Opinión |
Animal político
Pilar Rahola

Pilar Rahola

Periodista y escritora

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Trump en Iwo Jima

No llegará solo como candidato a la presidencia, sino como miembro de la lista heroica de presidentes que han sufrido atentados, cuatro de ellos asesinados

Trump levanta el puño tras el intento de magnicidio.

Trump levanta el puño tras el intento de magnicidio. / IDOYA NOAIN

Si bien puede resultar difícil para todos aquellos que consideran Trump una reencarnación del demonio (y aquí abundan), merecería la pena hacer una abstracción de su componente ideológico y analizar la extraordinaria intuición política que demuestra el personaje. Hace falta mucha sangre fría y un agudo sentido de la oportunidad para saber reaccionar con instinto histórico cuando una bala acaba de zumbar junto a tu cabeza.

Toda la secuencia que ha quedado inmortalizada en la foto icónica de Evan Vucci para Associated Press denota una personalidad férrea capaz de ir más allá del terror ante la muerte próxima y convertir ese terror en furia. Vista con distancia, la reacción de Trump puede parecer fácil o normal, pero no lo fue en absoluto. En aquel momento desconcertante, en cuestiones de segundos, después de driblar una bala segura, rodeado por el servicio secreto, fue capaz de parar el instante dramático y, puño en alto, gritó “fight, fight, fight”, convertido en una especie de líder de la libertad.

El simbolismo es tan brutal que consiguió una conexión inmediata con otros momentos icónicos. El primero, el más evidente: la famosa foto de Joe Rosenthal del 23 de febrero de 1945, cuando después de días de combates feroces, seis marines norteamericanos levantaron la bandera de las barras y estrellas en el monte Suribachi, la cumbre más elevada de la isla de Iwo Jima. En aquella batalla histórica murieron más de 6.000 norteamericanos y 20.000 japoneses, y la cifra de heridos se elevó a decenas de miles, pero la foto de Rosenthal consiguió crear una imparable moral de victoria. Y si bien ninguna circunstancia actual puede ser equiparable a aquel momento de la segunda guerra mundial, es evidente que la foto de Vucci con Trump levantando el puño rodeado de agentes de los servicios secretos crea un paralelismo de enorme carga emotiva: foto icónica sobre foto icónica. Y con ella, todo lo que representa: resistencia, determinación, coraje, victoria, patriotismo... Y todo a cuatro pasos del Mount Rushmore National Memorial, donde se levantan las gigantescas estatuas de los cuatro grandes presidentes norteamericanos, desde Washington hasta Lincoln, tallados en piedra sobre las montañas de Black Hills.

Pero si la conexión entre las dos instantáneas icónicas es de una fuerza simbólica extraordinaria, no lo es menos ese “fight, fight, fight” que grita Trump despeinado, con sangre en la cara, casi sin voz, pero levantado más allá de las inquietantes circunstancias del momento. También aquí se hace una conexión histórica inmediata, la del famoso discurso de Churchill en la Cámara de los Comunes el 4 de junio de 1940, cuando, en uno de los momentos más trágicos para la Gran Bretaña, gritó: lucharemos, lucharemos, lucharemos. “Lucharemos en las playas, lucharemos en las pistas de aterrizaje, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas, nunca nos rendiremos”. Obviamente, la comparación entre las circunstancias y los líderes no es pertinente, pero no importan las enormes diferencias entre el Churchill de 1940 y el Trump de 2024, porque el hecho es que el resorte emotivo de los ciudadanos se activa inmediatamente. Trump fue capaz, en pocos segundos, de saber conectar con dos recuerdos fijados en la historia colectiva, y en ambos casos con un mensaje que, para la política, es puro diamante: resistencia, patriotismo, libertad.

Y todo a 24 horas del inicio de la convención nacional republicana que se celebra en Milwaukee, donde será nominado. No llegará solo como candidato a la presidencia, sino como miembro de la lista heroica de presidentes que han sufrido atentados, cuatro de ellos asesinados. Y lo hará revestido de la fortaleza mostrada en el momento del atentado, que agudiza todavía más la imagen de debilidad de su rival Biden. Pueden tener edades parecidas, pero Trump parece imbatible y Biden ya parece abatido.

Después podremos criticar sus políticas, las suyas, su talante y etcétera, pero más allá del debate ideológico, es un hecho que Trump es un auténtico animal político. Biden no perderá por su debilidad física, a pesar de que la pataleta de mantenerse en la campaña, a pesar de sus evidentes dificultades le restan todavía más opciones. Perderá porque, además de demostrar una mejor fortaleza física, Trump es mucho más fuerte políticamente. Y en tiempo de incertidumbre, la resistencia es un valor preciado.