Movilidad sostenible

Tarragona y Reus unen fuerzas para aplicar sus ZBE y coordinar sus ordenanzas municipales

Los equipos técnicos de ambos consistorios realizan reuniones para coordinar ciertas medidas de las ZBE con la intención de "facilitar la vida a la ciudadanía"

REPORTAJE | Tarragona proyecta una ZBE sin veto a vehículos con etiqueta amarilla pese a exigirlo un decreto del anterior Govern

TARRAGONA | Tarragona presenta su Zona de Bajas Emisiones de cara a aprobarla a finales de este 2024

Coches en Tarragona.

Coches en Tarragona. / Joan Revillas

Jan Magarolas

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Desde las pasadas elecciones municipales, la futura área metropolitana del Camp de Tarragona va cogiendo forma tímidamente. Primero, a nivel de compromiso político de los alcaldes de las dos grandes ciudades, Tarragona y Reus, que muestran una sintonía política poco habitual entre ambas capitales. Y segundo, a nivel de relaciones y de proyectos conjuntos. Con la puesta en marcha de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las ciudades de más de 50.000 habitantes, tanto Reus como Tarragona están trabajando con las respectivas normativas y ordenanzas, y lo hacen con un horizonte compartido: ambos consistorios quieren medidas unificadas, horarios y días muy similares y un calendario de aplicación más o menos paralelo.

Por el momento, ambas ciudades se encuentran en el proceso de redacción de las ordenanzas municipales, que deben guiar los respectivos proyectos de las ZBE. En esto, Tarragona está más avanzada, ya que hace un mes puso en exposición pública el texto inicial y la previsión es que el pleno del Ayuntamiento lo apruebe inicialmente a finales de este 2024. Reus la está redactando, después del proceso participativo que realizó, y también lo pondrá a exposición pública durante este tercer trimestre del año, previa aprobación a principios de 2025.

En cuanto a la aplicación de las ZBE, es Reus la que toma la delantera, con el inicio de las obras del proyecto tecnológico, que tiene que instalar las cámaras, los sensores y los carteles por toda la ciudad. Las obras se iniciaron en julio y está previsto que esté todo instalado en noviembre. En cambio, Tarragona mantiene las calles intactas y realizará este proceso a lo largo del 2025. Por esto, los calendarios de aplicación son parecidos, sin ventajas y con la intención de ir de forma paralela.

El decreto de la Generalitat

La Generalitat aprobó el pasado mes de julio, todavía con ERC al frente, el nuevo decreto que tiene que regular las ZBE en vigor y las que están en redacción. El decreto catalán es más restrictivo que el del Ministerio y, entre otras medidas, quiere añadir los coches con etiqueta amarilla a la prohibición de los coches sin etiqueta y hacerlo de forma gradual entre 2026 y 2028. Sin embargo, tal y como explicó este diario, la intención del ayuntamiento de Tarragona, de momento, es el de incluir solo los coches sin etiqueta. “Cuando se active la ZBE, en enero de 2026, nuestra nueva ordenanza afectará a los vehículos que no tienen etiqueta”, afirmaba la ‘consellera’ de Movilidad del Ayuntamiento de Tarragona, Sonia Orts (PSC).

Reus no lo tiene tan claro. Su concejala de Seguridad y Convivencia, responsable también de la ZBE, Dolors Vázquez (Ara Reus), se limita a señalar la redacción en curso de la ordenanza y la normativa y no quiere, de momento, poner las etiquetas ni los horarios en el punto de mira. “No podemos avanzar puntos concretos porque estamos en plena redacción, con las aportaciones de los partidos políticos y los técnicos municipales y todavía nos encontramos en fase de negociación”, afirma Vázquez. Sin embargo, confirma que todos los textos “cumplirán las normas estatales y catalanas”. “El requisito mínimo es cumplir lo que dicen el decreto del estado y la normativa de la Generalitat que esté en vigor, los servicios jurídico y técnico lo tendrán en cuenta”, sostiene la concejal reusense.

