Opinión |
Desperfectos
Valentí Puig

Valentí Puig

Escritor y periodista.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sánchez y el cubo de Rubik

Aunque es un político avezado a crisis y contingencias, hasta ahora no había tenido tantos frentes abiertos

Pedro Sánchez, en el Congreso. | ZIPI ARAGON / EFE

Pedro Sánchez, en el Congreso. | ZIPI ARAGON / EFE

Si el récord mundial en encajar las 26 piezas del Cubo de Rubik está en tres segundos, Pedro Sánchez tardó cinco días de abril para decidir que no abandonaba La Moncloa. Es lógico porque lograr la clave combinatoria de la multiplicidad de los flancos que tiene abiertos supera el juego de Rubik. En política, el cálculo de probabilidades cubre mal la abundancia de imprevistos, acosos y errores de cálculo, por no hablar de las pandemias, Putin o Hamás. Se suman Koldo, el techo de gasto, los 'menas' de Canarias, las actividades de su esposa, los barones descontentos y la vieja guardia, investir a Illa, la selva digital.

Aunque es un político avezado a crisis y contingencias, hasta ahora no había tenido tantos frentes abiertos. Sobrepasan las líneas de defensa de La Moncloa. El cuadro clínico es grave cuando un presidente de Gobierno manda a su ministro de justicia a descalificar, como hizo Félix Bolaños, la actuación de un juez. Algo no encaja, sobre todo porque Pedro Sánchez estaba acostumbrado a suponer que podía encajarlo todo.  

 Recientemente, la oposición le ataca frontalmente pero no tanto como sus socios de gobiernos y sus apoyos parlamentarios. Agotado el recurso del “que viene la ultraderecha”, sus iniciativas se estancan; Sumar le acosa desde dentro y, desde la oposición, el PP le procura intemperie parlamentaria. Votación tras votación no se sabe muy bien qué apoyos tiene. El método de Sánchez no es la transacción, sino vivir al día. 

Tantos flancos abiertos en España reducen el margen de maniobra en la Unión Europea. Luuk Van Middelaar, en 'Cuando Europa improvisa' –un manual de sensatez europeísta- subraya que, al reunirse el Consejo Europeo, un dirigente que haya tenido buenos resultados electorales tiene más peso ante sus colegas, del mismo modo que, si a finales de su mandato uno los gobernantes baja en los sondeos, pierde influencia. Es cruel, pero tiene mucho sentido: puede que ya no esté en la siguiente reunión del Consejo. 

Como en todas partes, la presencia de quien cuenta con una clara mayoría parlamentaria es más fuerte que la de quien depende de una coalición endeble. Es el caso de Pedro Sánchez: su tan proclamado talante europeísta, no le inmuniza cuando en Bruselas se le ve políticamente tan debilitado. Los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo no le reconfortaron. 

Al verse con el presidente de la Generalitat quizás comenten el tiempo que hace porque de poca cosa más podrán hablar: Pere Aragonès representa a una institución paralizada y a un partido sin norte, al que Puigdemont, con táctica de guerrilla, marca de cerca para recuperar lo irrecuperable. ERC pide cesiones para seguir dando apoyo al gobierno de Pedro Sánchez y a la vez especula sobre elecciones anticipadas. 

Después de aquellos cinco días de reflexión eremítica en La Moncloa, Sánchez tenía la opción de plantear una cuestión de confianza en la Carrera de San Jerónimo. Quién sabe si no lo hizo porque se creía inexpugnable o porque temía no conseguir la mayoría simple requerida. Ahora abre otro frente con su plan de regeneración democrática. Eso se llama inestabilidad y es dañino.

Suscríbete para seguir leyendo