Negociaciones en Catalunya

ERC y PSC pactan el concierto económico catalán para investir a Illa

Los republicanos exhiben que Catalunya saldrá del régimen común, una conselleria para el catalán y la creación de una convención de partidos catalanes para la resolución del conflicto. Los socialistas mantienen por ahora el silencio

El pacto ERC-PSC para la investidura de Illa, en manos de 8.700 votos y pendiente de Puigdemont

ERC se prepara para convencer a sus bases de que avalen un eventual pacto con el PSC

El PSC y ERC intensifican las negociaciones centrados en la carpeta de la financiación

ERC no descarta un acuerdo "inminente" con el PSC pero avisa de que quedan "más que flecos"

Pere Aragonès y Salvador Illa firman el acuerdo de presupuestos el pasado febrero.  | MANU MITRU

Pere Aragonès y Salvador Illa firman el acuerdo de presupuestos el pasado febrero. | MANU MITRU

Sara González
Júlia Regué
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Dos meses y medio después de las elecciones del 12 de mayo y tras una reunión maratoniana de la dirección que se ha alargado casi 10 horas marcada por los recelos internos y las presiones externas, ERC ha alcanzado un preacuerdo para investir presidente de la Generalitat al líder del PSC, Salvador Illa. Para llegar al pacto, los dos partidos han tenido que desencallar el punto principal de la negociación: una nueva financiación para Catalunya que dé más poder de decisión a la Generalitat sobre sus recursos. A la espera de la letra pequeña y de que se pronuncien los socialistas, los republicanos han exhibido que han arrancado grandes concesiones. La principal: un concierto económico que han vendido a bombo y platillo que supondrá la salida del régimen común. La última palabra la tendrán ahora los 8.700 militantes de ERC, que votarán el viernes en una consulta vinculante cuya pregunta está por definir.

La portavoz del partido, Raquel Sans, flanqueada por toda la ejecutiva del partido, ha proclamado que han logrado pactar la "soberanía fiscal", es decir, que ha hecho tintinear la famosa llave de la caja. "La Agencia Tributaria de Catalunya gestionará, recaudará, liquidará e inspeccionará todos los impuestos", ha asegurado. A la espera de la concreción del calendario, ha avanzado que Catalunya recaudará el 100% del IRPF en la declaración de la renta del año 2026 y que lo mismo pasará con el resto de tributos, como el IVA y el impuesto de sociedades. La Generalitat, ha concretado, será quien pague al Estado por los servicios prestados sin depender de los anticipos, habrá una cuota de solidaridad y se garantizará el principio de ordinalidad. "Se trata de una reivindicación histórica", ha sentenciado.

Por ahora, los socialistas mantienen silencio sobre los términos de la entente y ceden todo el protagonismo a una ERC que necesita convencer a sus militantes. Mañana, sostienen en la calle Pallars, será otro día, de la misma manera que habrá que ver si el discurso del PSOE, que hasta ahora había negado la concesión del concierto, está en sintonía con el de ERC. Hasta ahora los socialistas habían sostenido que se ceñirían únicamente al consorcio tributario de gestión compartida previsto en el Estatut vigente. Aprovechando el altavoz en solitario, el partido ahora encabezado por Marta Rovira ha celebrado que lo arrancado supone una "mejor preparación" para alcanzar la independencia porque decidirá sobre sus recursos.

Del catalán a la resolución del conflicto

Más allá de la financiación, que requerirá de modificaciones legislativas que estarán a expensas de la mayoría del Congreso, ERC ha sacado pecho de otros logros como la creación de una conselleria específica de política lingüística para potenciar el catalán. Illa había rechazado hasta ahora su existencia y defendido que esta cuestión dependiera de Presidència. Para el Govern de Pere Aragonès, ahora en funciones, garantizar la vehicularidad en la escuela frente a la ofensiva judicial y promover su uso entre los jóvenes y en ámbitos como el sanitario ha sido uno de sus caballos de batalla. Se mantendrán otras consellerias que llevan el sello de los republicanos, como las de Feminismes y Acció Exterior.

