Pederastia en la Iglesia

'La Fugida' desentierra nuevos casos de abusos a menores en los jesuitas y eleva a once los profesores denunciados

Laura y Teia, exalumnas del colegio Sant Ignasi, y Miguel Ángel, de Jesuïtes Clot, rompen décadas de silencio tras ver el documental de EL PERIÓDICO y 3Cat

Los jesuitas reconocen que sabían desde 1968 que el sacerdote Lluís Tó era un "depredador sexual"

La alumna que logró condenar al sacerdote Lluís Tó en 1992: "Lo peor fue que me echaron a mí del colegio"

Teia, exalumna del colegio Sant Ignasi de Barcelona que, tras ver el documental 'La Fugida', ha denunciado al sacerdote pederasta Lluís Tó por abusos.

Teia, exalumna del colegio Sant Ignasi de Barcelona que, tras ver el documental 'La Fugida', ha denunciado al sacerdote pederasta Lluís Tó por abusos. / Jordi Cotrina

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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El estreno en salas de cine del documental de ‘La Fugida’, una producción de 3Cat y EL PERIÓDICO, basado en la investigación de abusos sexuales en colegios religiosos que este diario arrancó en 2016 y centrado en el caso de los sacerdotes pederastas Lluís Tó y Francesc Peris, dos profesores de colegios jesuitas –el primero, del Sant Ignasi de Sarrià y el segundo, del centro de la calle Casp, ambos en Barcelona–, ha animado a más víctimas a denunciar a sus agresores. Los nuevos testimonios de Teia y de Laura, dos exalumnas del colegio Sant Ignasi, elevan la gravedad de las violaciones que perpetró Tó a una cifra desconocida de menores de este centro de Sarrià, un entorno durante el que el depredador campó a sus anchas sabiéndose intocable. "Me dijo que si lo contaba nadie me creería", explica Teia, consciente de que Tó tenía razón. 

‘La Fugida’, que este martes a las 22.05 se emite en el programa 'Sense Ficció' de TV3, relata el envío a Bolivia de los jesuitas Tó y Peris. En las últimas semanas, desde que el documental se estrenó en el marco del festival Docs Barcelona y ha comenzado su recorrido por salas de exhibición, varias exalumnas se han puesto en contacto con este diario y con TV3 para hacer público que también sufrieron abusos por parte de ambos jesuitas. No han sido las únicas. 

Impulsado también por el estreno de este documental, Miguel Ángel Villamuera, un exalumno del colegio Jesuïtes El Clot, un centro de la misma Companyia de Jesús que los colegios Sant Ignasi y Casp, ha presentado una denuncia contra un docente de Jesuïtes El Clot. Es la primera denuncia que se formaliza contra un religioso de esa escuela. 

Además de Teia, Laura y Miguel Ángel, otras cuatro mujeres han acusado a Tó y a Peris tras ver el documental, pero no han acudido a la policía

En total, ya son 11 los docentes denunciados policialmente por abusos en tres escuelas de la Companyia de Jesús de Barcelona, desde que este diario comenzó a escarbar en el pasado de la institución, en marzo de 2019. 

De las seis mujeres que han alzado la voz tras el estreno de ‘La Fugida’, cuatro acusan a Tó y dos, a Peris. Dos de ellas, Teia y Laura, además de conceder una entrevista a este diario y a TV3, también han acudido a una comisaría de los Mossos d’Esquadra. 

Laura

Laura (nombre falso) guarda malos recuerdos del colegio Sant Ignasi de Barcelona. En aquella escuela jesuita, una de las más prestigiosas de la capital catalana, Laura sufrió abusos sexuales por parte del sacerdote Tó, y también ‘bullying’ por parte de algunas compañeras de clase. Ocurrió a finales de los 80. Revivirlo le duele, y también le avergüenza, sobre todo, admite Laura, porque ella también se puso en contra de "la niña". 

Laura vive con dolor los abusos que sufrió de Tó y también el haber callado cuando Alessandra Martín denunció al jesuita

La "niña" es Alessandra, la alumna de 8 años que en 1992 denunció a Tó. Fue una denuncia insólita para la época, que además terminó en una condena que expuso públicamente lo que los jesuitas, según reconocen ahora, ya sabían desde 1968: que Tó era un depredador sexual amparado por la organización religiosa. En lugar de obligarlo a cumplir la condena, los jesuitas enviaron Tó a Bolivia. Antes de que se fuera, le hicieron una fiesta de despedida. Tó, según ha revelado ahora una investigación conjunta de EL PERIÓDICO y 3Cat, siguió abusando de menores en Bolivia y los Jesuitas fueron puntualmente informados de que eso ocurría. 

