Maduro militariza las calles y Venezuela cierra la puerta a la pacificación del conflicto tras las elecciones

La crisis política venezolana se desarrolla con signos de previsibilidad inquietantes: las ciudades se militarizan con un toque de queda fáctico después de las expresiones de rechazo a la proclamación oficial de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones. Mientras, la oposición asegura lo contrario y esgrime las copias de las actas como prueba de un triunfo "abrumador" de Edmundo González Urrutia. Gustavo Petro, el primer presidente de izquierdas en la historia colombiana, quien, desde su asunción, en 2022, intentó sin suerte mediar en el conflicto interno venezolano, exigió, a 72 horas del único parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) que le asignó a Maduro la victoria, que el Palacio de Miraflores dé un paso audaz para que la situación política no empeore. "Las graves dudas que se establecen alrededor del proceso electoral venezolano pueden llevar a su pueblo a una profunda polarización violenta con graves consecuencias de división permanente".

Petro formuló una recomendación que no es muy diferente a las conclusiones a las que llegaron el martes Joe Biden y Luiz Inacio Lula da Silva durante su conversación telefónica. "Invito al Gobierno venezolano a permitir que las elecciones terminen en paz permitiendo un escrutinio transparente con conteo de votos, actas y con veeduría de todas las fuerzas políticas de su país y veeduría internacional profesional". Al mismo tiempo se permitió otras advertencias. Pidió "detener las violencias que lleven a la muerte hasta que termine el escrutinio". Los incidentes que tuvieron lugar tras las elecciones han provocado hasta el momento 11 decesos. Dos de las víctimas son menores. Fueron arrestadas 749 personas, de acuerdo con la propia fiscalía general. La misión de la ONU para Venezuela detectó una "reactivación acelerada de la maquinaria represiva que nunca fue desmantelada". Maduro intenta hacer valer el peso del Estado, a través de las fuerzas de seguridad e invoca el fantasma de la "guerra civil". También dijo que recurrirá nuevamente a movilizaciones para "ganar la calle". Petro sugirió otra alternativa que, por estas horas, tiene la forma de la cuadratura de un círculo. "Proponemos respetuosamente llegar a un acuerdo entre Gobierno y oposición que permita el respeto máximo a la fuerza que haya perdido las elecciones. Dicho acuerdo puede ser entregado como una Declaración Unilateral de Estado al consejo de seguridad de las Naciones Unidas".

El papel de Estados Unidos

Ante la posibilidad de que Estados Unidos responda a la crisis con nuevas sanciones económicas, el presidente colombiano solicitó también a Washington "suspender los bloqueos y las decisiones en contra de ciudadanos venezolanos" que solo generan "más hambre y más violencia de las que ya hay y promueven el éxodo masivo de los pueblos". El conflicto venezolano es, en cierto sentido, global. "La emigración a Estados Unidos desde Latinoamérica disminuirá sustancialmente si se levantan los bloqueos". La situación actual del mundo, "donde se rompe el derecho internacional, asesinando niños con impunidad total y donde pueblos hermanos se enfrentan con las armas ante designios de poderes oscuros que gravitan alrededor de la codicia y no piensan en la vida de la humanidad, puede hacer del Caribe un fogón de la violencia y de la inestabilidad enfrentando potencias extranjeras ajenas a nuestra historia y nuestro territorio". Por último, Petro consideró que Maduro "tiene hoy una gran responsabilidad, recordar el espíritu de (Hugo) Chávez, y permitir que el pueblo venezolano regrese a la tranquilidad mientras terminan las elecciones en calma y se acepta el resultado transparente cualquiera que haya sido".

Respuesta al Centro Carter

El Centro Carter, que ha participado de numerosos comicios en Venezuela, cuya observación de la reciente contienda fue en principio celebrado por el Gobierno, emitió en la noche caraqueña una declaración lapidaria. "El proceso electoral de Venezuela en 2024 no ha alcanzado los estándares internacionales de integridad electoral en ninguna de sus etapas relevantes y ha infringido numerosos preceptos de la propia legislación nacional". Los comicios se desarrollaron "en un ambiente de libertades restringidas en detrimento de actores políticos, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación". A lo largo del proceso electoral, "las autoridades del CNE mostraron parcialidad a favor del oficialismo y en contra de las candidaturas de la oposición". Pese a estas asimetrías, la ciudadanía "se movilizó masiva y pacíficamente el 28 de julio para expresar sus preferencias". La jornada de votación "transcurrió de una manera cívica". Los esfuerzos de la sociedad "fueron desmerecidos por la ausencia de transparencia del CNE en la difusión de los resultados".

Maduro respondió al Centro Carter con la presentacíón de un rcurso de amparo ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, históricamente favorable al Gobierno. "Estoy dispuesto a ser convocado, interrogado (...) investigado por la Sala Electoral como candidato presidencial ganador de las elecciones del domingo y como jefe de Estado". Sugirió que el CNE presentará todas actas sin especificar cuándo eso sucedería.

Tiempos de mayor dureza

El jefe de Gobierno de España, Pedro Sánchez expresó su "preocupación" por "los acontecimientos", subrayó que es "es imperativa" la transparencia en el recuento de las actas electorales y exhortó a preservar la "calma", el "civismo" como "la garantía de los derechos fundamentales de todos los venezolanos y venezolanas". La expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, pidió al CNE "total transparencia". Los últimos mensajes de Maduro no apuntan necesariamente en esa dirección. Para el Gobierno, la fuerza es la única garantía de evitar el intento de un "golpe de Estado" que tiene el patrocinio del narcotráfico colombiano, la Casa Blanca y, además, Elon Musk: "ahora resulta que a él le dio la obsesión de tomar Venezuela y de gobernarla desde afuera y es responsable en buena parte de los ataques y agresiones". Las barricadas y las estatuas derribadas, las marchas y los gritos que piden "que se vaya", incluso en barriadas populares, no habrían tenido tal magnitud sin el papel que desempeña la red X. La oposición cree, sin embargo, que es Maduro el que da un "autogolpe".

Maduro ordenó el desplazamiento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y la policía por las zonas más calientes de Caracas y otras urbes. La vigilancia del adversario promete ser total. "Vamos a abrir una ventana especial de la página VenUp para toda la población venezolana, para que ahí de manera confidencial me pongan los datos de todos los delincuentes que han amenazado al pueblo, que han atacado al pueblo, para ir por ellos, para que haya justicia pronta".

Fragmentación

El mandatario aseguró que su lucha tiene un linaje: el antifascismo e, incluso, la República española. Semejantes credenciales históricas colisionan con el presente. América Latina, por lo pronto, se ha dividido. Una parte, encabezada por la Argentina del ultraderechista, Javier Milei, propone una resolución drástica del conflicto que solo contempla la caída de Maduro. La otra, liderada por Brasil, México y Colombia, intenta una mediación que asoma actualmente como imposible.

En este contexto, y cuando en los barrios y en las calles venezolanas está latente una explosión, el presidente recibió con beneplácito las "sinceras felicitaciones" del secretario General electo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Haitham Al Ghais. "Un reconocimiento a la sagrada voluntad del pueblo venezolano, expresado mediante el sufragio".  Maduro prometió seguir "afianzando el trabajo conjunto para avanzar hacia la estabilidad energética, en beneficio de los pueblos".

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