En la carpeta del conflicto territorial, la cúpula de Calàbria se ha esmerado en defender que lo pactado con el PSC es la creación, en el marco del Parlament, de una "convención nacional para la resolución del conflicto político" que presidirá ERC y en la que participarán los partidos catalanes sin que eso suponga la desaparición de las mesas de negociación que tienen con el PSOE. Habrá que ver el encaje de este nuevo instrumento, que los republicanos entienden que debe suponer un debate y un acuerdo que acabe siendo refrendado por la ciudadanía. No ha mencionado, sin embargo, la palabra referéndum. Las selecciones deportivas catalans o ampliar la gratuidad de la educación infantil en 2025 forman parte también de los consensos sectoriales que se detallarán en las próximas horas.

A expensas del veredicto definitivo el viernes

El pacto, sin embargo, solo puede calificarse de preacuerdo no definitivo, ya que ahora los republicanos deberán someterlo a votación de su bases en una consulta interna que se llevará a cabo tanto de forma telemática como presencial este viernes. Así lo ha comunicado el partido a sus afiliados en una reunión online convocada de urgencia con la militancia esta misma tarde. El veredicto se prevé reñido, a juzgar por los movimientos endógenos y exógenos a ERC y siempre condicionados a que los socialistas no reinterpreten en las próximas horas lo anunciado por los republicanos.

Por un lado, incluso antes de que se conocieran detalles del preacuerdo, hay dirigentes que ya han alzado la voz para oponerse. Ha pasado dentro de la ejecutiva, donde la situación se ha desencallado porque, según Sans, el PSOE se ha "movido" para ofrecer mayores garantías de cumplimiento. Pero también fuera y sin que se hubiera todavía desvelado el contenido de lo negociado. Es el caso de la diputada en el Congreso Pilar Vallugera. Su mensaje en redes sociales ha sido tan claro como escueto: "No". No hacía falta más para que quede claro a todas luces que la dirigente está en contra del 'sí' a la investidura de Illa. No ha sido la única voz que se ha pronunciado públicamente, pero sí la más significativa.

Se da la circunstancia de que es una de las firmantes del manifiesto a favor de la renovación de liderazgos rubricado también por Rovira y que fue interpretado como una petición de retirada de Junqueras de cara al congreso del 30 de noviembre. El reto será ahora que la imagen de unidad que ha tratado de exhibir ERC se traduzca en una defensa del pacto al unísono de Rovira y Oriol Junqueras ante la militancia, enfrentados por el liderazgo del partido.

Por el otro lado, la presión de Junts, que este martes reúne a su ejecutiva, se prevé 'in crescendo' tras un fin de semana de aumento de decibelios. Habrá que esperar a ver si un eventual regreso de Carles Puigdemont desestabiliza el pacto entre ERC y el PSC. Es pronto para saberlo y hay estadios previos por superar. La previsión es que, si las bases republicanas dan su 'sí', el pleno de investidura se fije para la semana que viene, fecha en la que se produciría el retorno a Catalunya anunciado por el expresident a riesgo de ser detenido.

Y para la cuadratura del círculo falta el apoyo de los seis diputados de los Comuns, imprescindibles para la suma de la mayoría de 68 diputados junto a los 20 de ERC y los 42 del PSC. No debería ser un problema, ya que la entente está a punto de caramelo a la espera de que se encallara la negociación con ERC.

Cambio de ciclo

Para lograr el aval de ERC, el PSC ha tenido que vencer fuertes reticencias de los republicanos. En la noche electoral de mayo, los republicanos se desmarcaron de cualquier negociación con los socialistas. Sin embargo, pasado un tiempo, ERC ha reconsiderado su negativa sabiendo que volver a nuevas elecciones, con su situación de debilidad, era una opción muy arriesgada.

El pacto PSC-ERC para la presidencia de la Generalitat también supone un cambio de ciclo político en Catalunya y rompe definitivamente la etapa parlamentaria donde eran las mayorías independentistas las que decidían las investiduras. Desde 2012 todos los presidentes de la Generalitat -Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès- se habían elegido por el concurso de partidos nacionalistas e independentistas. Esta vez no será así: la presidencia de Illa será fruto de un pacto entre el constitucionalismo y el independentismo.