de Junts pel Sí- cuando la cúpula de Palau de CDC decidió abortar la continuidad de la Lista Única para las elecciones españolas que estaban a la vuelta de la esquina. Las catalanas se habían celebrado hacía menos de un par de semanas y Rajoy había convocado las suyas para el 20 de diciembre.

Habida cuenta de los plazos insalvables para formalizar las listas no había tiempo para nada. En la calle Calàbria, sede de ERC, estaban resignados a regañadientes a tragarse una segunda lista compartida. Lo daban por hecho. Hasta que ocurrió un hecho inesperado. Francesc Homs convocó de repente a uno de los hombres de confianza de Junqueras en el Hotel Colón, delante de la Catedral. El consejero de Presidencia de Mas, sabedor de que el reloj corría, no se anduvo por las ramas. Y planteó a su interlocutor la conveniencia de concurrir por separado en esta ocasión. "Creemos que en esta ocasión sacaremos mejores resultados yendo por separado". Atónito, el colaborador de Junqueras, se excusó un momento con el pretexto de ir al servicio. Desde allí echó mano del móvil y alertó a Juqueras. "¿Estás seguro?", le dijo este. La respuesta fue "completamente". "Pues ven a Calàbria ya mismo y nos lo cuentas".

Oriol Junqueras convocó de inmediato a su círculo más íntimo. Estaban Marta Rovira, Lluís Salvadó, Lluís Juncà y Cesc Iglesias, entre otros. No daban crédito. Pero decidieron mover ficha a toda prisa. La mañana siguiente se celebró una reunión en el despacho de Homs en Palau. Homs estuvo acompañado de Jordi Cuminal (director general de Comunicación del Govern) y Joan Vidal (secretario del Govern). El núcleo duro de Presidencia. Por su parte, la delegación de ERC era una tripleta con Salvadó al frente.

En los aposentos de Homs en Palau había un buen surtido de repostería junto a una voluminosa carpeta. Homs la abrió y sacó una encuesta recién salida del horno. Daba ganador a CDC con una horquilla de 10 a 13 diputados mientras ERC estaba en 7-9. Podemos apuntaba maneras, pero por debajo del resultado que luego cosecharía.

Pronto quedó claro el motivo por el cuál Homs anhelaba ir por separado. ERC se hubiera tragado la Lista Única, pero no con Homs al frente. O se repetiría la experiencia de un independiente al frente o se exigiría que lo fuera alguien muy cercano a ERC. Lo que además sería visto como justo por todos, visto que ERC se había comido la Lista del President. Pero eso trastocaba los planes de la dirección de CDC. Por lo menos las huestes de Palau. Homs no deseaba en ningún caso ir a Madrid de segundón. Su propósito era mandar y ejercer de como portavoz del nuevo Govern que debía materializarse en Catalunya.

Ese era el verdadero motivo. Ningún otro. Someter. Mandar. Eliminar la competencia. La Lista Única siempre un fue recurso instrumental, interesado, condicionado a los designios e intereses de CDC. Y como la encuesta situaba a CDC como ganadora y por delante de ERC, Homs se convertiría de facto en el referente principal del independentismo en Madrid. Evidentemente en ERC no podían estar más contentos. Se lo ponían a huevo para liberarse del yugo, de una tutela que por lo menos Junqueras nunca quiso. Con lo que los republicanos pusieron todas las facilidades a Homs para su invento que finalmente fue bautizado como Democràcia i Llibertat (DiL). 

Fue el egoísmo, el tacticismo y la soberbia lo que impulsaba a Francesc Homs. Mas le dejó hacer. Mas estaba, además, demasiado ofuscado en una negociación tormentosa con la CUP que anunciaba su intención de mandar al President a la ‘papelera de la historia’. Célebre frase de Benet Salellas. Como de hecho así fue.

Como dato curioso, los hombres del President Mas solo pidieron discreción absoluta hasta la fecha de presentar amistosamente la decisión. Y, mientras, guardar silencio. "Rull no se puede enterar". El hoy President del Parlament era el secretario general de CDC y al parecer era el único que de verdad se había tomado lo de la Lista Única como un proyecto estructural y de largo recorrido. Se lo dijeron la víspera de la rueda de prensa. 

Claro que luego los planes no salieron como el estratega Homs deseaba. ERC sacó 9 diputados con Rufian al frente. Y Homs se quedó con 8. Y para más inri Podemos ganó en Catalunya. Lo más mezquino del asunto es que ya en plena campaña, cuando los sondeos empezaron a evidenciar que el invento de Homs iba a fracasar, y las subsiguientes críticas, Homs no dudó en negar la mayor, señalando a ERC como responsable de haber quebrado la nueva lista conjunta y del posible triunfo de Podemos con Xavier Domènech al frente.