Opinión | La Hoguera
Escritor y periodista
Juan Soto Ivars
Escritor y periodista
La compasión por el incel
Siempre que leo a una chica jovencísima que tuitea que todos los hombres son basura, yo me pregunto qué infierno habrá tenido en su casa, qué padre negligente, qué hermanos insaciables
Gala Hernández, una española, se llevó el premio César por su corto documental 'La mecánica de los fluidos'. Le han dado otros premios por todas partes y no es raro, porque su documental, producido en Francia, es brillante e inaudito. Hernández se aproxima a los incel, esos “célibes involuntarios” que habitualmente se nos presentan en los medios desde un prisma feminista como el enemigo, el demonio. Delfines de un patriarcado que pugna por imponerse vengativo tras los avances del género y a los que yo siempre he visto, por cierto, como víctimas furiosas de la incomprensión que han convertido en ideología política su pobreza sexual. Son les miserables del capitalismo del amor. Los pringados del colegio, que ahora hacen piña en foros de internet.
El documental está disponible en Filmin. Lo recomiendo. A Gala Hernández se le nota en la forma de mirar, además de la sensibilidad y el talento, el mimbre de la casa en la que se ha criado. Su madre, Lola López Mondéjar, es una escritora fabulosa y además terapeuta psicoanalítica. Y es precisamente la óptica del psicoanálisis la que la autora aplica a ese grupo social de jovencitos furibundos que habitualmente se nos vende desde la ciega y tozuda visión política o sociológica.
El documental arranca con la nota de suicidio que un incel deja en un hilo de Reddit, desapareciendo a continuación. Es un texto donde culpa a la sociedad por estar solo y no tener amor de ninguna clase: un grito desesperado, nada desprovisto de odio, que Gala Hernández abraza con dulzura y compasión puesto que ella misma se siente sola cuando lo lee. Este mensaje se convierte en el detonante de una búsqueda por las redes no sólo del autor del post, sino de los mecanismos psíquicos y sociales que llevan a algunos jóvenes occidentales como ese a convertir el desprecio por las mujeres que les desprecian en una forma de validación social.
Siempre que leo a una chica jovencísima que tuitea que todos los hombres son basura, yo me pregunto qué infierno habrá tenido en su casa, qué padre negligente, qué hermanos insaciables. Consideramos enemigos a quienes se presentan así, sin darnos cuenta de que las palabras políticamente más violentas pueden ser el resumen burdo de oscuros dolores, sutiles e indescifrables. En este sentido, mirando al malévolo incel, Gala hace la pregunta mágica, humana, tan infrecuente en tiempos de verdades precocinadas: pero ¿qué te pasa?
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