De hogueras ilegales a maleantes escondidos en cuevas: los drones revolucionan el patrullaje de los agentes rurales

"¿Qué encontramos? Todo lo que te puedas imaginar". Esta respuesta resume los miles de días de patrullaje vividos por un veterano agente rural que participa en la vigilancia de hoy. Tanto él como sus compañeros cuentan decenas de anécdotas, pero una de las más llamativas tiene como escenario las cuevas y las ermitas de la mágica montaña de Montserrat.

"No es recurrente, pero tampoco es excesivamente extraño que acudan a estos escondrijos personas que prefieren no ser detectadas", explica Jordi Carrasco, el agente rural encargado de la comarca del Bages. "Es por este motivo que, cuando vamos chequeando las ermitas para comprobar que quien pretende dormir ahí dispone de la autorización, lo hacemos armados", prosigue.

Y aquí viene lo sorprendente: "Más de una vez, al cruzar los datos de las personas que van a pernoctar en esta especie de guaridas sagradas con la base de información de los Mossos d'Esquadra, se ha descubierto a alguien que tenía una orden de busca y captura por algún delito, normalmente menor". Es decir, estas míticas rocas ovaladas de peregrinaje no son una mala opción para esconderse.

Incendios y turistas

Sin embargo, la anécdota no se corresponde con una jornada habitual de los agentes rurales en Montserrat. En verano, una de las principales tareas es la prevención de incendios. De hecho, durante la citada ruta de las ermitas, se les recuerda a los visitantes que está prohibido encender fuego. Aun así, casi cada semana se localizan restos de hogueras no permitidas.

Cuando se activa el grado más restrictivo del plan alfa, porque el riesgo de incendio forestal es muy elevado, este cuerpo de la Generalitat que tiene la responsabilidad de velar por el medio ambiente tiene como objetivo vaciar el macizo de gente. "Montserrat, más que un parque natural, es un parque metropolitano que acumula una gran cantidad de visitantes", afirma Carrasco. Y esta situación agrava el peligro de incendio.

En este sentido, los drones lo han cambiado todo. Los primeros aterrizaron en las oficinas de los agentes rurales hace poco más de cinco años. Pero, después de la pandemia, su uso se ha intensificado. Uno de los pilotos se viste con la chaleco y monta una gran pantalla. Luego, sitúa el dron en el suelo y lleva a cabo la maniobra de despegue.

Cuando el dron está en el aire todo cambia: "El 'zoom' es muy potente y nos permite comprobar si hay gente donde no debería o anticiparnos a cualquier incidencia, así analizamos la magnitud del problema y preparamos una intervención adecuada". Según Carrasco, estos aparatos voladores son más eficientes que los helicópteros para controlar el territorio.

Vías de escalada

Si detectan escaladores ascendiendo por vías prohibidas, les avisan. "En Montserrat hay más de 5.000 itinerarios de escalada, pero algunos de ellos están restringidos por la nidificación de aves como el halcón peregrino o el águila perdicera", advierte Carrasco.

"Cada día descubrimos nuevas aplicaciones de los drones, han supuesto un cambio radical en nuestro día a día", admite el agente rural. No obstante, los paseos a pie se mantienen. Una pareja de jubilados pregunta a los agentes la distancia hasta el pico de Sant Jeroni. Están ya algo cansados y la mujer es asmática. "A una hora y media, más o menos", responde uno de ellos.

"Esto también es parte de nuestro día a día: aconsejar a la gente en función de la situación", destaca el agente cuando ya se han ido. "Sant Jeroni, en realidad, está a unos 45 minutos si estás en forma, pero, para estas dos personas, la mejor decisión probablemente es quedarse a medio camino", aclara. La escena se va repitiendo en todas sus variantes: extranjeros y locales, cuando ven un uniformado, no dudan en exponer sus dudas acerca de las excursiones.

Montserrat es solo un ejemplo paradigmático de la actividad diaria de los agentes rurales. En los últimos años, los encuentros con las personas que tratan de disfrutar del paisaje y la naturaleza han aumentado. "Después de la pandemia, el 'boom' fue espectacular", coinciden. Ahora las cosas se han estabilizado. Pero sostienen que, antes de 2020, el número de visitantes que decidían acudir a espacios naturales era menor.

"El covid provocó un repunte porque la necesidad de estar en contacto con el medio ambiente era imperiosa", dice Carrasco. Y este hecho también se tradujo en más irregularidades e imprudencias, a veces involuntarias.

"Como nuestra misión es proteger el entorno, nuestra primera intención nunca es sancionar, sino concienciar", añade. De todas formas, a lo largo de un año, acaban imponiendo decenas de multas por incumplimientos flagrantes como no respetar las medidas de los planes antiincendios.

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