ASUNTOS PROPIOS
Núria Navarro

Núria Navarro

Periodista

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Cristina Pedroche, presentadora: "No sé por qué saco de quicio a la gente"

La estrella de Vallecas comparte el serpentín de emociones de su maternidad en 'Gracias al miedo'

"Me encantaría parir una vez al mes"

Los sanitarios estallan contra las declaraciones Cristina Pedroche: "No están tan actualizados como deberían"

La presentadora Cristina Pedroche.

La presentadora Cristina Pedroche. / Andrés García Luján

El 14 de julio, Cristina Pedroche cumplirá un año como madre. Más de 8.700 horas que ha vivido como en un vórtice de amor y de locura. Mientras realizamos esta entrevista por teléfono, Laia, su hija, balbucea. "¿Qué miras tú, Pitaya", le dice la de Vallecas, probando que nada le aleja de la criatura.  En 'Gracias al miedo' (Planeta) cuenta la montaña rusa de su maternidad y, desde su publicación, como es habitual, las puyas en redes no cesan.

¿Le pesa mucho el juicio de los demás?

Es que no sé por qué a la gente le saca de quicio todo lo que hago o digo. Le juro que pienso que es porque soy una tía de Vallecas que no ha tenido padrino ni madrina, que está donde está porque se lo ha currado mucho. A mi marido también le pasa. Creció en el barrio de La Elipa y es el mejor cocinero del mundo porque es muy trabajador.

¿Habla de clasismo?

Hablo de que la Pedroche como tal molesta. De que me cuesta ser yo. A veces solo quiero esconderme, pero luego pienso: "Joder, es que mis palabras pueden resonar en otros y servir de ayuda". A mí me da rabia los que no me quieren escuchar. Voy a un programa como 'El Hormiguero' y hablo de mi maternidad, hay gente a la que no le da la gana escucharlo todo, se hace su propia película, saca titulares de esa película y me dan hostias porque dicen que he escrito un libro sobre ¡la sanidad pública! Joder, ¿cómo ha derivado esto?

Le preocupa que piensen que es mala persona, dice.

Sí, pero Laia me ha hecho mucho más empática. Entiendo mucho más. No puedo ver las noticias porque me muero de pena. No puedo ver las guerras, no puedo ver a niños sufriendo.

"Laia me ha hecho mucho más empática. No puedo ver las noticias porque me muero de pena"

Aún no está en la normalidad que deseaba.

Estoy a medio camino. No quiero ponerme presión. Yo me muevo mal en la incertidumbre, pero después de leer el libro 'Neuromaternal', de Susana Carmona, entiendo que los cambios en el cerebro son reales y trato de abrazarlos. Al principio me sentí muy perdida y me metí en bucles horribles. Sigo metiéndome en algunos, pero ahora veo más la luz.

¿Por qué se exige tanto?

Le juro que no sé de dónde me sale, pero desde bien pequeña, mis padres –que no han podido ser más permisivos– me decían: "Tú estudia para el 10 y si te quedas en un 8, pues muy bien". Yo estudiaba para el 10, pero si sacaba un 8 me frustraba mucho. A los inconformistas nos cuesta darnos cuenta de que lo tenemos todo para ser felices.

Que lo tiene.

Gracias a que hago muchísima meditación y un trabajo interno de la hostia, con ayuda de terapia, me doy cuenta. Y estoy aprendiendo que si las cosas no salen como quiero, no me hablo mal. Me hablo como hablaría a mi marido, a mi madre o a una mejor amiga. Eso es un superlogro.

"A los inconformistas nos cuesta darnos cuenta de que lo tenemos todo para ser felices"

Cuesta entender que la maternidad le haya dado – y le dé– tanta angustia.

Siempre he tenido miedos. Lo que pasa es que soy una tía muy valiente. Algunos se paralizan, pero yo estudio, yo practico, yo hago lo que tenga que hacer para conseguirlo. El problema de la maternidad es que es arrolladora. Un tsunami de amor y de 200 miedos a la vez. No sabía cómo manejarlo. Al principio me daba pánico la muerte súbita y no dormía, observando si respiraba. Ahora que está aprendiendo a caminar, me aterroriza que caiga por las escaleras

Es un clásico de la crianza.

Sigo sin superar el ir en coche sola con ella. Y hace una semana tuvo mocos por primera vez, me los pegó y, estando yo malísima y cuidándola, entré en un bucle horrible. ¡Por los mocos! Si un día le pasa algo un poquito más grave, me muero.

"Sigo sin superar el ir en coche sola con mi hija"

¿Sigue sin querer ayuda?

Solo la de mi madre, que viene por las mañanas. No quiero extraños.

Y los propios la han "apoyado", pero no la han "comprendido", escribe

Tengo el mejor marido que se puede tener, al mejor padre que se puede tener, a la mejor madre que se puede tener, pero había cosas que no comprendían porque yo tampoco sabía expresarlas. Algunas aún no las entiendo.

¿Por ejemplo?

Me dicen que debo dormir más por la noche. Vale, ¿y cómo lo hago? Si de repente la niña se despierta, come teta, hacemos cuatro juegos y de repente se queda dormida, yo ya no me puedo dormir. Aunque ahora sé que todo pasa, que debo darme tiempo y que merece la pena vivir al día todo el rato. Antes, cada vez que salía de casa me iba llorando y daba no sé cuántas vueltas en la rotonda. Ahora consigo llegar al trabajo y lloro allí. No quiero perderme ni un segundo de su vida.

"A la niña le encantan las cocochas, las gambas rojas y los percebes"

Igual no deja espacio al padre...

Si Daviz quiere contar cómo se organiza, lo que siente, cómo lo está viviendo, es él el que lo tiene que contar. Lo que sí puedo decir es que tengo a mi lado al mejor compañero de vida que pueda tener, y que cada día estoy más enamorada de él. Me ha dado toda la tranquilidad del mundo, incluso cuando yo no me entendía. Mientras yo lloraba, se sentaba en la cama o en el sofá y me decía: "No me voy a ir de aquí hasta que me digas qué te pasa. Y si no me lo quieres decir porque no sabes decírmelo, estaré aquí, mirándote". ¡Eso es un tío 10!

¿La niña ya prueba sus manjares?

Desde los seis meses. Le encantan las cocochas, las gambas rojas, los percebes, sus galletas sin azúcar...

¿Le gustaría que Laia tuviera la vida de Pedroche?

Quiero que sea feliz. Aunque, si me da a elegir, prefiero que no tenga que pasar malos ratos, la verdad. Cuando vaya creciendo lo irá viendo, porque yo no le voy a esconder nada. En mi casa no se van a esconder los sentimientos. Se lo explicaré porque lo único que me gustaría es que a ella la respetaran cuando vaya al colegio, que no le metan mierda de su madre ni de su padre.

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