Negociaciones

El pacto de Rodalies acerca la investidura de Illa pero no la garantiza

ERC considera que el acuerdo sobre los trenes es un "paso mínimo" y reclama nuevos avances

El Gobierno pagará 1.000 millones a la Generalitat para saldar las deudas de Rodalies

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Las conselleras Natàlia Mas y Ester Capella anunciando el pacto de Rodalies.

Las conselleras Natàlia Mas y Ester Capella anunciando el pacto de Rodalies. / Marta Pérez / Efe

Quim Bertomeu

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Las piezas para la investidura de Salvador Illa (PSC) empiezan a encajar, pero el rompecabezas está lejos de completarse. El acuerdo que han suscrito este lunes la Generalitat y el Gobierno para que el Estado inyecte mil millones de euros para la mejora del servicio de Rodalies es un factor que permite engrasar las negociaciones entre ERC y los socialistas, pero que no garantiza aún que los votos del partido de Marta Rovira vayan a servir para hacer a Illa presidente de la Generalitat. El pacto de Rodalies suma, pero no desencalla nada.

ERC ha recibido con satisfacción el acuerdo Generalitat-Estado sobre los trenes, puesto que le permite exhibir un logro ante los ciudadanos, pero sin euforia. Desde la dirección del partido republicano recuerdan que se trata tan solo del cumplimiento de un asunto que ya se contemplaba en el pacto para la investidura de Pedro Sánchez -noviembre de 2023- y que la Moncloa aún tenía pendiente de ejecutar. "Concretar aquello acordado es un paso mínimo", explica una voz autorizada del partido. Fuentes republicanas consultadas por EL PERIÓDICO exponen que "cumplir con lo acordado no garantiza nada" y recuerdan que la negociación con el PSC tiene otros muchos elementos. La consellera de Economía, Natàlia Mas, ha apuntado en la misma dirección durante la presentación del pacto de Rodalies: "Esto era una condición imprescindible, pero no suficiente para hablar de una posible investidura".

Pese a las advertencias y recelos de ERC, el pacto de Rodalies supone un paso importante en el guion que han diseñado los republicanos para explorar si es posible hacer presidente a Illa. Este guion consta de al menos tres partes: la primera, que el PSOE cumpla con acuerdos pendientes, que es lo que ha pasado este lunes. La segunda, que el PSC acepte las nuevas demandas que ERC pone encima de la mesa, con la nueva financiación de protagonista. Y la tercera, y no menos importante, que los militantes de ERC validen en una consulta interna el eventual acuerdo con el PSC.

El pacto de Rodalies, además, cumple solo parcialmente con la primera parte del guion. Los republicanos aún consideran que el PSOE debe arremangarse más con acuerdos pendientes de ejecutar y citan principalmente dos: la condonación de 15.000 millones de euros de la deuda de la Generalitat con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y el traspaso largamente reivindicado de la gestión del Ingreso Mínimo Vital (IMV). Dos logros más que permitirían a ERC justificar un pacto con Illa.

Concierto sí, consorcio no

Si se llega a completar la primera parte del guion, la segunda fase es donde se encuentra lo más complicado de la negociación: las nuevas demandas que formulan los republicanos. Son diversas y variadas y ya hace días que se negocian, pero sobresale una en particular, la nueva financiación de Catalunya. Esta será la cuestión clave que determine si el pacto es posible o no.

ERC exige un nuevo sistema que emule el concierto vasco y por el cual la Generalitat recaude y gestione todos los impuestos que se generan en Catalunya. Los republicanos advierten de que no les vale la propuesta del PSC, que pasa por desarrollar el consorcio tributario entre la Generalitat y el Estado que se preveía en el Estatut de 2006 y que no se ha llegado a aplicar. Para ERC, eso sería solo una "operación de maquillaje" porque el Estado seguiría teniendo un papel clave en el ámbito tributario. Así lo ha expuesto el equipo negociador republicano en un escrito publicado en 'La Vanguardia' este mismo lunes: "Sin un paso adelante claro y decisivo hacia la soberanía fiscal no habrá ningún acuerdo de investidura posible". Y el paso, según ERC, se llama concierto económico y no consorcio tributario.

Este es el punto caliente en el que se hace difícil visualizar un término medio que permita pensar en un pacto inminente. ERC quiere el concierto vasco mientras que para el PSC, y por extensión el presidente Pedro Sánchez, este es un modelo que difícilmente pueden avalar sin exponerse a una revuelta del resto de autonomías que no tienen un régimen de financiación específico, autonomías lideradas tanto por el PP como por el PSOE.

Presiones cruzadas

La tercera parte del guion republicano pasa por, en el caso de llegar a un acuerdo con el PSC, someterlo al aval de la militancia a través de una consulta interna. Eso significa que la investidura de Illa acabará estando en manos de los 8.700 afiliados de ERC. Esta consulta es utilizada por Esquerra como mecanismo de presión a los socialistas: el partido de Marta Rovira viene a decir que, si el acuerdo por la financiación no es bueno, los militantes lo tumbarán y no habrá investidura.

Sin embargo, los socialistas también tienen su propio mecanismo de presión para ablandar a ERC en sus exigencias: saben que los republicanos, en plena crisis interna sin horizonte de resolución -el último problema, la baja de Ernest Maragall como militante-, difícilmente pueden permitirse volver a unas nuevas elecciones sin riesgo a un descalabro electoral aún mayor que en las elecciones del 12 de mayo.

Por ahora, la consigna interna en el PSC es guardar silencio. Ningún cargo importante del partido, y mucho menos su líder, Salvador Illa, han valorado el pacto de Rodalies. Es la señal inequívoca de que ven posible el acuerdo de investidura con ERC, pero que los equilibrios son frágiles y cualquier movimiento en falso se puede llevar por delante una expectativa de acuerdo. Además, los socialistas aún tienen pendiente cerrar el otro apoyo que necesitan aparte del de ERC, el de los Comuns.

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