Las dos capitales, de la mano

Si una cosa destaca de las relaciones entre ambos consistorios es la intención de colaborar acerca de las ZBE. Así lo explican las dos concejalas, por separado, a EL PERIÓDICO. “Tarragona y Reus son los dos grandes municipios del Camp de Tarragona y del área metropolitana, la voluntad es que las normativas de las ZBE sean lo más parecidas posible, por sentido común y para facilitar las cosas a la ciudadanía”, afirma Vázquez. Por su parte, Orts confirma que las dos ciudades están “trabajando conjuntamente” temas como los horarios o las sanciones para conseguir una “coordinación” que favorezca la implantación de la normativa entre los usuarios de dos ciudades que tienen “un elevado flujo de movimiento”.

Esta es la clara voluntad de los dos ayuntamientos, con independencia del resto de medidas concretas o del calendario de aplicación de cada ZBE. Por el momento, esta voluntad política se está materializando a través de reuniones y conversaciones entre los servicios técnicos de ambos municipios para redactar unos textos que, más adelante, tendrán que pasar por los respectivos plenos municipales.

¿Hacia una ZBE supramunicipal?

Otra de las novedades que incluye el decreto de la Generalitat aprobado en julio es la creación del concepto de la ZBE supramunicipal, que toma de referencia la zona de bajas emisiones de Rondas Barcelona. El decreto permite instalar una ZBE sobre varios municipios y establece que la zona libre de emisiones deberá cubrir por lo menos el 25% de suelo urbano residencial de toda la superficie integrada. Estas ZBE tendrán que ser reguladas por un ente supramunicipal. En el caso de Barcelona, lo ejerce el Área Metropolitana.

La voluntad de colaborar acerca de las ZBE entre los ayuntamientos de Tarragona y Reus abre la puerta a la coordinación total y es un paso más cerca de la ZBE supramunicipal que permite el decreto catalán. Y más allá de las dos capitales virtuales del área metropolitana del Camp, otros municipios se podrían sumar al órgano. Cambrils (Baix Camp), Salou y Vila-seca (Tarragonès), por ejemplo, superan los 20.000 habitantes y también estarán obligados por el decreto catalán a tener una ZBE en vigor en 2028.

“El decreto catalán es muy reciente y todavía no hemos tenido la ocasión de trabajarlo, lo analizaremos y veremos”, apunta Dolors Vázquez, concejala de Reus. Desde Tarragona no lo descartan y apuntan a la coordinación para las ordenanzas como un paso importante. Sin embargo, de constituirse finalmente esta ZBE supramunicipal, a nivel político y social podría significar el primer paso firme hacia la articulación de un área metropolitana real.

Calendarios paralelos

Mientras que Tarragona, después de una prórroga de un año, quiere tener en marcha su ZBE el 1 de enero de 2026, Reus se lo toma con más calma, pero con un calendario parecido. La intención del consistorio reusense es poder poner en marcha la ZBE en 2027, aunque reconocen que es una “declaración de intenciones que se tiene que consensuar” con técnicos y partidos políticos. En Reus ya se están instalando las cámaras y el operativo tecnológico -algo que Tarragona realizará el año que viene- y ambas ciudades tendrán que afrontar los cambios de señalización viaria. Se quiere tener las ordenanzas aprobadas en los próximos meses.

Otra cosa con la que coinciden es en el período de adaptación. Tanto Reus como Tarragona, más allá de cumplir más o menos con el calendario previsto, saben que sus ZBE no serán de aplicación inmediata. “En todo el primer año no habrá sanciones porque la intención no es recaptatoria, haremos una campaña de información”, explica Orts. Por su parte, Vázquez confirma que “habrá un proceso de información y de adaptación de la ciudadanía”. Por lo menos en las formas, el contenido y los tempos de la ZBE, Tarragona y Reus unen esfuerzos.