Pleno en el Parlament

Salvador Illa afronta una investidura de alto voltaje con un ojo puesto en el regreso de Puigdemont

El PSC se prepara para recuperar la Generalitat de la mano de ERC y de los Comuns 14 años después de la caída del tripartit en un pleno que podría suspenderse si el expresident es detenido

DIRECTO | Todo sobre la investidura de Salvador Illa, en directo

Puigdemont asegura que ya está regresando a Catalunya y que su detención sería “ilegal”

El independentismo se moviliza para recibir a Puigdemont con un acto cerca del Parlament

¿Puede Junts forzar la suspensión de la investidura de Illa sin fecha por Puigdemont?

El líder del PSC, Salvador Illa, en el Parlament

El líder del PSC, Salvador Illa, en el Parlament / ZOWY VOETEN

Sara González

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"¿Te puedo llamar ya president?", le dijo el pasado fin de semana un destacado dirigente del PSC al líder del partido, Salvador Illa. Él respondió con una sonrisa, sin decir ni que 'sí' ni que 'no', porque era plenamente consciente de lo que se avecina antes de que logre entrar en la Generalitat como jefe del Govern. Ha llegado el día D y no hay nadie en el Parlament que no tenga el corazón en un puño. Lo tiene el presidenciable socialista, que afronta de la mano de los votos de ERC y de los Comuns una investidura que da por hecho que será inevitable, sea hoy o la semana que viene; lo tienen los republicanos, sometidos a una olla a presión ante la certificación del fin del 'procés' tal y como se había entendido hasta ahora; lo tiene Junts, que juega la última carta para intentar evitar una nueva etapa en la oposición con el regreso de Carles Puigdemont a riesgo de ser detenido; y lo tiene la Moncloa, ante un independentismo convocado a agitar de nuevo la calle en defensa del expresident.

El pleno arranca este jueves a las diez y Pere Aragonès no sabe si hoy es su último día como president porque nadie tiene la certeza de que la sesión culmine con la votación que tiene que ungir a Illa como su sucesor a cambio del compromiso de impulsar el concierto económico. El arresto de Puigdemont por la negativa del Tribunal Supremo a aplicarle la amnistía al delito de malversación puede ser una bomba de relojería, empezando por el calendario, con una suspensión del pleno pactada por la mayoría de grupos; y continuando por el impacto que pueda tener en una parte del independentismo que defiende que hay que evitar que ERC culmine su intención de dar su 'sí' al líder del PSC e ir a una repetición electoral en octubre.

Movilizaciones convocadas

No ha trascendido ni un detalle de cómo piensa el expresident llegar al Parlament para una investidura que no es la suya, como habría querido, tras siete años fuera de Catalunya resistiendo al embate judicial. Los cuerpos de seguridad están en alerta y los Mossos tienen ya blindado el parque de la Ciutadella para una detención antes de que acceda a la Cámara. Hace ya semanas que el independentismo ha puesto en marcha con discreción el "retorno de país" que encargó Puigdemont para movilizar a miles de personas para custodiarlo hasta el edificio de la Ciutadella.

Todas las entidades independentistas -ANC, Òmnium, CDR, Consell per la República y la Associació de Municipis per la Independència- han convocado una hora antes, a las nueve, un recibimiento del expresident en el paseo de Lluís Companys, acto en el que participarán dirigentes de Junts, ERC y la CUP. Al mismo tiempo, la extrema derecha de Vox ha llamado a concentrarse ante las puertas del Parlament contra quien consideran "un delincuente y prófugo de la justicia".

La suspensión del pleno si hay detención

El presidente de la institución, Josep Rull, ya ha advertido de que se parapetará en el protocolo de seguridad para impedir que una eventual detención se produzca dentro del Parlament. También forma parte de su carta de navegación suspender el pleno si la policía lo arresta bajo el argumento de que se estará impidiendo a un diputado ejercer sus derechos. Tanto el PSC como ERC y los Comuns tienen previsto ese escenario y suscriben que, ante una situación altamente tensa como esa derivada de la no aplicación de la amnistía, es mejor interrumpir la sesión. Lo que les preocupa más es que eso se produzca con una nueva fecha para retomar el pleno la semana que viene después de que Junts haya amagado con que la suspensión sea 'sine die' si se decreta prisión, teniendo en cuenta que la fecha límite para la repetición electoral es el 26 de agosto. Los tres grupos promotores de la investidura tienen mayoría para forzar una recalendarización de la sesión convocando la Diputación Permanente.

Por más que Illa tenga en la cabeza ir al grano con una configuración rápida del Govern, lo que suceda a partir de ahora escapa de su control. Ha logrado llegar con los 68 'síes' de la mayoría para ser investido con un calculado silencio solo interrumpido el pasado sábado para comprometerse a cumplir "íntegramente" con lo prometido, que es ni más ni menos que un concierto económico para Catalunya. Su discurso como presidenciable estará también calculado milimétricamente para no levantar ni una ampolla entre los que deben apoyarle, a sabiendas de que cualquier chispa puede incendiarlo todo aún más y de que el independentismo ya está lo suficientemente caldeado.

El regreso del PSC a la Generalitat

Sin embargo, en el PSC están convencidos de que, con regreso o no de Puigdemont y con detención o sin, Illa va a ser president, sea esta semana o la siguiente. Que es inevitable que, tras los contundentes resultados en las elecciones del 12 de mayo, los socialistas vuelvan al Palau de la Generalitat 14 años después de la caída del tripartit y siete después de que el 'procés' llegara a su momento más álgido con el 1-O y la aplicación del 155 y, a partir de aquí, una judicialización que ha hecho añicos a un independentismo que nunca aparcó la pugna por el poder. Hasta perder la mayoría justo cuando han desprecintado del todo los pactos con los socialistas y, por necesidad de Pedro Sánchez, hay una amnistía vigente que topa con resistencias en los tribunales. El divorcio entre ERC y Junts es ya una realidad irreversible.

Illa quiere ahora poner el foco en la gestión, que considera que ha quedado relegada a un segundo plano al calor de la reclamación del referéndum, y en vigorizar los servicios públicos, pero sabe que la financiación singular a la que se ha comprometido va a ser un hueso duro dentro y fuera de Catalunya. ERC ha depositado su confianza en él pagando un alto precio mientras parte del independentismo más irredento advierte de que el PSC tiene un proyecto de "deconstrucción nacional". A la expectativa de por qué derroteros va ahora la política catalana, lo que ni unos ni otros ponen en duda es que, con la investidura de Illa, se cierra el 'procés', por más que Puigdemont trate de evitarlo.