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'Colin de cuentas', la comedia romántica serializada que enamora al mundo sin necesidad de cursilería

Movistar Plus+ estrena este jueves, día 25, la segunda temporada de la premiada serie de y con Harriet Dyer y Patrick Brammall, casados en la vida real

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Harriet Dyer (Ashley) y Patrick Brammall (Gordon) en la segunda temporada de 'Colin de cuentas'

Harriet Dyer (Ashley) y Patrick Brammall (Gordon) en la segunda temporada de 'Colin de cuentas' / Movistar Plus+

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

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La mejor comedia romántica del siglo XXI no se ha visto en cines ni tiene formato largo; se localiza en plataformas en formato serializado. Penúltima muestra: 'Colin de cuentas' (Movistar Plus+), delicia creada y escrita (íntegramente) por sus dos protagonistas, Patrick Brammall y Harriet Dyer, casados en la vida real, algo que ayuda a que su química y sus discusiones resulten creíbles. 

Todo arranca con un (no tan) lindo encuentro. Ashley, estudiante de medicina, tiene la ocurrencia de enseñarle un pezón a Gordon, copropietario de un bar y destilería, en el momento más inapropiado, mientras él debe estar concentrado al volante. El damnificado es un perro callejero, el Colin del título, convertido en especie de hijo adoptivo de dos personas que solo acaban de conocerse y están obligadas a entenderse y convivir por el bien del animal. Surge la pregunta clave, claro: '¿Se liarán o no?'. Otra cuestión más específica que se pondera es si un hombre puede ser amigo de una mujer después de haberle visto un pezón. Las cuestiones más tontas pueden derivar en las discusiones más largas, errantes e hilarantes. 

Fenómeno sorpresa de la tele australiana de 2022, 'Colin de cuentas' repitió éxito al año siguiente en Reino Unido y Estados Unidos antes de llegar este enero a Movistar Plus+, que el jueves, día 25, estrena con bastante celeridad (en Australia empezó a verse en mayo) su prometedora segunda temporada. 

Cuestión de personajes

'Colin de cuentas' nos recuerda que solo hacen falta dos personas interesantes y una habitación para mantener la atención del espectador. Al contrario que muchos héroes y heroínas de 'romcom', Ashley y Gordon son personas profundamente normales, es decir, con sus numerosos defectos, sus salidas de tono, sus detalles profundamente 'uncool' (véase el monociclo de Gordon) o sus fotos de genitales enviadas por error. Sin ser tan escépticos respecto al amor, estos dos pueden ser tan desastrosos a nivel humano como los protagonistas de 'Eres lo peor', otra de las mejores comedias románticas de este siglo. 

Otro elemento saludable de la serie es su alegre falta de tabúes (hay buenas bromas sobre el consentimiento o la muerte), que puede traducirse en momentos escatológicos no necesariamente responsabilidad de la mitad masculina. Gracias a 'La boda de mi mejor amiga' o, después, la serie 'Broad City' quedó claro que protagonismo femenino e indecencia podían no estar reñidos. Dyer hace honor a este legado marcándose momentos imborrables sobre movimientos intestinales o micción. La igualdad entre géneros también es esto. 

¿Habíamos dicho que con dos personajes basta? Eso sería menospreciar a un personaje clave, la madre de Ashley, seductora nata Lynelle (Helen Thompson), cuya relación con su hija revela complejidades conforme avanza la acción. Sin llegar a ser una 'sadcom', 'Colin de cuentas' tiene su carga dramática. Pan comido para Brammall y Dyer, a los que hemos visto en roles mucho más serios en la serie 'Glitch' y la versión de 2019 de 'El hombre invisible', respectivamente. 

Igual de bien que siempre

La segunda temporada de 'Colin de cuentas' se enfrentaba a las inevitables comparaciones con la primera, que fue mejor serie cómica de 2023 según la Academia de Cine y Televisión Australiana, los importantes premios catódicos Logie o los primeros Gotham de televisión. Pero las críticas han vuelto a ser laudatorias: "Como la primera, tiene un tono disfrutablemente dicótomo: encantador y agradable, pero a la vez malicioso y desmedido", escribía con acierto Luke Buckmaster en 'The Guardian'

En estos nuevos episodios (si no ha visto los primeros, quizá debería dejar de leer aquí), Gordon y Ashley son pareja al cien por cien. Pero hay un vacío en su relación: el dejado por el pobre Colin, cedido por los protas a una familia perfecta que, una hora después, ya no quiere devolverlo. La misión imposible de la temporada es traerlo de vuelta a casa. Y la misión es también llevarse bien: que nuestros tortolitos estén juntos no significa que, de golpe, estén de acuerdo. Según dijo Brammall a 'Esquire', aquí la pregunta no es "¿se liarán o no?", sino más bien: "¿Se deberían haber liado?”. Donde acaban casi todas las 'romcoms' empieza esta nueva entrega.