Abusos en los escolapios

Persiguiendo al padre Blay: una víctima se gradúa en periodismo con un trabajo sobre su abusador

El sacerdote escolapio ha sido condenado por abusos sexuales cometidos en la parroquia de Alella entre 2008 y 2010, tras la odisea judicial de una familia

Exalumnos de los Escolapis en Catalunya acusan de abusos sexuales a 9 sacerdotes

Anna Berengue, víctima de Josep Blay que se ha graduado en periodismo con un trabajo sobre su abusador.

Anna Berengue, víctima de Josep Blay que se ha graduado en periodismo con un trabajo sobre su abusador. / El Periódico

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Anna Berengué sufrió los abusos del sacerdote Josep Blay Gallart en 2008, en la parroquia de Alella. Entonces tenía 8 años. Ahora tiene 23 y es periodista. Se ha graduado recientemente en el Reino Unido con un trabajo acerca de su abusador. Esta es su historia, y la del sacerdote escolapio que las agredió sexualmente a ella, a su prima y a otra chica de su edad mientras fingía que repasaban los rezos antes de su comunión. 

Anna recuerda que Blay a menudo entraba en clase de catequesis y la separaba del resto de alumnos para llevársela a un despacho ubicado justo al lado. Allí cerraba la puerta, apagaba la luz y la sentaba sobre su regazo. “Me gustaba su reloj y me dejaba que jugara con él”, explica. Fingiendo que la ayudaba a preparase para la comunión, Blay abusó de ella. 

La orden, que se niega a hacer pública su trayectoria, no ha exclaustrado al religioso, que vive en un geriátrico de la organización

Su prima, que también asistía a catequesis y que padecía los mismos abusos que Anna, lo contó en casa. Y cuando le preguntaron a Anna si a ella también le hacía lo mismo que explicaba su prima, asintió sin saber muy bien qué significaba. “Para mí era como un abuelo, mi madre dice que yo incluso lo defendía”, explica ahora para subrayar el grado de manipulación que ejercía sobre ellas y lo complejo que es para los menores detectar los abusos. 

Anna hace ya años que llama a los abusos por su nombre. Es periodista e hizo el trabajo final de máster sobre la ocultación de la pederastia de Blay por parte de los Escolapios. Convirtió su abuso en un trabajo de investigación periodística. Así averiguó que Blay abusó de ella a los 68 años y que antes había estado en otros colegios, siempre en contacto con menores. Intentó que el arzobispado de Barcelona y la compañía de las Escoles Pia de Catalunya le aclararan dónde había ejercido de maestro pero no le dieron esa información. “Es verdad que no dije que había sido su víctima, solo que era una estudiante que estaba haciendo un trabajo académico”, matiza. 

"Para mí era como un abuelo, mi madre dice que incluso lo defendía"

EL PERIÓDICO, en un equipo conjunto con TV3 para informar de nuevos abusos conocidos a raíz del documental de ‘La Fugida’ –una coproducción de la televisión catalana y de este diario–, ha hecho la misma petición y la compañía educativa también ha rechazado hacer pública la trayectoria de Blay. Instada a confirmar por lo menos si es verdad que pasó por los centros de Sitges y Moià, tal como denuncia un comentario anónimo en un bloc digital, una portavoz de la institución ha aclarado que Blay estuvo tres años como docente de la Escola Pia de Sitges entre 1967 y 1970 y de la Escola Pia de Moià entre 1970 y 1976. La misma portavoz ha remarcado que no constan incidentes ni anomalías en ninguno de los centros por parte de Blay, que dio clases de Historia, Catalán y Religión.  

Aviso de las familias

La madre de Anna y su tía acudieron al rectorado de Alella a denunciar los tocamientos tras la revelación de las menores. El rector disculpó a Blay y prometió que no se repetiría. Anna asegura que hubo familias que incluso se pusieron de parte de Blay y afirmaron que ella y su prima se lo habían inventado todo. En el 2010, sin embargo, la madre de una tercera niña contactó con ellas para denunciar más abusos de Blay. Más graves, si cabe, que los que habían padecido ellos.  

“Si la Iglesia pudiera, seguiría tapándolo todo"

“Mi madre y mi tía volvieron a protestar en el rectorado y el arzobispado destituyó a Blay y le prohibió estar en contacto con menores”, explica Anna. Pero en 2016, la madre de Anna descubrió que Blay estaba en la Escola Pia de Balaguer. El provincial actual de la compañía en Catalunya, Jordi Vilà Font, que remarca que ostenta el cargo desde hace solo un año, subraya que Blay en aquella escuela se limitó a oficiar “algunas celebraciones” pero no volvió a quedarse “a solas con menores”. 

La denuncia

Al ver que Blay aparecía en fotografías de excursiones junto a menores, la madre y la tía de Anna acudieron a los Mossos en 2016 para denunciar los abusos sufridos por su hija en 2008. Arrancó una causa judicial que se ha alargado ocho años y que dictó una sentencia difícil de comprender: Blay ha sido condenado por el juzgado penal número 1 de Mataró a una multa económica por abusar sexualmente de las tres niñas de Alella, ahora mujeres adultas. 

Al ver que Blay aparecía en fotos de excursiones junto a menores, la madre y la tía de Anna acudieron a los Mossos en 2016 para denunciar los abusos sufridos en 2008

La curia de la Escola Pia de Catalunya calificó en 2010 los delitos de Blay como un simple “desliz”. El provincial Vilà, que entonces no detentaba este cargo, admite que este caso no se gestionó bien entonces. “Ahora lo haríamos muy diferente. Lo llevaríamos nosotros a la justicia, superaríamos el derecho canónico. Estaríamos al lado de las víctimas”, asegura.

La sentencia tiene en cuenta que Blay ahora mismo tiene 84 años y que en la causa se han producido dilaciones indebidas. “No lo entiendo, parece que nosotras hayamos intentado retrasar el juicio y la sentencia cuando queríamos justo lo contrario”, protesta Anna, quien añade que si su madre no denunció antes fue porque creyó que la Iglesia tomaría las medidas oportunas. Se equivocó. Y Anna, tras vivirlo en sus carnes e investigarlo para su trabajo de fin de carrera, cree que las cosas no han cambiado tanto actualmente. “Si la Iglesia pudiera, seguiría tapándolo todo”, concluye. 

La Audiencia de Barcelona ha elevado recientemente la condena a Blay, estimando el recurso de la familia de Anna, a 22 meses y medio de prisión, que el sacerdote tampoco cumplirá. Blay no ha sido exclaustrado ni secularizado por los Escolapios y actualmente vive en un geriátrico de la organización0.

Suscríbete para seguir leyendo