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Joan Tapia

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Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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Moody's aplaude a Catalunya

España discute sobre cómo interpretar los resultados de las elecciones catalanas, pero la agencia de 'rating' dice que reducen los riesgos políticos y la confrontación

Moody's valora que los resultados del 12-M reducen los riesgos políticos para Catalunya y para España

La extrema derecha logra un acuerdo para formar gobierno con la centroderecha en los Países Bajos

Banderas de la Unión Europea.

Banderas de la Unión Europea.

Los resultados catalanes son claros. Salvador Illa -que encarna algo más que el PSC- ha ganado con el 28% de los votos frente al 21,7% de Puigdemont. Y, por primera vez desde 2012 (antes CDC era otra cosa), el independentismo ha perdido las elecciones. Nunca llegó al 50% del voto, pero ahora ha caído al 43,2% frente al 52,7% del no independentismo. Pero no aticemos esta fractura, lo que cuenta es que el independentismo tiene ahora solo 61 diputados (contando los 2 de Orriols) frente a 74 la pasada legislatura y los 68 que conforman la mayoría absoluta.

Discutir si el 'procés' ha muerto es absurdo porque nadie conoce el futuro. La realidad es que los partidos que lo impulsaron han perdido de forma bastante concluyente. Puigdemont exhibe que ha subido 3 escaños, de 32 a 35, pero ERC ha perdido 13 y la CUP, que se creía el indiscutible motor del futuro, ha bajado proporcionalmente más, pues se ha quedado con menos del 50% de escaños. Pasa de 9 a 4.

Vayamos a las consecuencias porque, como Illa lo ha explicitado en su campaña, Catalunya necesita un Gobierno transversal. No será fácil y se cocerá en verano. El Cercle d´Economía lo dice con timidez: “Es hora de una gobernabilidad transversal que permita repoblar el centro”. ¿Repoblar? ¿Pacto del PSC con Junts? ¿Con Puigdemont dentro? El Cercle se queda ahí porque es 'templado'. Y en Catalunya los templados tienen complejos.

Más directa y taxativa es la respetada agencia de 'rating' Moody´s: “Los resultados reducen los riesgos políticos tanto para Catalunya como para España (...) el declive de los partidos independentistas reduce el riesgo de confrontación entre el Gobierno central y el de Catalunya”. ¿Es así? Pedro Sánchez lo suscribirá, porque -ya en campaña europea- tenderá a acaparar todas las medallas. Y algunas -la del diálogo y los indultos- tiene. El PP duda porque hay quienes dicen -Cuca Gamarra- que Sánchez traicionará a Illa y dejará que Puigdemont sea presidente. A Génova le costó decidir el candidato y ahora -a las puertas de la campaña europea- vuelve sobre la amnistía…y poco más. Pero la realidad es que solo el PSC (nueve escaños) y el PPC (doce) han subido con fuerza en estas elecciones. Por algo será.

Lo seguro es que a Sánchez los resultados catalanes -hasta la discusión de los presupuestos del 2025- no le perjudican. A Feijóo, dependerá de la campaña que haga. El catastrofismo sobre el sanchismo, o la economía, puede no reportarle dividendos. Esta semana, la Comisión de Bruselas ha corregido al alza no solo su previsión (1,7%) de aumento del PIB español en 2024, sino la del propio Gobierno de Madrid, al elevarla al 2,1%. Con un déficit público contenido en el 3%. Aunque es cierto -dice que la economía va como un cohete- que Sánchez se pasa de nuevo cantidad.

Lo explica el documento del Cercle, al subrayar -ya lo hizo el año pasado- que nuestra renta per capita se aleja de la media europea. Aunque eso es una culpa colectiva. El empleo que requiere nuestro sistema productivo puede recurrir a la inmigración para compensar el descenso de la natalidad y la huida forzosa de universitarios cualificados. ¿Culpa del sistema educativo? ¿Falta de infraestructuras adecuadas? ¿Por qué muchas empresas requieren solo empleo poco cualificado? Este es otro artículo.

Ahora el foco pasa a las elecciones europeas. La extrema derecha sube, pero lo importante es si en Bruselas se mantendrá la tradicional alianza tácita entre populares y socialistas

Y las elecciones europeas se presentan complicadas. La extrema derecha sube. En Holanda, esta semana se ha acordado un pacto de gobierno entre la extrema derecha de Wilders y otros tres partidos, dos de derecha moderada. Y ha habido violencia contra candidatos socialdemócratas y verdes en el Este de Alemania. Y un intento de magnicidio de Robert Fico, el primer ministro de Eslovaquia. En España tenemos mucha polarización en la clase política, pero por ahora -toquemos madera- esta crispación no se traduce en violencia. Y en Catalunya estamos mejor que hace muy poco tiempo.

Pero el 9 de junio habrá que escrudiñar los resultados. Los de España: cómo quedarán PP y PSOE. Los importantes: cómo aguantará la alianza tácita y continua de populares y socialistas europeos (los que en España se matan verbalmente) el avance de las dos extremas derechas. La más radical de Le Pen y Wilders y la de Meloni, que lleva pegado a Vox y gobierna Italia. E Italia cuenta.

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