Pederastia en la Iglesia

Un jesuita que gestionaba la enfermería, primer religioso denunciado en Jesuïtes El Clot

Tras ver 'La Fugida', Miguel Ángel Villamuera, alumno en la década de los 60, ha contado su caso porque cree que hay más víctimas del hermano José Boter

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Miguel Ángel Villamuera, exalumno de Jesuïtes El Clot que ha denunciado abusos del hermano José Boter en la década de los 60.

Miguel Ángel Villamuera, exalumno de Jesuïtes El Clot que ha denunciado abusos del hermano José Boter en la década de los 60. / ZOWY VOETEN

Guillem Sánchez

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Miguel Ángel Villamuera estudió en los Jesuïtes El Clot de Barcelona a finales de la década de los 60. Sufrió abusos sexuales por parte de un hombre que ejercía de bedel en el centro, el hermano José Boter. Tras el estreno en salas de cine del documental ‘La Fugida’, una coproducción de EL PERIÓDICO y 3Cat que se emitirá este martes 18 de junio a las 22.05 horas en el espacio 'Nits sense ficció' de TV-3 y que da voz a víctimas de pederastas de las escuelas jesuitas de Sarrià y de Casp, Miguel Ángel ha decidido hacer público su testimonio para que se sepa que en el colegio Jesuïtes El Clot, otro centro barcelonés de la misma compañía, también se perpetraron abusos. 

En total, ya son 11 los docentes denunciados policialmente por abusar de alumnos escolarizados en colegios de la Companyia de Jesús de Barcelona desde que este diario comenzó a escarbar en el pasado de la institución, en marzo de 2019. 

El hermano José es el cuarto miembro de la orden denunciado por abusos cometidos mientras estaba al cargo de la enfermería escolar

La denuncia que ha formalizado en una comisaría de los Mossos d’Esquadra Miguel Ángel es la primera que se registra contra un jesuita del colegio de El Clot, aunque consta el precedente que se judicializó en 2006 contra un profesor laico de Educación Física, Ramón A., detenido por abusar de alumnos menores de edad y fotografiarlos a cambio de regalos. 

Miguel Ángel explica que en 2020 contactó con los jesuitas para informar de los abusos que sufrió durante su escolarización. "Me dijeron que tenía que ir a verlos personalmente. Me negué. Si quieren saber lo que pasó, que vengan ellos. Creo que les importa un bledo averiguarlo", mantiene. Actualmente, Miguel Ángel ha contactado con la Sindicatura de Greuges de Barcelona, un órgano que la Companyia de Jesús ha señalado como idóneo para establecer contacto con víctimas que no quieran mantener ningún tipo de comunicación con la institución que abusó de ellas cuando eran niños. 

Los abusos

Entre las funciones del hermano José, que falleció en 1977 según confirma la orden, estaba la de hacerse cargo de la enfermería. Este exalumno asegura que el hermano José usaba esa tarea para agredir sexualmente a los menores que sufrían algún rasguño durante el recreo o que caían enfermos durante las clases.  

"Recuerdo que me sentaba en la camilla y que era una sala muy oscura y sin ventanas. Allí, aprovechándose de que vestíamos pantalón corto, y simulando que me curaba, me tocaba el culo y los genitales", recuerda. "Salía muy confundido", subraya, "sin saber si era algo malo o bueno lo que me hacía". 

"Me sentaba en la camilla y simulando que me curaba, me tocaba el culo y los genitales. Salía muy confundido"

Miguel Ángel Villamuera

— Exalumno de Jesuïtes El Clot

Miguel Ángel ha explicado su caso a la prensa y ha acudido a la policía catalana porque quiere que estos delitos dejen de prescribir y porque está convencido de que hay más víctimas del hermano José. "Cuando abusó de mí lo tenía muy por la mano: había abusado de otros niños antes y siguió haciéndolo después", afirma. 

Cuatro ‘enfermeros’ jesuitas

El ‘modus operandi’ del hermano José no es nuevo. Es el cuarto miembro de la institución jesuita denunciado por abusar sexualmente de alumnos mientras estaba a cargo de una enfermería. Los dos primeros acusados de actuar de esa manera fueron dos profesores laicos que trabajaban en el Kostka –cuando este centro para familias sin recursos aún estaba integrado dentro del de Casp–. Estas denuncias se presentaron en febrero de 2016. Coincidiendo con la eclosión del Caso Maristas destapado por este diario, dos exalumnos del colegio Kostka contactaron con la emisora RAC1 y acudieron a los Mossos para acusar a Joan Pere G.M. y a Josep Maria G.P., docentes laicos. 

El Kostka fue más adelante trasladado al barrio de Gràcia pero hasta los 70 estuvo en las plantas quinta y sexta del edificio de Casp. Los padres que no podían pagar la matrícula de la escuela de Casp inscribían a los hijos en el Kostka y, a cambio, estos eran monaguillos en las liturgias de fin de semana. Las dos denuncias presentadas en 2016 contra Joan Pere G.M. y Josep Maria G.P describían episodios muy parecidos: abusos sexuales que las dos víctimas sufrieron en la enfermería.

El tercer ‘enfermero’ jesuita denunciado por abusos es el hermano Amado. Es el único de los once acusados contra el que se han presentado denuncias no prescritas y sus abusos se investigan en el juzgado 7 de Barcelona. Las víctimas de Amado acusan al antiguo responsable de la enfermería del colegio de Casp de abusar de ellas entre los años 2000, 2001 o 2002, durante las revisiones médicas. La mayoría de exalumnas tenían entre 6 y 9 años cuando los sufrieron.

Sant Ignasi, Casp y Clot

La denuncia que ha presentado Miguel Ángel eleva a 11 la cifra de profesores jesuitas denunciados policialmente por abusos sexuales. Son docentes de tres colegio distintos: Casp, Sant Ignasi y Clot. Hay denuncias contra 5 profesores de Casp, contra 4 profesores de Sant Ignasi y contra 2 profesores de El Clot. Este diario tiene conocimiento de abusos perpetrados por más docentes que no han terminado siendo denunciados. Muchas víctimas no quieren acudir a los Mossos porque se trata, en su inmensa mayoría, de casos prescritos. 

En el colegio Sant Ignasi de Sarrià comenzaron a aflorar los abusos silenciados durante décadas con la publicación en EL PERIÓDICO del testimonio de los hermanos Jordi de la Mata y Oriol de la Mata. En las semanas posteriores aparecieron nuevas víctimas. La mayoría de afectados señalaron a Lluís Tó, un depredador sexual que fue condenado en 1992 y enviado a Bolivia, donde siguió abusando de niños. En total, acabaron siendo denunciados cuatro religiosos: Tó (que acumula cinco denuncias policiales y una condena judicial), Pere Sala (dos denuncias), Antoni Roigé (una denuncia) y Josep Antoni Garí (una denuncia).

En el colegio de Casp constan cinco profesores denunciados: Francesc Peris (3 denuncias), Francesc Roma (2 denuncias), el hermano Amado (6 denuncias e investigado judicialmente), Joan Pere G.M. (1 denuncia) y Josep Maria G.P. (1 denuncia). Peris abusó de menores durante más de 40 años: la primera denuncia data de la década de los 60 y fue finalmente apartado por las quejas de una familia en 2005. Abusó de menores dentro y fuera de la escuela. Peris, como Tó, fue enviado a Bolivia, donde también continuó abusando de menores. 

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