Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.
Joan Tapia
Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.
El 'seny' surfea la crispación
El Cercle d'Economia reclama que haya Gobierno en Catalunya y la coexistencia pacífica entre los dos grandes partidos españoles
Feijóo prioriza un pacto sobre el sistema nacional de salud a reformar la financiación autonómica
El Cercle pide a Sánchez una reforma "urgente" y "profunda" del modelo de financiación
Las reuniones del catalán Cercle d´Economia siempre permiten “palpar” el clima. Y este año no llovió. Pese a que el 9 de junio hay elecciones europeas en un ambiente muy crispado, desde el fracaso de la investidura de Feijóo y el Gobierno Sánchez tras el acuerdo con Puigdemont sobre la amnistía.
Feijóo pintó una España que va mal porque hay intentos del Gobierno en acumular poder y porque, por ejemplo, estamos sin presupuestos. Feijóo pretende -lógico en el jefe de la oposición- que el Gobierno caiga. Pero su discurso, en plena campaña, estuvo teñido de exceso de catastrofismo. Aunque tras el discurso -escrito por alguien de Génova que debe pensar que Madrid y Barcelona son lo mismo- el diálogo con el president del Cercle, Jaume Guardiola, fue interesante. Feijóo apuntó algo para reflexionar: que los impuestos catalanes -patrimonio y tramos altos del IRPF- pueden perjudicar a la creación de riqueza cuando Madrid -y otras CC.AA- los han eliminado. Añadió: no es 'dumping' fiscal, es autonomía fiscal.
El discurso de Sánchez fue todo lo contrario. ¿Se acuerdan de aquel “España va bien” de Aznar, que le llevó a la mayoría absoluta del 2000? Pues algo así, pero con mejores modos y más empatía con Catalunya. Sánchez tenía dos cartas. La primera la sacó ya el primer minuto: en 2017 Barcelona perdió la Agencia Europea del Medicamento por la inestabilidad en la que vivía, ahora la agencia Moody´s dice que la victoria de Salvador Illa aumenta la confianza en Catalunya y en España.
El nuevo ministro, Carlos Cuerpo, causó buena impresión y la economía tira. Pero un Gobierno que pierde dos votaciones parlamentarias en dos días no genera mucha confianza
La segunda es que la economía va razonablemente bien. Como explicó el nuevo ministro de Economía, Carlos Cuerpo, todo el mundo está subiendo la previsión de crecimiento del PIB al 2%, o más, que indicó el Gobierno, atacada hace poco por demasiado optimista. Además, se crea empleo y la Comisión de Bruselas avala que el déficit público bajará este año al 3% y al 2,5% el 2025. Y con un 2,5% de déficit habría superávit primario, antes del pago de intereses de la deuda. Relevante… si es verdad.
Cuerpo causó buena impresión. La de un economista solvente que sabe de lo que habla. Y respecto a la reducción de la jornada laboral fue claro: debería ser compatible con la competitividad de las empresas y por eso acordada en la negociación entre empresarios y trabajadores. Pero aquí empiezan los peros. ¿Está de acuerdo Yolanda Díaz? ¿Cuánto manda Cuerpo en el Gobierno? Su antecesora, Nadia Calviño, era vicepresidenta económica, función que ahora recae en María Jesús Montero, que compatibiliza la cartera de Hacienda con horas extras algunos domingos como “animadora” de Ferraz.
Hizo bien Sánchez en no repetir que la economía española va como una moto. O un cohete. El gobernador de Banco de España, Hernández de Cos, que acaba su mandato el 10 de junio, avaló que la economía tira, pero también señaló que hay grandes incertidumbres. No solo externas, sino también sobre la política económica interna: la carencia de presupuestos, el aumento de los costes laborales no salariales, el ajuste al que pueden obligar las normas fiscales europeas…
Pero aparte de lo subrayado por Hernández de Cos, es evidente que un Gobierno que el miércoles pierde una votación -por no consensuarlo ni con su socio de Gobierno- sobre la abolición de la prostitución, y que el jueves tiene que retirar -para que no le pase lo mismo- el proyecto de ley del suelo, no puede generar mucha confianza. ¿Habrá o no presupuestos de 2025? Esa puede ser la hora de la verdad.
El Cercle es plural y templado. Y el 'seny' ha debido ser cauto en la convulsa Catalunya de los últimos años. No obstante, Guardiola, lanzó tres mensajes principales. Uno, Catalunya no puede permitirse nuevas elecciones. ¿Todos los caminos pasan pues por Illa, como dijo Sánchez? Dos, pese a las amables palabras a Feijóo y a Sánchez (por orden de aparición en escena), la total falta de consenso entre los dos grandes partidos es una grave irresponsabilidad. Tres, el catastrofismo no es de recibo porque el PIB y el empleo -esencial para la paz social- van bien, pero el triunfalismo tampoco es admisible, porque hace años que en renta “per capita” (desde antes de Sánchez) retrocedemos respecto a Europa.
El 'seny' contra la inestabilidad catalana. E incluso la española.
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