Entrevista

Cesc Casadesús deja la dirección del Grec tras 8 años: "Si queremos un festival con peso internacional hay que cambiar la dinámica"

El director artístico del Festival de Verano de Barcelona cierra una etapa y abre un nuevo capítulo en el Lliure, donde pondrá sus conocimientos a disposición del proyecto de Julio Manrique

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Cesc Casadesús, director del Festival Grec las últimas 8 ediciones.

Cesc Casadesús, director del Festival Grec las últimas 8 ediciones. / MANU MITRU

Marta Cervera

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Este domingo 4 de agosto terminan todas la actividad del Festival Grec. Las obras teatrales que continuaban en cartel en diversos teatros acaban y con ellas Cesc Casadesús (L'Esquirol, Osona, 1964) se despide tras ocho años al frente de la cita. Muchos artistas y espectadores le han agradecido su labor estos días. Su resolución, ganas y valentía han abierto el Grec a propuestas muy diferentes. Incluso en los momentos más difíciles, como el año de la pandemia. Y eso, no se olvida. La próxima temporada empieza una nueva etapa dentro del equipo que lidera Julio Manrique en el Teatre Lliure.

En cuanto a cifras, este año ha sido el summun: 80% de ocupación. ¿Cómo lo valora?

Las cifras son muy buenas pero me gusta pensar más en el lado artístico. Solo comparo las cifras de mi etapa porque no me parece correcto hacerlo con la de anteriores directores del festival. Es difícil de hacer porque cada modelo era diferente. Algunos tenían muchas actividades gratuitas en la calle.

¿A qué se debe?

Una parte tiene que ver con conocer la maquinaria interna del festival. A medida que conoces mejor los mecanismos, sabes cómo encajar las cosas y cuántos días de ensayo necesitas y cuántos de función. Este año hemos tenido 16.000 espectadores más, la mitad de ellos en cuatro actuaciones en el Teatre Grec más que el año pasado. Y una de las cosas que hemos tenido en cuenta son los conciertos en el Estadi Olímpic y el Sant Jordi, que no coincidieran en Montjuïc con nuestra programación.

Barcelona 26/06/2024 Icult. Concierto inaugural de SIlvia Perez Cruz en el Festival Grec.    AUTOR: JORDI OTIX

Concierto inaugural de Sílvia Perez Cruz en el Festival Grec 2024 / JORDI OTIX

Parece que hay mayor interés en acudir a espectáculos en vivo.

Hay una corriente en este sentido. Adetca no ha presentado aún sus cifras, pero creo que la asistencia a espectáculos de artes escénicas en Barcelona ha sido muy positiva, especialmente a partir de enero. El aumento de público no es solo mérito del Grec sino de todo el sector. El teatro ha hecho un buen trabajo y eso se refleja en un aumento de espectadores global.

¿El público arriesga más ahora que antes cuando va a ver un espectáculo?

He trabajado para que así sea. Desde el punto de vista personal, si miro las primeras programaciones que hice es cierto que hay cosas que he hecho este año que nunca me hubiera atrevido a hacer cuando empecé al frente del Grec: cosas arriesgadas, apuestas de coproducción, apuestas singulares... El trabajo del programador no siempre consiste en convocar a más público, sino traer más propuestas y de mayor calidad manteniendo una cifra equilibrada, aunque este año ha sido más alta. Lo interesante es ver como poco a poco logras hacer una programación más estimulante para el público.

¿Me pone un ejemplo?

Hace cinco años no me hubiera atrevido con 'The second woman', una aventura de 24 horas de teatro que ha funcionado muy bien. No sé si he arriesgado más o no, pero desde luego he apostado por proyectos singulares. En la zona de Montjuïc tenía objetivos diversos. Uno era llevar el talento local al Teatre Grec. Y se ha conseguido. El otro era atraer a más público al teatro internacional. En la Sala Fabià Puigserver se ha logrado contando, además, con más mujeres directoras. Y la asistencia ha pasado del 70% al 90%. Es decir, hemos despertado un mayor interés por el teatro internacional.

¿Ha habido alguna sorpresa?

Solo la lluvia que obligó a retrasar la primera función de La Veronal en el Grec. El resto de los días todo funcionó, al margen de pequeñas incidencias, cosas que nadie puede prever, como la afonía de Nina en la despedida de Dagoll Dagom, o el accidente de coche que impidió a Kiki Morente llegar al aeropuerto a tiempo para coger el avión y actuar en el concierto de 'Barcelona mestissa'. O las funciones que hubo que suspender de 'Tots Ocells' porque operaron a Clara Segura.

¿Se podría mantener el Teatre Grec abierto en agosto?

Nosotros como equipo no resistiríamos una semana más. El Grec es un festival muy intenso, son muchas noches y el desgaste es muy grande para la organización. El equilibrio con los vecinos tampoco es fácil, aguantar un mes más sería complicado. Y al promotor privado que lo intentó hace unos años no le acabó de funcionar. Es difícil que salgan los números. Es cierto que en las primeras ediciones el Festival Grec se alargaba hasta septiembre, pero entonces un montaje estaba más tiempo en el Grec y no había tanta oferta en la ciudad.

¿Cuánta gente hay en el equipo del Grec?

