Reducir el incivismo

La riera de Merlès combate la masificación con más vigilancia

Las sanciones por aparcar y bañarse en sitios prohibidos se reducen, pero alcaldes y guardias rurales aseguran que "todavía queda trabajo por hacer"

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Bañistas en la riera de Merlès

Bañistas en la riera de Merlès / Oscar Bayona / RG7

Laura Serrat

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Extender la toalla para tomar el sol y refrescarse es la imagen típica de las playas catalanas, pero también de las rieras de la Catalunya central. Una de las más concurridas es la riera de Merlès, que este año ha reforzado la presencia de informadores y guardas rurales para combatir la masificación en este espacio natural protegido que transcurre por las comarcas del Berguedà, el Lluçanès y el Ripollès. Después de cinco años de cuidados intensivos, los guardas y alcaldes de la zona aseguran que se empiezan a notar mejoras en cuanto a la reducción de comportamientos incívicos, pero que "todavía queda trabajo para hacer" para proteger el espacio de la sobrefreqüentación de bañistas.

Desde finales de junio hasta el mes de septiembre, la patrulla de guardas rurales, un servicio de seguridad privada contratado por el Consejo Comarcal del Berguedà, se dedica a circular a lo largo de los 55 kilómetros que comprende la riera. Su tarea consiste a hacer cumplir las ordenanzas reguladoras que prohíben el baño en un tramo de 7 kilómetros, desde la Quar hasta Santa Maria de Merlès, y establecen otras restricciones como aparcar solo en los puntos habilitados, la prohibición de acampar, hacer un pícnic, encender fuego, saltar de las pozas o tirar desechos. Su trabajo se complementa con la de las personas informadoras, que reparten folletines e informan a todos los ocupantes de los vehículos que entran en un espacio protegido donde hay que cumplir unas normas.

Reducir la masificación

Uno de los guardas rurales que forma parte del dispositivo de vigilancia, Sergio Jorge, explica que, en los últimos años, se ha conseguido reducir la afluencia de gente y, sobre todo, crear conciencia entre los visitantes sobre la necesidad de proteger el medio ambiente. Lo ejemplifica con el hecho que en 2019 interpusieron cerca de 2.000 sanciones, mientras que este año han puesto 275 desde finales de junio. Aun así, destaca que continúa "preocupando mucho el incivismo en la zona", sobre todo en casos de "coches mal aparcados que cortan el acceso a caminos particulares o visitantes que acuden a la riera con parasoles, altavoces y, incluso, con cachimbas que suponen un alto riesgo de incendio, teniendo en cuenta que es temporada de verano".

Ante el incivismo recorriendo en los diferentes espacios de la riera, otro de los guardas rurales que forma parte del dispositivo, Aitor Puelles, destaca que en las últimas décadas entornos naturales protegidos como la riera de Merlès se han masificado con "el efecto llamada de las redes sociales" y por la mayor frecuentación social a las zonas de montaña. "Años atrás, las rieras se llenaban sobre todo de público local o amantes de la montaña que conocen y respetaban el medio natural, pero en los últimos tiempos, ha incrementado la presencia de turistas que desconocen y no respetan la normativa relativa a los bosques", lamenta. Por este motivo, insiste en la importancia de reforzar el servicio de vigilancia en torno a la riera.

Controlar el incivismo

La alcaldesa de la Quar, Marta Puigantell, explica que este año se ha reforzado la vigilancia con un total de 15 informadores y dos patrullas de guardas rurales - una de refuerzo en los días de más masificación - para controlar el incivismo en los diferentes tramos de la riera. Puigantell remarca que este año ya se empieza a notar cierta mejora en el control de las conductas incívicas, a pesar de que asegura que "sin el servicio de vigilancia sería imposible resolver los efectos de la masificación". En este sentido, dice que es una suerte que los diferentes ayuntamientos por donde transita la riera se impliquen en el cumplimiento de las ordenanzas reguladoras con el objetivo de preservar su biodiversidad y sus paisajes singulares.

La alcaldesa considera que el sistema de regulación que se ha establecido a la riera de Merlès puede servir de precedente por otros lugares de Catalunya con problemáticas similares. Un ejemplo está en la Ribera Salada, al término Castellar de la Ribera, en el Solsonès, donde este verano cuatro agentes cívicos han empezado a recorrer el río para informar los cuerpos de seguridad en caso de que sean testigos de cualquier incidencia. La principal diferencia, pero, es que estos agentes no cuentan con potestad sancionadora, de forma que si se encuentran con cualquier incidencia o actuación incívica contactan con Agentes Rurales o con Mossos para que puedan actuar. Un aspecto que otros veranos han criticado algunos alcaldes del Solsonès.

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