Crítica

Una 'Barcelona mestissa' con más futuro que nostalgia en el Grec

Un elenco de artistas como Alizzz con Maria Arnal, el Niño de Elche, Macaco, Queralt Lahoz, Nakany Kante y Anna Ferrer desplegó una vibrante reivindicación del cruce cultural barcelonés fundiendo ingredientes del flamenco, la rumba, el son, el jazz, la electrónica y el rap

Macaco y Muchacho en el concierto 'Barcelona Mestissa' en el Teatre Grec

Macaco y Muchacho en el concierto 'Barcelona Mestissa' en el Teatre Grec / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

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La idea de Barcelona como imán y cruce de culturas, que no solo mira al pasado y que sigue fundiendo tradiciones y lenguajes musicales con la vista puesta en lo que vendrá, envolvió el audaz espectáculo que se desplegó este lunes en el Teatre Grec, coproducción con TRESC en complicidad con el Taller de Músics. Un buen meneo de ritmos y tonadas, cantes y quejidos, palos tradicionales, ‘beats’ electrónicos y fraseos de rap, todo ello servido por voces carismáticas y una decena de músicos encabezados por la directora musical Cristina López. 

Barcelona mestissa’, así titulado sin rodeos, deslizó ese mensaje de apertura de miras y amplios horizontes geográficos. Ahí estuvo la menorquina Anna Ferrer, con su exquisita glosa mediterránea, sustentada en una telaraña de piano, y la popular ‘Vídua sou’, con palmas y pandero cuadrado, dando paso al senegalés Momi Maiga, as de la kora, el arpa del África occidental, en su tema ‘Mansani’, surgido del roce de la textura subsahariana con el eco flamenco.

Rumba con ‘autotune’

La rumba no podía faltar, si bien apareció transformada, con láminas de electrónica y ‘autotune’, en intimidad con la guitarra flamenca, el violín, el cello, la trompeta ‘jazzie’, en la ‘Rumba de Barcelona’, de Gato Pérez. Era también pertinente integrar a algún exponente de aquel ‘sonido Barcelona’ de dos décadas atrás, y ahí estuvo Dani Macaco con ‘La república de la tramuntana’ (con un mensaje a favor de Open Arms) y, reforzándolo, la docta guitarra de Muchacho (La Troba Kung-Fú, etcétera) en ‘Con la mano levantá’. 

Los acentos urbanos marcaron territorio con la imponente Queralt Lahoz, que imprimió carácter en ‘De la cueva a los olivos’, con ese talante de son cubano, y en el subidón techno de ‘No me salves’. Y en los rapeados en armonía del dúo Las Ninyas del Corro (‘Las meninas’: “en Barna, heredas o te las apañas”, “ya no piso el centro, solo hay guiris oliendo a sobaco”). El Niño de Elche cantó (en catalán) ‘La farruca de Juli Vallmitjana’, tema originario de 1916 de ese escritor estudioso de la cultura gitana (y autor del primer diccionario catalán-caló). 

Queralt Lahoz en el concierto 'Barcelona Mestissa' en el Teatre Grec

Queralt Lahoz en el concierto 'Barcelona Mestissa' en el Teatre Grec / FERRAN SENDRA

Otra escena con vistas al sur la trajo Nakany Kanté, cantante de la República de Guinea afincada en Catalunya, con una refrescante (y peleona) ‘Egalité’. De ahí, al ‘Despertar’ de Alizzz, a dúo con una Maria Arnal, compartiendo ambos una convulsa historia de amor, esta vez con inéditos arreglos de cuerda. De ahí a la escena colectiva final, abierta a la improvisación. Clímax de un espectáculo que ayudó a poner al día el imaginario de esa Barcelona centrifugadora de culturas y músicas. Y no deja de ser simbólico que el escenario fuera el del Teatre Grec, tan cerca de aquella ladera de Montjuïc donde, en otro tiempo, se amontonaron algunos de los hijos de la migración, acaso incubando los mestizajes del futuro.

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