Suplicio en el centro

Ciutat Vella concentra un tercio de los afectados por ruido del ocio nocturno en Barcelona: "El barrio es invivible"

El ayuntamiento tiene en preparación una nueva regulación, casi un año después de suspender las restricciones a terrazas y locales, mientras las asociaciones de vecinos abogan por extender las limitaciones horarias

Vecinos de Ciutat Vella piden que la Guardia Urbana priorice las quejas por ruido en Barcelona

Una terraza en la plaza Reial, en Barcelona.

Una terraza en la plaza Reial, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Jordi Ribalaygue

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Un matrimonio que vive al norte del Raval ha vuelto este verano a casa de los padres. Ambos recorren con frecuencia la distancia que va del núcleo histórico de Barcelona a Sant Andreu, donde residen los progenitores de uno de ellos. Acuden cuando declina el día para conciliar el sueño que les niega la discoteca abierta hasta la madrugada bajo su domicilio. “Trabajamos por la mañana, la tarde la pasamos en el piso y luego cogemos la Línea 1 del metro para ir a dormir. Hemos llegado a buscar una habitación cerca de nuestra calle solo para ir por la noche, porque cruzar la ciudad para dormir no es viable. Hasta ahí ha llegado nuestra desesperación”, confiesan los dos, que prefieren guardar el anonimato.

La desventura de la pareja retrata cómo el alboroto al caer el sol altera la rutina donde la ciudad acumula oferta noctámbula y turística. De las mediciones de los sensores municipales se desprende que el 12,42% de los vecinos de Ciutat Vella se ven obligados a soportar el bullicio que se atribuye al ocio nocturno. Supera la media de la ciudad, en la que el 2,36% de los habitantes conviven con la misma contrariedad. Las estadísticas revelan que un tercio de los barceloneses a los que la jarana los estorba mientras tratan de pegar ojo residen en el distrito que aglutina el Raval, el Gòtic, la Barceloneta y Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera.

“La gente está cada vez más cansada. No es normal que debas modificar tu vida porque no puedes dormir”, protesta Eva Vila, de la plataforma Fem Gòtic. Cuenta que, en ocasiones, ha optado por que sus hijos estén de viernes a domingo con los abuelos para que duerman sin sobresaltos: “Hemos llorado por no dormir; hemos salido a pasear a las cuatro de la madrugada porque no dormimos; nos levantamos temprano para ir a nuestros trabajos sin dormir, con lo que eso afecta mentalmente… Muchos vecinos están deseando escapar el fin de semana. No por hacer planes, sino para dormir, cuando no tendría que ser un privilegio, sino un derecho”.   

Medidas en octubre

El Ayuntamiento anunció en julio que implantará planes de reducción del ruido en seis zonas de Ciutat Vella. Empezará por el paseo del Born y su entorno en octubre y acabará en la Rambla del Raval, donde el remedio se hará esperar hasta el primer trimestre de 2026. La mayoría de las medidas debe entrar en vigor a lo largo de 2025

El gobierno del alcalde Jaume Collboni plantea el antídoto después de que, en noviembre de 2023, suspendiera el recorte horario a terrazas, restaurantes, bares musicales y colmados en algunos puntos del distrito, que estuvieron en vigor durante un año. Alegó que se detectaron unos defectos de forma que amenazaban con desencadenar sentencias en contra en los juzgados. Las limitaciones imponían que 13 terrazas de Ciutat Vella se recogieran a las 23.00 horas, 90 súpers cerraran a las 22.00 y 53 locales de hostelería, a las 02.00

Las asociaciones de vecinos del Gòtic, Casc Antic y la Xarxa Veïnal del Raval ruegan que se restablezcan las restricciones horarias, ampliadas a todo el distrito. “Eran laxas el fin de semana, pero ahora no tenemos nada”, critica Teresa Picazo, de la Asociación de Vecinas y Vecinos del Barri Gòtic. “¿Para qué nos sirve tener sonómetros si nadie los mira? ¿Cómo puede ser que los bares y restaurantes que llenan la calle Escudellers, la plaza George Orwell o la plaza Reial cierren a las dos y media de la madrugada cada día? Es inhumano, hemos creado un barrio que es invivible”, zanja.   

El ejecutivo municipal promete endurecer la terapia para mitigar las molestias si no da frutos en medio año. En todo caso, no ha detallado qué paliativos aplicará. Por ahora, analiza sonometrías y estudia el andamiaje jurídico de la norma.

Acumulación de locales

Ciutat Vella dispone de 38 sonómetros. “Con los que hay, tenemos datos para dar y vender. Lo que hace falta son medidas”, urge Ana Menéndez, vicepresidenta de la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB). Menéndez aboga por la “reducción de aforos y locales”. “Hay que desconcentrar la oferta de ocio nocturno que Ciutat Vella sufre”, postula.

La calle Ferran por la noche, en el Barri Gòtic, en Barcelona.

La calle Ferran por la noche, en el Barri Gòtic, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

“No ha habido nuevas licencias y han cerrado unos 200 locales en los últimos 25 años, contando Barcelona y el área metropolitana”, cuantifica Fernando Martínez, secretario general de Fecalon, patronal del ocio nocturno en Catalunya. “Unido a los cierres del Port Olímpic, ha llevado a que más gente se concentre en ciertas zonas de Barcelona, pero los locales no están absorbiendo a todo el público. Está creando un problema en la calle”, analiza.

En ese sentido, Martínez culpa a los botellones del ruido nocturno en Ciutat Vella y defiende los métodos de insonorización y limitación de sonido de las salas de fiesta. También se opone a prefijar un horario de cierre avanzado de los establecimientos. “La gente no se va a casa, sino que se queda en la calle. Son mejores las salidas prolongadas, espaciosas y con conexión al transporte público”, sugiere.

En diciembre de 2023, entidades vecinales del distrito entregaron un documento al concejal de Ciutat Vella, Albert Batlle, en que alertan que el equilibrio entre ocio, negocio y bienestar en el centro histórico de Barcelona "se ha roto dando más importancia a la economía que a la salud". Achacan el ruido a la “masificación turística”, la “proliferación de bares y terrazas” y los “locales de restauración, bares musicales, discotecas, hoteles y pisos turísticos mal insonorizados”. También aluden a las “actuaciones musicales en la calle y con altavoces a todas horas”, los “botellones y las fiestas con altavoces o bongos” y el ‘skate’, “una actividad cada vez más masiva y más agresiva contra los vecinos”, avisan.

Las asociaciones proponen reducir el número de permisos para mesas exteriores y anularlos cuando excedan la ocupación concedida, para lo que exigen más inspectores. A su vez, piden “sancionar a los músicos ambulantes y las terrazas que permiten su actividad”, “prohibición total y absoluta del ‘skate’ en zonas habitadas”, “avanzar el horario de desalojo de los botellones en zonas conflictivas” y “adecuar el horario de los dispositivos de limpieza para que respeten las horas de descanso nocturno”, entre otras ideas.

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