Cinco personas y yo. Me arropan el asistente de programación, la que lleva los contratos, la de que lleva la coordinación de producción, la de ticketing y público y la secretaria. Unos meses antes de empezar el festival se suman equipos del ICUB de diferentes áreas y empresas externas. En Aviñón tienen a 700 personas trabajando en el festival. Ellos contratan con el régimen de 'intermitente del espectáculo'. Aquí el ayuntamiento no puede hacer contratos fijos.

¿Alguna recomendación para Leticia Martín Ruiz, la directora entrante?

Ella ha estado durante todo el festival y ha tomado notas. Le he pasado contactos, presentado a gente y transmitido todo lo que he aprendido durante tres meses. Le he hecho muchas recomendaciones, pero la principal es que no me tiene que copiar. No es bueno comparar proyectos artísticos. Ella debe de hacer su propio festival. Con ella se inicia una nueva etapa. Que mantenga lo que le gusta del Grec actual y que cambie lo que no. Será divertido para mí ver qué camino toma.

Ha hecho una apuesta por el talento local. ¿Qué más se podría hacer para apoyarlo?

Como país hay unas estructuras de apoyo a la creación muy correctas, pero es evidente que a menudo faltan recursos. A parte de ofrecer espacios de ensayo y estrenos, el tejido debería ser más rico. Los festivales que hay en Catalunya y los teatros tienen pocos recursos. Muchas veces se hace todo con más voluntad que con recursos económicos. Hay una falta de acompañamiento. Deberíamos poder trabajar más a nivel territorial. Por ejemplo, sería interesante tener una pequeña oficina para llevar a estos artistas con la marca Grec a otros sitios. Necesitamos algo más estructurado, con apoyo tal vez del Institut Ramon Llull o de otra institución. En comparación con otros países somos débiles en este sentido porque no tenemos oficinas de difusión artística como la francesa Onda, por ejemplo, o como el Goethe Institut alemán.

Eso ayudaría a dar difusión internacional pero, internamente, ¿cuál es el reto?

A nivel de Catalunya ojalá hubiera una red más espesa de festivales que pudieran arriesgar más. Las programaciones de los teatros municipales son sota, caballo, rey. Poder articular una programación un poco más contemporánea en toda Catalunya ayudaría. Es algo que habíamos tenido. Ahora empiezan a verse algunos destellos, festivales de música interesantes más que de artes escénicas. Todo eso necesita apoyo porque dependen más de la voluntad que de otra cosa. Pienso en el Sismògraf de Olot y el festival Això al poble no li agradarà. Debería haber un circuito para la creación contemporánea a nivel de Catalunya. Y también hace falta en España, porque el PP se ha cargado lo que se hacía en Madrid, València y Burgos.

Internacionalmente, el Grec se ha posicionado como nunca. ¿Era el objetivo?

No lo era pero supongo que va con mi manera de ser. Lo he necesitado para dar apoyo a los artistas. No me he conformado con traer a los creadores de moda. Me gusta reinventarme en cada edición, descubrir, buscar, no acomodarme. He tenido que rascar mucho para hallar cosas interesantes y esto ha generado complicidades muy chulas que han resultado beneficiosas para los artistas de Barcelona.

¿En este último Grec ha habido más coproducciones internacionales?

No. Las he dejado de hacer. Entre la falta de recursos económicos y las dificultades administrativas he preferido no hacerlas. Políticamente, habrá que decidir qué modelo de festival queremos. Si queremos un festival con peso internacional hay que cambiar la dinámica.

Pero en muchas propuestas el Grec figuraba como coproductor.

Eso es fruto de las complicidades que hemos ido tejiendo a lo largo de los años. Pero es como jugar en Primera División con presupuesto de Tercera fruto de la generosidad de ciertos festivales con los que compartimos costes sin entrar a coproducir. Aviñón entra con un presupuesto de entre 100.000 y 150.000 euros. Nosotros, si ponemos 10.000 o 15.000 euros ya es mucho.

¿Cuál ha sido su mejor momento en estas ocho ediciones del Grec?

Son muchos porque he vivido un carrusel de emociones. Empezando por hacer el festival el año de la pandemia y acabando con Baró d'Evel, que inauguró aquella edición y ha despedido esta en el Teatre Grec.

¿Y el más crítico?

En 2020, cuando estuvimos a punto de decir no al festival debido a la pandemia. Yo estaba en casa, no tenía ordenador y monté todo el festival desde casa con un móvil con la pantalla agrietada. Hice varios planes con todos los protocolos de seguridad necesarios antes de lograr el apoyo de Sanidad. Tenía muchos grupos de Whatsapp y de Zoom. Uno con los festivales de música de Barcelona; otro con festivales nacionales de teatro; y otro con directores de festivales europeos. España se adelantó al resto de Europa a la hora de recuperar la actividad escénica.

A partir de la temporada próxima se suma al equipo de Julio Manrique, director del Lliure. ¿Su misión?

Aportaré lo que pueda y estaré al servicio de un proyecto artístico que no es mío. Se trata de una experiencia diferente, lo viviré todo desde otro ángulo y podré bajar el ritmo porque hay muchos menos estrenos que en el Grec. Siempre he intentado aprender con lo que hago. De momento no tengo ganas de retirarme.