Opinión |
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Pilar Rahola

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Periodista y escritora

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Todo sigue abierto

Se abren cuatro escenarios para que Illa o Puigdemont sean president, que son difíciles ya la vez posibles, certificando la enorme complejidad de la realidad catalana

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Salvador Illa, candidato del PSC, gana las elecciones en Catalunya

Salvador Illa, candidato del PSC, gana las elecciones en Catalunya / Manu Mitru

Illa gana, Puigdemont resiste, Aragonès se hunde: este es el titular primario de la noche electoral que, pese a clarificar la situación, deja todas las puertas abiertas. De entrada, parece obvio que Salvador Illa es quien tiene opciones de ser president, no en vano ha superado los tres objetivos que tenía fijados: ganar en votos y escaños; romper la mayoría soberanista y reforzar la presidencia de Sánchez. Pero, a pesar del triunfo indiscutible, no está claro que logre el cuarto objetivo: ser investido president. Es aquí donde se abren cuatro escenarios que son difíciles ya la vez posibles, certificando la enorme complejidad de la realidad catalana.

Primer escenario: Illa president con mayoría absoluta. Descartado el acuerdo con Junts y las opciones surrealistas que implicarían aritméticas con Vox y PP, la única opción para conseguir este propósito es la reedición del tripartito. Pero esta opción no parece asumible por una Esquerra que ha sufrido un auténtico descalabro electoral en todo el territorio, el último después de los fracasos de las contiendas electorales anteriores, y ha arrastrado con ellos la caída del independentismo. Las sumas y restas son, en este sentido, inequívocas: los dos millones de votantes independentistas de 2017 se han reducido a 1,2 millones, pero una parte sustancial no ha cambiado de proyecto, sino que ha dejado de creer en los partidos que lo representan. Y en cuanto a los tres partidos, Junts es el único que se salva: hace tres años tenía 32 diputados y ahora tiene 35. ERC y CUP hace tres años sumaban 42 y ahora suman 24. Es decir, en las elecciones donde todo el independentismo ha descendido, la única opción que ha subido es la liderada por Puigdemont. Estos datos hacen muy difícil que ERC pueda reeditar a un tripartito que podría significar su muerte política.

Segundo escenario: Illa president con mayoría relativa. Es decir, acuerdo con Comuns y abstención de ERC. Esta opción tiene más posibilidades que la primera, porque no implica tal desgaste para los republicanos y les permite mantener poder. Sin embargo, sigue siendo una opción errónea si quiere recuperar la confianza de su electorado natural que, invariablemente, desde hace tres elecciones, no le compra la estrategia. En cualquier caso, parece la alianza más factible para Illa.

Tercer escenario: Puigdemont president con acuerdo con ERC y abstención de Illa. Es una de las opciones que obligarían a más filigranas entre las partes, dadas las heridas que acumulan ambas formaciones, pero también sería el escenario que podría detener la sangría de ERC y remontar la unidad estratégica, lo que permite imaginar un resurgimiento de la confianza entre las filas independentistas. Es cierto que se trataría de una mayoría precaria, pero más sólida que la mayoría precaria que conseguiría Illa con el acuerdo con Comuns. En cualquier caso, parece que tanto Illa como Puigdemont han dado los pasos pertinentes para hablar con ERC. Sin embargo, esta opción debería pasar otro trance, el necesario acuerdo con Sánchez para lograr la abstención del PSC. No parece imposible, ni improbable, dados los equilibrios que debe hacer para mantenerse en la Moncloa.

Por último, el cuarto escenario: la segunda vuelta electoral, una opción en la lejanía, pero nada descartable. También aquí la clave la tiene ERC, pero no parece un escenario cómodo para un Junqueras que debería ser el candidato, ahora que Aragonès se ha convertido en el chivo expiatorio del bajón republicano. Una segunda vuelta no modificaría los malos resultado de ERC, y ahora sería Junqueras el que se quemaría en la hoguera. A Puigdemont, en cambio, la segunda vuelta le resultaría muy cómoda, primero porque está en remontada, y segundo porque podría combatir electoralmente en situación de igualdad, dado que ya habrá vuelto a Catalunya.

Dicho y hecho, todos los escenarios pasan por ERC, el partido que ha sufrido la peor caída electoral y que, pese a estar en todas las quinielas posibles, ninguna de las opciones le resulta óptima para sus intereses. La opción Puigdemont es la más estratégica para recuperar posiciones, pero le obliga a cambiar el relato de los últimos años; y la opción Illa es la más táctica para mantener poder, pero ampliará la sangría de sus votantes. De alguna manera, pues, está en el mejor sitio posible con las peores condiciones.

 Sea como sea, ha llegado la hora de la política y queda mucha partida por jugar.