Opinión | En clave europea

Eliseo Oliveras

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Ante las cruciales elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio los partidos que se definen como europeístas abogan con diferentes matices y énfasis por reindustrializar la Unión Europea (UE), corregir el retraso tecnológico, reforzar la capacidad de defensa y proseguir la transición energética. Pero apenas abordan la cuestión esencial de cómo se financiarán esos ambiciosos planes. Los datos de la Comisión Europea y de los diferentes institutos think tank indican que la UE debe invertir al menos 630.000 millones de euros adicionales cada año para hacer realidad esos objetivos de dejar de quedarse cada vez más rezagada respecto a Estados Unidos y China y ser capaz de garantizar su seguridad y defensa en un inestable mundo multipolar.

El pacto verde frente al cambio climático ha dejado de ser la prioridad en los discursos de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y de los demás candidatos del Partido Popular Europeo (favorito en los comicios), y ha sido sustituido por las nuevas prioridades de defensa, competitividad y geopolítica. Pero la UE no tiene más remedio que acelerar la transición energética, porque los precios de la electricidad y el gas que pagan la industrias europeas son el triple más caros que los que pagan las estadounidense y hunden la competitividad europea. La UE, que debe importar todo el petróleo y el gas que consume, necesita acelerar su autoabastecimiento energético vía placas solares y generadores eólicos para abaratar el precio de su electricidad y energía.

En el ámbito de la transición energética, la inversión anual de la UE es sólo la mitad de la que debería ser para lograr los objetivos de generación y reducción de emisiones que se ha autofijado para 2030. La inversión de la UE en la transición energética, el transporte y la reducción de emisiones tiene un déficit anual de 407.000 millones, el equivalente al 2,6% de su producto interior bruto (PIB), indica un informe de febrero del Institute for Climate Economics.

En defensa, la nueva prioridad europea, los Veintisiete deben invertir globalmente como mínimo 100.000 millones adicionales cada año para dotarse de una capacidad militar suficiente, afirma el comisario europeo Thierry Breton. La cifra real podría ser muy superior a raíz de las deficiencias en defensa aérea detectadas por la OTAN, que estima que los países europeos solo cuentan con el 5% de la capacidad requerida para proteger el centro y el este de Europa en caso de ataque a gran escala, según revela Financial Times. El vaciado de los arsenales europeos para enviar a Ucrania municiones, sistemas de defensa y armamento sofisticado ha empeorado la desprotección.

Para corregir el retraso tecnológico y digital acumulado por la UE desde la década de la política de austeridad son indispensables otros 125.000 millones anuales adicionales en inversión, estima la Comisión Europea. Al déficit de inversiones, hay que sumar poder disponer de 100.000 millones suplementarios anuales en el conjunto de los Veintisiete para subvenciones y ayudas públicas que eviten la deslocalización de industrias, en especial a EEUU, cuyo gobierno se ha dotado mediante la Inflation Reduction Act (IRA) de una capacidad inicial de 336.000 millones de euros para conceder subvenciones masivas a su industria y a la que se instale en su territorio.

Las reglas presupuestarias reintroducidas este año en la UE, con plazos detallados para reducir el déficit y la deuda pública, restringen la capacidad de los Veintisiete para movilizar los volúmenes de inversión mencionados. Las nuevas normas fiscales no han incluido un marco específico que facilite la inversión pública en la transición energética, critica el economista Jean Pisani-Ferry.

Los liberales franceses del presidente Emmanuel Macron proponen emitir deuda pública común europea para poder financiar el conjunto de inversiones indispensables para el futuro de la UE. Pero chocan con la oposición frontal del todo el arco político de Alemania y de los autodenominados frugales, como Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Austria. Desde las filas socialistas, verdes y de izquierda se propone obtener fondos suplementarios a nivel europeo con un gravamen tributario sobre las grandes fortunas y mantener el impuesto temporal a los beneficios de los gigantes energéticos. Pero las encuestas electorales les dan una expectativa de voto insuficiente para poder materializar esas medidas frente a la oposición de populares, liberales y extrema derecha.

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