"Sentí que si decía que era verdad que Tó abusaba de los niños, me repudiarían"

Laura

— Exalumna del Sant Ignasi

La sentencia que demostró que Tó era un violador de menores en 1992 no significó nada para los Jesuitas, que siguieron protegiendo a Tó hasta que murió. En sentido contrario, dieron la espalda a Alessandra, que tuvo que cambiar de escuela. Varios alumnos han revelado a este diario que en 1992 algunos profesores dieron incluso la instrucción en sus respectivas clases de no creer lo que publicaran los periodistas acerca de la denuncia de Alessandra porque "la niña" se lo había inventado todo. 

En ese contexto, Laura también calló. A pesar de que sabía que Alessandra había dicho la verdad porque ella había vivido en sus carnes pocos años antes lo mismo, abusos sexuales por parte de Tó en su despacho, no se atrevió a salir en defensa de Alessandra. "Sentí que si decía que era verdad que Tó abusaba de los niños, me repudiarían", asegura. Laura, como Teia, ha presentado recientemente una denuncia contra Tó. 

Teia

Teia tenía 8 años el día que su hermano mayor hizo la comunión dentro del recinto del colegio Sant Ignasi de Sarrià. "Cuando terminó, no quería separarme de mi hermano y Tó les dijo a mis padres que podía quedarme, que pasaríamos el día juntos y me enseñaría el colegio y así al año siguiente, cuando me incorporara al cenro para cursar cuarto de EGB, ya estaría familiarizada con el lugar", explica. Los padres de Teia aceptaron y dejaron, sin saberlo, a su hija en manos de un pederasta durante una jornada entera. 

"Me llevó a un rincón del colegio. Se bajó los pantalones, me agarró por la cabeza y me obligó a hacerle una felación"

Teia

— Exalumna del Sant Ignasi y víctima de Tó

Tó encontró el momento oportuno para violarla. "Me llevó a un rincón del colegio. Recuerdo que estaba debajo de una escaleras. Se bajó los pantalones, me agarró por la cabeza y me obligó a hacerle una felación", asegura. "Sentí que me ahogaba", añade. Cuando terminó, Tó le pidió a Teia que no dijera nada, y le advirtió: "Si lo cuentas, nadie te creerá". Tenía razón. Eso ocurrió a mediados de los 80. Años después, en 1992, a Alessandra no la creyeron ni después de ganar un juicio en la Audiencia de Barcelona. 

Aquella violación que padeció a los 8 años después de que su hermano celebrara su comunión fue solo la primera de otras muchas que Tó perpetró cuando Teia se matriculó en el Sant Ignasi y comenzó a estudiar en el colegio. 

"Teia ha sufrido mucho y nosotros también. Se habla poco de lo que sufren las familias, no se las trata como si fueran víctimas, y también lo son"

Josep, padre de Teia

A principios de 2000, Teia le contó a su padre, Josep, parte de lo que había pasado. "Lo vivimos muy mal", recuerda. "Teia ha sufrido mucho y nosotros también, sobre todo su madre. Se habla poco de lo que sufren las familias, no se las trata como si fueran víctimas, y también lo son", lamenta. "Son cosas muy graves, que dejan secuelas para toda la vida".

Su padre añade que se enteró de que Teia había sufrido abusos en el Sant Ignasi cuando trabajaba en ESADE –universidad que pertenece también a los Jesuitas–. Josep explicó enseguida lo que había ocurrido en la Companyia de Jesús y la institución respondió pidiéndoles que mantuvieran la calma, que Tó seguía en Bolivia y sin contacto con menores. Ahora han descubierto en el documental de 'La Fugida' que los jesuitas les mintieron. "Nos sentimos engañados", explica Josep.

"Llevo desde 2018 en contacto con los jesuitas y no me hacen caso", asegura Teia. "Les he propuesto hacer charlas, que me dejen compartir mi experiencia con familias y alumnos para que estén atentos, pero me dan largas y no quieren contar conmigo".  

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