Organismo supervisor

El Gobierno rompe la tradición de pactar con el PP e impone al ministro Escrivá en el Banco de España

Un miembro del Ejecutivo pasa a dirigir la principal institución económica independiente del país por primera vez en 45 años de democracia

Pedro Sánchez y José Luis Escrivá.

Pedro Sánchez y José Luis Escrivá. / EFE

Pablo Allendesalazar
Juan Ruiz Sierra
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El Gobierno nombrará a José Luis Escrivá, ministro para la Transformación Digital y antes de Seguridad Social, como nuevo gobernador del Banco de España, según ha adelantado la 'Ser' y ha confirmado este diario de fuentes del Ejecutivo. Por primera vez desde la llegada de la democracia en diciembre de 1978, un ministro pasará a dirigir la principal institución económica pública e independiente del país. El Ejecutivo está legalmente capacitado para hacerlo, pero con su decisión ha provocado la ruptura de la tradición de que el relevo de la cúpula del organismo se consensúe entre el Gobierno y el principal partido de la oposición.

El PP se había opuesto estas semanas atrás tajantemente a que Escrivá fuera el elegido, porque entiende que se vulnera "la independencia de la institución", informa Pilar Santos. Poco después de conocerse la noticia, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha escrito en X (antes Twitter) que con esa decisión de Pedro Sánchez hay "una nueva institución colonizada" en España. El dirigente conservador considera que ya fue un error que el jefe del Ejecutivo nombrara a la exministra Dolores Delgado como fiscal general, en 2020, y al exministro Juan Carlos Campo, como magistrado del Tribunal Constitucional, en 2022. "No se puede pasar de un ministerio a dirigir el Banco de España", ha escrito en X el jefe de la oposición.

La elección del gobernador es potestad del presidente del Gobierno, mientras que el subgobernador es designado por el Ejecutivo a propuesta del gobernador, según la Ley de Autonomía del Banco de España de 1994. Pese a ello, la tradición desde aquel año es que el Gobierno elija a un gobernador asumible para el principal partido de la oposición y este actúe de forma recíproca con el subgobernador. La elección de Escrivá implica la primera vez que se rompe la tradición desde 2006, durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Con el Ejecutivo de Rajoy en 2012 hubo entendimiento, mientras que en 2018 no hubo estrictamente un pacto porque la renovación coincidió con la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez al poder, pero cada uno de los dos principales partidos pudo finalmente elegir a uno de los dos altos cargos del organismo.

El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá, interviene durante un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, en el Hotel Mandarin Oriental Ritz, a 23 de febrero de 2024, en Madrid (España).

El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá, interviene durante un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, en el Hotel Mandarin Oriental Ritz, a 23 de febrero de 2024, en Madrid (España). / Alberto Ortega - Europa Press

La falta de acuerdo con el PP, asimismo, provocará que el Ejecutivo elija también a la persona que ocupará el segundo puesto de mando del Banco de España. Sustituirá a Margarita Delgado, que ocupaba el puesto desde 2018 y ejercía de gobernadora en funciones desde que venció el mandato de Hernández de Cos en junio. El de Delgado acaba el próximo miércoles 11 de septiembre, que es cuando comenzará el de su sustituto. Los dos elegidos estarán en sus puestos por un periodo de seis años no prorrogables. Escrivá se estrenará los días 11 y 12 de septiembre en la reunión del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE), del que pasará a formar parte como gobernador de uno de los bancos centrales nacionales de los países del euro.

Excepcional

La negociación entre el Gobierno y el PP parecía ir bien encaminada después de que los dos partidos lograsen pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tras más de cinco años de bloqueo. La filtración a mediados de julio de que el Gobierno había propuesto a los populares el nombre de Escrivá -descartado de todas las quinielas desde hacía meses- causó una ola de sorpresa y rechazo en el mundo económico y buena parte del político y mediático. También provocó preocupación y desasosiego en el propio Banco de España, tanto por su paso por la política como por sus antecedentes como líder de equipos. Pese a ello, el Ejecutivo no ha variado de opinión y viene asegurando que el BCE da prueba de que la elección de Escrivá "no es excepcional"

Fuentes gubernamentales, así, han subrayado que siete de los 26 miembros del consejo de gobierno del banco central fueron antes ministros: su presidenta, la francesa Christine Lagarde; su vicepresidente, el español Luis de Guindos; y los gobernadores de los bancos centrales de Grecia, Malta, Portugal, Eslovaquia, y Finlandia. No es excepcional, pero sí minoritario: suponen el 27% del consejo, frente a una mayoría de 19 consejeros (73%) que no fueron ministros, como tampoco lo fueron los actuales gobernadores de otros bancos centrales de países desarrollados no comunitarios como Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, Suiza o Japón.

Independencia en cuestión

El perfil profesional de Escrivá no es el motivo de las críticas: comenzó su carrera en el Banco de España y pasó por el BCE y el Banco Internacional de Pagos de Basilea (el conocido como banco central de los bancos centrales), además de por el BBVA, antes de ser nombrado presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) por el Gobierno de Rajoy y ministro en el de Sánchez. "Si uno mira su currículum, creo que hay pocas personas en España que tengan su conocimiento de política monetaria", defendió el presidente del Gobierno en julio. El principal problema es que su salto del Ejecutivo al Banco de España puede poner en cuestión uno de los principales mandatos que tiene la institución. 

Según su ley de autonomía de 1994, el Banco de España tiene encomendada la política monetaria y la supervisión bancaria, pero desde hace años lo hace a través de su participación en el BCE, al que se transfirieron dichas competencias. Sin embargo, también debe "asesorar al Gobierno, así como realizar los informes y estudios que resulten procedentes". Existen dudas razonables de que un exministro pueda defender opiniones técnicas que cuestionen la política económica del Ejecutivo del que formó parte, por más que el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, haya argumentado que "la independencia de las instituciones queda garantizada mediante su propia normativa y las personas que estén al frente tendrán que ejercer su labor en el marco de la normativa".

La falta de acuerdo entre el Gobierno y el PP para el Banco de España, por otro lado, parece complicar que los dos principales partidos pacten para la renovación de las cúpulas de otras instituciones económicas, como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (que tiene consejeros con el mandato vencido) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (el mandato de su presidente y vicepresidenta acaba en diciembre, pero pueden ser renovados por dos años más).