Opinión | En clave europea

Eliseo Oliveras

Cordón parcial a los ultra en la UE

La extrema derecha amenaza con condicionar el futuro de la Unión Europea

Quién es quién en la extrema derecha europea: similitudes y diferencias entre las dos grandes familias

Banderas de la UE a la entrada de la sede de la Comisión Europea.

Banderas de la UE a la entrada de la sede de la Comisión Europea. / EP

El descontento social desatendido favoreció que los diferentes partidos de ultraderecha obtuvieran la cifra récord de 198 escaños del Parlamento Europeo (27,5% del total de 720) en las elecciones de junio. Los eurodiputados de extrema derecha han constituido el tercer y el cuarto grupo parlamentario más numeroso después de populares y socialistas -Patriotas por Europa (PfE) con 84 escaños y Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) con 78 escaños-,  aún les han sobrado eurodiputados para formar un tercer grupo parlamentario -Europa de las Naciones Soberanas (ESN) con 25 escaños- y todavía cuentan con una cantera de 11 votos de diferentes eurodiputados ultra de España, Alemania, Grecia, Polonia, Rumania y Eslovaquia que permanecen de momento en el grupo de no inscritos.

El intento de establecer un cordón sanitario para bloquear el acceso de la ultraderecha a los órganos de decisión política institucional del Parlamento Europeo sólo tuvo un éxito parcial. La estrategia del Partido Popular Europeo (PPE) de considerar como aceptable a una parte de la extrema derecha, pese a su euroescepticismo y autoritarismo, permitió que los Conservadores y Reformistas, liderados por la primera ministra italiana, Georgia Meloni, obtuvieran dos vicepresidencias de la Eurocámara y un puesto de cuestor en la Mesa del parlamento. Los populares soslayaron el interés político global a largo plazo de la Unión Europea (UE) y prefirieron primar sus propias ventajas partidistas a corto plazo y legitimar sus pactos gubernamentales con los ultras a nivel nacional en Italia, Suecia y Finlandia.

De este modo, el posfascista partido Hermanos de Italia de Meloni logró una de las 14 vicepresidencias del Parlamento Europeo con la eurodiputada Antonella Sberna y un puesto en la Mesa, que decide todo lo relacionado con la actividad política y el gobierno de la institución. Otra vicepresidencia y puesto en la Mesa del Parlamento Europeo fue para el eurodiputado Roberts Zile del partido ultra letón Alianza Nacional, cuyos miembros se distinguen por participar en las conmemoraciones anuales de la Legión Letona de las Waffen-SS nazis.

Revisionismo histórico

El revisionismo histórico emprendido por los gobiernos bálticos en las últimas décadas busca transformar oficialmente a los miembros de esas fuerzas integradas en las Waffen-SS de colaboradores nazis en defensores nacionalistas de los países bálticos, ocultando que la mayor parte de sus integrantes habían participado previamente en las matanzas masivas de judíos y buscando acallar a los historiadores que recuerdan su verdadero comportamiento, como el antiguo resistente lituano y, posteriormente, general israelí Yitzhak Arad y el historiador contemporáneo Dovik Katz.

El partido ultra polaco Ley y Justica (PiS) también consiguió uno de los cinco puestos de cuestor integrados en la Mesa del Parlamento Europeo. Por ello, el cordón sanitario sólo fue efectivo para vetar el acceso a cargos a los miembros del grupo de Patriotas del primer ministro húngaro Viktor Orban y de la francesa Marine Le Pen y del grupo de Soberanistas encabezado por Alternativa para Alemania (AfD).

La difusión de las ideas políticas ultras en la UE se ve favorecida por el retroceso de la libertad de prensa, la concentración de la propiedad de los medios y la intimidación a periodistas que se produce en los numerosos países, como indica el informe sobre el Estado de Derecho en la UE de la Comisión Europea, con críticas generalizadas y en especial a Hungría, Italia, Grecia, Eslovaquia, Croacia, Bulgaria y Polonia.

Libertad de prensa, amenazada

 Las organizaciones de periodistas han enviado una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para recordarle que “la libertad de prensa en la UE esta sometida a graves amenazas y restricciones que ponen en peligro los valores democráticos” y que es indispensable preservar la libertad de los periodistas para frenar la desinformación y mantener el pluralismo político.

El elevado nivel de corrupción percibido por los ciudadanos en sus países y la ineficacia de los estados de la UE para combatirla, que revela esta semana el sondeo Eurobarómetro, alimenta el descredito de instituciones y partidos y favorece asimismo el voto del desencanto a favor de los ultras.

El sondeo de la Comisión Europea indica que el 68% de los ciudadanos de media cree que la corrupción es generalizada en su país y que los gobiernos no la persiguen con eficacia (57%). Finlandia y Dinamarca son los únicos donde la percepción de corrupción es muy baja (18% y 26%).

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