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Martí Saballs Pons

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Director de Información Económica de Prensa Ibérica.

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Hacia un Govern de geometría variable

Al no cumplirse una mayoría independentista en Catalunya, se han abierto varias ventanas que convergen, ahora mismo, en un solo punto: la gobernabilidad de España

Illa promete un mandato "sin bandos ni bloques" y sitúa como "primera opción" un Govern en solitario

Moody's valora que los resultados del 12-M reducen los riesgos políticos para Catalunya y para España

Salvador Illa. | DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS

Salvador Illa. | DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS / SARA GONZÁLEZ

Después de la resaca electoral ha empezado una nueva etapa de especulaciones sobre los pactos que pueden, o no, formar un nuevo Govern y nombrar al próximo president de la Generalitat. Como escribía la semana pasada, al no cumplirse una mayoría independentista, se han abierto varias ventanas que convergen, ahora mismo, en un solo punto: la gobernabilidad de España. 

¿Por qué? Los siete escaños de ERC y de Junts fueron necesarios para la investidura de Pedro Sánchez y volverán a ser decisivos, si el Gobierno de coalición formado por PSOE y Sumar quiere sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2025. De lo que ocurra las próximas semanas en las negociaciones catalanas, en medio de unas elecciones europeas, dependerá que la XV Legislatura de nuestra democracia, iniciada el 21 de noviembre de 2023, tenga una corta vida.

Carles Puigdemont, que insiste en querer presentarse a la investidura, ejercerá toda la presión y más para lograr su objetivo. En resumen: prometer el apoyo en Madrid a cambio de ser investido president. Por esa razón, alude a que ganar no es garantía de presidir. Para ello, Puigdemont debe obtener unos apoyos suficientes, de los que artitméticamente carece porque nadie juicioso contempla que le apoyen ERC y PP al mismo tiempo. Su sueño de que el PSC le otorgue tal favor pasa porque Pedro Sánchez obligue a Salvador Illa a hacerse el harakiri. Barcelona a cambio de Madrid. Si su desafío no se cumple, será Puigdemont quien deberá decidir si aguantar a Sánchez o comerse sus palabras. ¿Aceptará Puigdemont retirarse de la escena a cambio de dar vía libre a un Gobierno de Illa, apoyado por Junts, que garantice un mínimo programa de gestión? Es el objetivo, más o menos hecho público, de las principales asociaciones empresariales catalanas.

Si PSC y Junts no se ponen de acuerdo, la aritmética permite la reedición del tripartito de PSC con ERC y los Comuns. Esta opción empezaría con discrepancias respecto a temas claves en el desarrollo de infraestructuras, empezando por la necesaria ampliación del aeropuerto de El Prat. Por no hablar de la lejana aspiración de desarrollar el proyecto Hard Rock Café en Tarragona, que fue la guinda que precipitó el adelanto electoral.

Con el apoyo de investidura de Junts por un lado o de ERC+Comuns por el otro (tampoco es juicioso pensar que PP y Vox podrían apoyarlo), un Govern Illa nacería con una aparente debilidad que puede convertirse en fortaleza. Esto es: la capacidad de poder gestionar y sacar adelante proyectos de distinta índole aplicando la geometría variable, pactando desde el centro a izquierda o derecha. Por ejemplo, en política de apoyo a las empresas, el PSC en casi nada se diferencia con los objetivos de la mayoría de partidos. Mientras tanto, una señal: la agencia de calificación de deuda Moody’s ha valorado positivamente los resultados electorales, que reducen el «riesgo político» en España. Sánchez debe estar satisfecho.

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