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Mucho cuidado con las anchoas en lata: deberías siempre guardarlas aquí

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Esta es la diferencia entre la fecha de caducidad y el consumo preferente para no desperdiciar comida

Las legendarias anchoas cantábricas de Las Palmeras.

Las legendarias anchoas cantábricas de Las Palmeras. / Instagram

Alba Aguilera

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Por lo general, se acostumbra a relacionar los productos envasados con la despensa, donde suele guardarlos todo el mundo. Lo que muchas personas desconocen es que no todos los productos en lata pueden guardarse durante meses (o años) en los armarios y cajones de nuestra cocina, a pesar de la fecha de caducidad que les corresponda.

Algunos de estos productos deben almacenarse en la nevera, aunque no se hayan abierto. Para saber qué conservas necesitan frío y cuáles no, hay que entender la base teórica que las diferencia: el proceso de elaboración de cada tipo.

Las que pueden guardarse en la despensa sin problema son las conservas, que se someten a un tratamiento industrial con calor, donde los alimentos como verduras, pescados, carnes o sopas, se calientan a temperaturas entre los 115 y los 120 grados durante unos 30 minutos.

Por otro lado, están las semiconservas. Este tipo de alimentos enlatados no han pasado por el proceso de esterilización por calor, por lo que pueden llegar a contener gérmenes perjudiciales para la salud. Motivo por el que es necesario someterlas al frío y guardarlas en el refrigerador.

Cómo distinguirlas

Para distinguir una conserva de una semiconserva no hace falta confeccionar una lista y aprendérsela de memoria, como si cada visita al supermercado fuera un examen práctico. Hay diferentes trucos que pueden aplicarse para hacer esta diferenciación a simple vista:

  1. Tener en cuenta el lugar de la tienda donde se encuentra. Si está en la zona de neveras, sin duda se trata de una semiconserva.
  2. Observar la variación de la fecha de consumo. Las conservas no suelen tener fecha de caducidad, sino de "consumo preferente", que puede llegar a alcanzar los cinco o seis años. Pasada esa fecha, y si se encuentran en buen estado, lo más probable es que sigan siendo comestibles. En el caso de las semiconservas, la caducidad es mucho menor, alcanzando un año como máximo.

El problema de las anchoas: ¿fuera o dentro de la nevera?

Para aligerar la tarea de identificación, recordamos cuál es la semiconserva que más triunfa en España y que, por tanto, es posible que la mayoría de personas la tengan en sus casas. Se trata de las anchoas en lata, que deben conservarse en temperaturas entre 5 y 12 grados.

El problema de las anchoas es que pueden llevar a confusión por culpa del aceite en el que están conservadas. Ante las bajas temperaturas del refrigerador, el aceite acostumbra a solidificarse creando pequeñas esferas. Pero no por esto se deben dejar en la despensa, ya que las consecuencias podrían ser mucho peores que las bolas de aceite.

Un problema que tiene solución: para evitar que estas perlas de aceite molesten a la hora de consumir las anchoas, es recomendable sacar la lata unos 20 minutos antes de su ingesta, dejándolas reposar a temperatura ambiente y así puedan templarse y acabar con esas indeseables esferas.