Organismo supervisor

Los retos que afronta Escrivá en el Banco de España pondrán a prueba su independencia como gobernador

Los cambios en el organigrama, la orientación del servicio de estudios, la valoración del proyecto de presupuestos del Gobierno y el papel de la subgobernadora examinarán la imparcialidad del exministro

Una tradición rota de consenso PSOE-PP y un ministro como gobernador 45 años después

José Luis Escrivá promete su nuevo cargo ante el rey en el Palacio de la Zarzuela

José Luis Escrivá promete su nuevo cargo ante el rey en el Palacio de la Zarzuela / EFE/ Borja Sánchez-Trillo

Pablo Allendesalazar

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Lo que hasta el pasado julio casi nadie creía posible es hoy un hecho. Por primera vez en 45 años de democracia, un miembro del Gobierno pasa directamente a liderar el Banco de España: José Luis Escrivá es gobernador desde el pasado viernes, tras abandonar su despacho en el Ministerio para la Transición Digital, al que llegó después de ocupar el de la Seguridad Social entre 2020 y 2023. El nuevo máximo responsable del banco central -una institución de marcado carácter presidencialista- tiene ante sí importantes retos. Pero sobre todos ellos pende su mayor desafío: demostrar si es capaz de ejercer el cargo con la debida autonomía o da la razón a quienes han criticado su casi inédito nombramiento por entender que no podrá ejercer sus funciones con independencia e imparcialidad frente al Ejecutivo del que procede.

La primera prueba de fuego del carácter que quiere imprimir a su mandato de seis años no prorrogables se verá en los cambios que pueda impulsar en el organigrama de la institución. En la alta dirección del Banco de España, se reconoce preocupación. Cinco de sus seis directores generales fueron elevados a sus puestos en época del anterior gobernador, Pablo Hernández de Cos, y es habitual que los cambios en la cúpula conlleven relevos en esa línea ejecutiva. En cualquier caso, todas las miradas están puestas en si Escrivá decide o no cesar a Ángel Gavilán de la Dirección General de Economía y Estadística (el antiguamente llamado servicio de estudios, el más potente del país) para colocar al frente a una figura afín.

Se trata de una cuestión clave para testar sus planes. Uno de los mandatos legales del Banco de España es "asesorar al Gobierno, así como realizar los informes y estudios que resulten procedentes". Dichos documentos, muchas veces críticos con la política económica de los distintos Ejecutivos, han constituido tradicionalmente el principal motivo de roces entre la institución y ministros de todo signo político. Precisamente, Escrivá ha atacado públicamente varios de ellos en los últimos años. En 2022, por ejemplo, achacó de "falta de sofisticación" a un estudio sobre las pensiones. 

Incómodos o complacientes

La duda, por tanto, es si impulsará un cambio que implique que los análisis del organismo pasen a ser más complacientes con el Gobierno o eviten los asuntos más controvertidos. En la institución, se reconoce que la figura del gobernador tiene una capacidad de influencia absoluta sobre la Dirección General de Economía: puede encargar y orientar las conclusiones de sus estudios, que además se pueden modificar una vez elaborados y antes de publicarlos (al contrario, por ejemplo, de lo que sucede con los inalterables informes de la inspección de los bancos). 

Si Escrivá quiere sustituir a directores generales, no le resultará difícil. La decisión la debe tomar el comité ejecutivo, formado por él mismo, la nueva subgobernadora (aún por desvelar y que el Gobierno nombrará en solitario, tras romper la tradición de pactarlo con el PP), y los consejeros Soledad Núñez (elegida en su día por el PSOE y cuyo mandato vence el 28 de septiembre, pero que el Ejecutivo puede renovar por seis años) y Fernando Fernández (propuesto por el PP y blindado por un mandato que no vence hasta 2029). Le valdría incluso con que uno de ellos le apoye, ya que en caso de empate su voto vale doble.

Pedro Sánchez y José Luis Escrivá.

Pedro Sánchez y José Luis Escrivá. / EFE

Otro hito que examinará a Escrivá, en esta línea, es su previsible comparecencia en el Congreso para analizar los Presupuestos Generales del Estado para 2025. El Gobierno ha asegurado que tiene la intención de llevar su proyecto de cuentas públicas al Congreso en las próximas semanas. Si finalmente lo hace, inmediatamente comenzarán las comparecencias en la comisión de presupuestos de la Cámara baja y la tradición es que el primero en acudir sea el gobernador. El ya exministro, así, tendría que valorar el principal proyecto de ley que cada año deben presentar sus excompañeros del Ejecutivo.  

El papel de la subgobernadora

Otra incertidumbre es qué papel tendrá la nueva subgobernadora. Al no ser en esta ocasión propuesta por el principal partido de la oposición sino decidida por el Gobierno, se pone en duda que pueda ejercer de contrapeso interno a Escrivá. Además, ni la Ley de Autonomía del Banco de España de 1994 ni el Régimen Interno de la institución de 2000 le otorgan unas competencias muy concretas. Desde 2014, eso sí, tiene un asiento garantizado en el consejo del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del Banco Central Europeo (BCE), con lo que en la última década los subgobernadores se han ocupado de tratar de garantizar la solidez de los bancos y la estabilidad financiera.  

Para el puesto han sonado la consejera Núñez (directora general del Tesoro en el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero), Montserrat Martínez Parera (vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores) y Paula Conthe (secretaria general del Tesoro). Tampoco se descarta que el nuevo gobernador proponga al Gobierno el nombramiento de una alta funcionaria del Banco de España de su confianza, a la que pueda conocer de su lejana época en el organismo (estuvo en su servicio de estudios hasta 1993) o de su etapa como presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (a la que se incorporaron varias economistas del banco central).

Escrivá, asimismo, tiene a su mano otras palancas para imprimir su sello en la actividad del Banco de España. Así, el primer plan estratégico de la institución (2020-2024) está a punto de vencer, y con el mismo las prioridades analíticas y de investigación para el periodo. Además, debe decidir el diseño del Informe Anual, el documento en que el banco central expone los principales retos estructurales que observa en la economía española y que se suele publicar a finales de abril o principios de mayo. Junto a ello, tendrá que ocuparse de asuntos de cariz más interno, como la elaboración de los presupuestos y las cuentas anuales de la institución, decidir si seguir o no ampliando plantilla, y cubrir los puestos de jefe de gabinete y director de comunicación, vacantes desde hace meses.

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