Opinión | Movilidad urbana

Carol Álvarez

Carol Álvarez

Subdirectora de El Periódico

Paseo por los no lugares de la ciudad

La ciudad proyecta no lugares como los carriles bici vacíos del área metropolitana cuando los vecinos pedimos mejor transporte público

Vecinos del Gornal protestan en la Granvia de L'Hospitalet por la futura eliminación de plazas de aparcamiento.

Vecinos del Gornal protestan en la Granvia de L'Hospitalet por la futura eliminación de plazas de aparcamiento. / El Periódico

Supongo que llegará el día en que los carriles para bicicleta que han instalado en el área metropolitana en entornos como el Gornal y el polígono Pedrosa de L’Hospitalet de Llobregat, serán frecuentados. Ya han pasado algunos meses desde que pintaron las señales en el asfalto e instalaron barreras para proteger su estatus ante los coches, camiones y autobuses que circulan por los carriles contiguos. Algún ciclista o usuario de patinete eléctrico rueda ocasionalmente por la zona, rarezas en el paisaje. En los bares del lugar se discutió mucho sobre esos carriles bici que les quitaron espacio de aparcamiento en la calle. Los vecinos llegaron a cortar la Gran Vía en varias protestas. Ya no hay quejas, y los carriles bici desiertos dibujan un no lugar más de los que las ciudades atesoran como un signo de identidad. 

   Que las ciudades, las urbes, tengan un parentesco etimológico con la urbanidad y la educación tiene mucho que ver con eso de crear reglas y adaptarse a ellas aunque sea a regañadientes. Un montón de personas compartiendo un espacio tiene que regirse por normas, y el buen hábito ha de imponerse aunque incomode: hemos de reducir el uso del coche para contaminar menos, hemos de impulsar el uso de otras formas de transporte más sanas y sostenibles. Hay un plan superior que apunta que las futuras generaciones irán en bicicleta a todas partes, y en mi barrio ya no habrá talleres de coche y de neumáticos. Ese día de mañana hace días que empezó en mi barrio: uno de los locales que lleva tiempo cerrado cerca de mi casa parece que quiere asomar un negocio. A veces levanta la persiana a medias y se ve cierto trajín, el otro día me pareció que detrás de la puerta acristalada se amontonaban bicicletas. La juguetería histórica que cerró unos metros más allá también ha dado paso a un local de alquiler de patinetes eléctricos. El carril bici que pintaron hace años ante mi balcón está mucho más frecuentado que el del Gornal, aunque son grupos de turistas en bicicletas del mismo color los que lo recorren a diario.

   Vuelvo a la idea de los no lugares con frecuencia, al pensar en esas señales en el suelo que delimitan espacios que como peatona no puedo invadir, porque no es mi carril de circulación y puedo ser a la vez arrollada si me despisto. Son territorios muchas veces vacíos, pero que imponen su exclusividad igual que la que disfrutan los coches y otros vehículos a motor. ¿Y qué decir de las aceras donde se han intentado borrar antiguos carriles bici que aún se utilizan como tales?. Esos no lugares son los más inquietantes de todos, como rastros fantasmas de paseos que ya nunca recuperaremos los ciudadanos de a pie, que pisamos con cierto desasosiego, aún lejos de la certeza del territorio recuperado.

   No todos los no lugares son de confrontación, divisivos: los nuevos espacios verdes que quiere desplegar el Ayuntamiento de Barcelona son una promesa ilusionante, los nuevos límites no separarán a la ciudadanía según su forma de moverse, serán espacios comunes que acogerán la vegetación en las variadas formas que determine el terreno en sí, ya sea una pared medianera o un interior de manzana de casas. Los nuevos ejes verdes pretenden acercar la naturaleza a los vecinos, extender los refugios climáticos que tanto necesitamos. 

   Sobre el mapa son un horizonte de posibilidades mucho más factibles que los kilómetros de carril bici que zigzaguean por las calles de la ciudad y su área metropolitana y que salvo horas punta de circulación, suman bien poco al confort y poca palanca pueden hacer para el cambio de hábitos: la apuesta seria por la descongestión y el medio ambiente debería ser más transporte público y autobuses, metros y tranvías, el no lugar por excelencia de las personas en tránsito. 

Suscríbete para seguir leyendo