Apuntes políticos de la semana

Catalunya, pendiente de una investidura 'singular'

Dos meses de parálisis en Catalunya: la opinión de los agentes sociales y las entidades

¿Cuándo será el debate de investidura en Catalunya? ¿Habrá repetición de elecciones? Calendario y fechas clave

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Júlia Regué

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La gobernabilidad de Catalunya sigue siendo una incógnita, pero deberá resolverse antes del 26 de agosto. La cuenta atrás hacia una repetición electoral está en marcha, y los partidos fijan el relato para evitar ser señalados como los responsables de una posible nueva cita con las urnas. Solo hay dos opciones: Salvador Illa o elecciones el 13 de octubre, pero que el candidato socialista se convierta en el próximo president dependerá de una oferta de financiación "singular" acordada con el concurso del PSOE (y de los socios del bloque de la investidura de Pedro Sánchez) y suficientemente ambiciosa para la militancia de Esquerra, sumida en una crisis interna y con Junts jugando con los tiempos del regreso de Carles Puigdemont.

La llave de la caja

La negociación entre el PSC y ERC ya ha comenzado y hay varias carpetas sobre la mesa, pero la pieza clave es cómo se resuelve una nueva financiación catalana que debe contentar al independentismo, a los barones del PP y a los socios de Sánchez. Toda una hazaña en menos de dos meses, pero para la que ya se desbrozan vías que sean transitables sin que el Congreso de los Diputados deba pronunciarse antes sobre una reforma de la ley orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA), que requeriría de una mayoría absoluta.

Esquerra exige claridad en la propuesta y el compromiso público y notorio con el modelo, además de cláusulas de cumplimiento, no sin mencionar posibles partidas dentro de los Presupuestos Generales del Estado que ya se están elaborando para asuntos pendientes, especialmente en infraestructuras.

Julio está marcado en el calendario para que los socialistas den un paso adelante y puedan destapar un plan, por transparencia ante el resto de autonomías y como palanca de presión a los republicanos. La pieza clave del engranaje sigue siendo quién debe tener la llave de la caja.

Mientras, los negociadores rompen el hielo y avanzan en otras carpetas que incluyen medidas para blindar el uso del catalán y leyes sociales, especialmente en materia de vivienda. Hay dos mesas: una PSC-Comuns y otra PSC-ERC, y no hay una interlocución formal entre republicanos y morados, si bien coinciden en que harán pinza para forzar medidas progresistas en la hoja de ruta que ya comparten en este flanco.

Los Comuns todavía no han resuelto si quieren sentarse en el Consell Executiu, pero Illa lleva meses trabajando en la arquitectura de un Govern y prefiere gobernar en solitario con consellers que no generen suspicacias a sus potenciales socios de investidura, pero que, a la vez, no le impidan tejer complicidades con Junts y el PP para forjar acuerdos puntuales que sostengan un ejecutivo en minoría.

ERC prefiere no apurar

La crisis en ERC es el principal escollo para un acuerdo, detectan los socialistas, por la imprevisibilidad que acarrea una consulta a las bases en un partido aparentemente partido en dos. Marta Rovira está al frente del aparato republicano con el hito de dejar un triunfo para unas filas en caída electoral y con recelos respecto a los socialistas, a quienes acusan de falta de cumplimiento en los pactos, mientras Oriol Junqueras ya viaja en su Dacia Sandero para volver a ser elegido como presidente del partido el 30 de noviembre.

El regreso de Puigdemont

Por el retrovisor, miran a Junts. En la sede de Calàbria están convencidos de que trazan ya su "jugada maestra": que el regreso de Puigdemont coincida con un debate de investidura con Illa como candidato para complicar un aval de ERC porque alegan que la prioridad de sus exsocios es que haya repetición electoral. De ahí que haya presiones dentro de las filas republicanas para acelerar la negociación con el PSC y no apurar un posible pacto 'in extremis'. Hay otra derivada que lo condiciona todo, que es que Esquerra requiere de cierto margen de tiempo para organizar y celebrar la votación de un eventual pacto con el PSC, por lo que hay voces que apuestan por zanjar el asunto antes de la tercera semana de agosto.

Puigdemont prometió regresar en cuanto haya un debate de investidura, pero no aclara si él está dispuesto a someterse a uno, teniendo en cuenta que requiere de una abstención socialista para ser reelegido que el PSC le niega. El expresident está pendiente de la decisión que tome el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, sobre el levantamiento de su orden de detención, de los riesgos que pueda acarrear cruzar la frontera y del momento político idóneo para hacerlo.

Y es que no solo una propuesta de financiación será singular, sino también una posible investidura, con Illa como candidato y con Puigdemont cerrando el círculo del 1-O volviendo a Catalunya con la amnistía.

El verano político catalán será largo, y los diputados se han prometido estar, como muy lejos, a dos horas del Parlament.

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