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ERC
Albert Soler

Albert Soler

Periodista

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Junqueras en Vila-Roja, o eso me contaron

Todavía no ha acabado del todo con lo que fue ERC ni ha liquidado íntegramente el 'procés', y ese hombre no es de los que se van sin terminar el trabajo

Junqueras presentará batalla para recuperar el control de ERC en otoño

Oriol Junqueras

Oriol Junqueras / BERNAT VILARÓ / ACN

Dice Junqueras que se va, pero solo para coger impulso, o sea que mejor apártense los que queden todavía en ERC, no sea que les caiga encima y tengamos una masacre. Hace unas semanas, el dirigente o exdirigente o futuro dirigente republicano, yo qué sé, estuvo en el barrio gerundense de Vila-Roja, que luce lleno de banderas españolas y hasta tiene una calle bautizada como “Avenida del 155”. Eso me han dicho quienes le vieron, y dudo que se confundieran, porque no hay en Catalunya nadie parecido a Junqueras. Era el día del entierro de un destacado miembro de ERC, así que la cosa cuadra, porque en Girona los funerales se celebran en Vila-Roja, ya sean los de personas físicas -ahí está el tanatorio-, ya sean los de las urnas que pretendían recoger votos para la independencia y terminaron bien muertas en el fondo de un barranco.

Isidro, el parroquiano del bar Cuéllar de la pierna ortopédica, lo reconoció desde un balcón y le saludó amablemente.

- ¿Qué, Junqueras? ¿Cómo va todo?- le gritó.

- Depende de qué- respondió el otro, como si fuera gallego.

Así quedó la conversación, con Isidro la mar de preocupado, a ver si el pobre Junqueras estará gravemente enfermo y ha venido a echar un vistazo al tanatorio y, de paso, preguntar si fabrican ataúdes a medida. O tal vez la visión de tanta rojigualda y el recuerdo del 155 le ha provocado un retortijón intestinal, como cuando fue a buscarlo la Guardia Civil. Nada de eso, tranquilicé a Isidro. En realidad, Junqueras se veía venir el batacazo que se iba a pegar ERC en las elecciones, de ahí su respuesta.

-¿Cómo va todo?

-Pues depende de qué. Si me pregunta por la salud, el amor y el dinero, todo bien, gracias a Dios. Si me pregunta por el futuro político de mi partido y del mío propio, fatal, lo que yo le diga.

Así tenía que haber ido la conversación, pero claro, no iba a ponerse a dar tantas explicaciones a un tipo que le saluda desde un balcón y que, encima, regula los movimientos de la pierna con una aplicación en el móvil. Solo hay alguien peor que aquél a quien le preguntas cómo le va la vida, y te lo cuenta. Es el que te responde “depende”, porque también te lo va a contar, pero al detalle. Junqueras es de esos pelmazos, Isidro tuvo suerte de estar en un tercer piso.

Aprovechando el vacío de poder -inmenso- que va a dejar Junqueras, podría postularme para presidente de ERC. Me afilié al partido hace más de 40 años para mojar con la secretaria, el sexo es la única razón noble por la que uno puede entrar en política. No hubo sexo y me desentendí del partido, ni siquiera llegué a pagar una sola cuota. Más de treinta años después, un líder republicano me susurró un “ya sabemos que eres de los nuestros” que me llegó al alma: no me dieron jamás de baja. Debo de ser el militante de ERC más antiguo de Catalunya, con lo que el puesto de presidente prácticamente me pertenece por derecho propio. Veremos cómo se lo toma Junqueras.

Según ha comentado, su intención es consultar a las bases cómo ha sido su trabajo en ERC, pero de tu a tu, sin cargo que le proteja, por eso dimite un poquito. Aconsejo a los militantes que quedan -yo mismo me voy a aplicar la advertencia- que no abran la puerta a nadie, en especial si el timbre suena a la hora de comer, que es cuando Junqueras hace las visitas.

-Buenas tardes. Vengo a que me digan qué les ha parecido mi labor al frente de ERC y… ¡Un momento! ¿Eso que huelo es 'escudella i carn d’olla'? ¡Vamos a la mesa!

No le abran, de todas formas regresará a la política. Todavía no ha acabado del todo con lo que fue ERC ni ha liquidado íntegramente el 'procés', y ese hombre no es de los que se van sin terminar el trabajo.

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